Entretenimiento

Para donde va esto?

Lo del título se ha dicho demasiadas veces y ya nadie se impresiona porque es imposible saber hacia dónde quiere el Poder Dictatorial enrumbar a Venezuela. Hay muchas hipótesis circulando que resultan tan absurdas que es difícil darles credibilidad. Y en medio de todo ello, a los que como yo y como muchos hemos visto algunas personas valiosas sumarse a esa confusión y comprometer con ello su mundo ético, lo que más afecta es ver en ellos la renuencia a percibir el poco sentido de toda la experiencia. Si uno se pone sentimental, y a mi edad es fácil serlo, llega a lamentarse de un modo en que casi se va el alma, de que las cosas hayan sido lo que han sido durante estos quince y sobre todo los últimos diez años. Porque para mí diez años es demasiado tiempo.

He visto irse a demasiadas personas cercanas, y no me gusta, no me puede gustar, que ya no estén y todavía la insensatez no haya quedado en evidencia.

Comenté una vez aquí que alguien me dijo hace unos seis años que Venezuela aún no había tocado fondo… frase que oí con la más íntima irritación, hasta el punto de que todavía hoy me molesta.

Porque hacía tiempo que yo había tocado fondo y conmigo muchas, muchísimas personas. Y después de todo Venezuela, así, vista como si fuese una persona, no es más que una abstracción. Me pregunto si los que están presos injustamente, ya muchos, tampoco han tocado fondo. O los que han sufrido las consecuencias de una criminalidad impune, los que han visto desmoronarse sus empresas, los que han perdido toda fe en el país en el que nacieron, los millones de jóvenes que se enfrentan a una realidad sin futuro, que todos esos, no han tocado fondo. ¡Por Dios! ¿Qué quiere decir eso? ¿Que en Venezuela no se ha sufrido lo suficiente? Claro, visto desde la perspectiva de las guerras, los refugiados, los que sufren hambre y privaciones, sus casas y propiedades arrasadas por la violencia bélica están mucho peor que el venezolano promedio. Pero si bien eso es cierto, no puede negarse que en este país hay una sensación de frustración por todas partes… menos entre adictos al Régimen.

II
Pero enfoquémonos ahora en nuestro espacio de arquitectos. ¿Cuál es el saldo de estos larguísimos quince años? Ha seguido relativamente vigorosa cierta arquitectura doméstica de alto costo, la arquitectura y el diseño interior corporativos incluyendo la continua remodelación, renovación y adquisición de oficinas para un sector público siempre en crecimiento. También la arquitectura de viviendas de nivel económico alto y hasta hace poco la de Centros Comerciales dirigidos a los niveles de consumo que nutre el excedente petrolero.

Pero en cuanto a la arquitectura institucional pública el panorama es desolador. Sabemos que lo poco que se hace de nueva planta en arquitectura institucional está en manos de un grupito de elegidos. Y la arquitectura de la vivienda, a cargo de contratistas que repiten proyectos tipo, muchos extranjeros, que han regado por el país agrupaciones que son simples amontonamientos de unidades sin ninguna calificación urbana digna de mención. Y en ese panorama hay un caso especial que ha pasado relativamente desapercibido: lo de Fuerte Tiuna en Caracas.

Un enorme desierto de edificios que compromete seriamente una de las más importantes entradas a la ciudad, con altísimas densidades y una pésima arquitectura, configurando un trozo de ciudad destinado a la decadencia; resultado de contratos con el extranjero pagados en las divisas hoy escasas, que trajeron proyectos concebidos para otros climas y otros modos de vivir. Una operación que agrede a la ciudad y acerca de la cual no hubo la mínima observación crítica conocida por parte de los colegas encumbrados en altos niveles de Poder, o simples amigos del Régimen. Y tampoco ha habido información.

Conocer las características del desarrollo parece un secreto de Estado.

Fuerte Tiuna y una buena parte de las construcciones de la Misión Vivienda en Caracas ilustran con insolencia el estado de la arquitectura institucional venezolana después de quince años del más absurdo desprecio por el conocimiento que puede mostrar una sociedad. Se han repetido y aumentado hasta niveles de escándalo los errores de la Cuarta que este Régimen dijo querer corregir.

III
El saldo es claro: el Régimen ha demostrado que desprecia la arquitectura, que la calidad no le incumbe, la ciudad no es su problema. Caracas es un ejemplo estridente. No importa lo que traten de argumentar algunos desde sus altos cargos, o sus beneficios: la realidad derrota sus argumentos.

En medio de todas las tensiones de las últimas semanas y como un argumento que justifica de un modo radical la consigna que los jóvenes han repetido sobre buscar un verdadero futuro y no lo que el Régimen ofrece, la imagen de Fuerte Tiuna y de la Misión Vivienda en Caracas pudiera ser una inmensa pancarta para hablarle especialmente a los estudiantes de arquitectura y jóvenes arquitectos venezolanos diciéndoles: esto va hacia el atraso, es ajeno a los valores que queremos estimular como profesores.

Y parece imposible que quienes sostienen políticamente lo que está ocurriendo se atrevan a ser parte del esfuerzo docente en nuestras universidades. Quieran siquiera asomarse a las aulas. Siendo un simple observador crítico, comprometido con la profesión, se hace muy difícil tener la capacidad de abstracción, aislarse un poco de la realidad inmediata para hablarle a los estudiantes. ¿Cómo entonces pueden hacerlo quienes están convencidos de que aquí vivimos en el mejor de los mundos? Pregunta que tiene en ella misma la respuesta: ya decir eso es cinismo y al cínico no le importa disimular. Hemos escrito sobre eso aquí.

fuente:talcualdigital.com
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