Paisajes del planeta, transformados por la extinción de especies
Los paisajes del planeta se ven transformados como consecuencia de la extinción de especies, llegando incluso a perder no solo su identidad estética sino sus servicios ecosistémicos, contó a Efe el veterinario Oscar Rico.
El doctor en Ecología de Enfermedades por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) expuso que cobran vital importancia especies predadoras consideradas como «tope», las cuales se encargan de controlar las poblaciones de especies que se alimentan de la vegetación.
«Cuando perdemos a los predadores, aumentan los consumidores, los herbívoros, y pueden modificar rápidamente el paisaje porque no le da tiempo a la vegetación a regenerarse. Por ejemplo, si se pierde el jaguar podría cambiar drásticamente la selva mexicana y el ecosistema perdería la función que actualmente tiene», detalló.
Algo similar pasaría con el perrito de la pradera, un tipo de roedor considerado una «especie clave» por su función en los pastizales del estado de Chihuahua, norte de México.
En caso de extinguirse, cambiaría por completo el paisaje del pastizal ya que «esta especie hace madrigueras abajo de los suelos y esas madrigueras sirven de refugio para reptiles, aves, búhos y lechuzas cuando se van los roedores».
No solo eso, también las madrigueras dan cobijo a otros pequeños carnívoros como los tejones o los zorros del desierto.
Además de esto, los perritos de la praderas son herbívoros y son considerados «los jardineros de los pastizales» porque contribuyen a mantener la estabilidad del ecosistema.
En cuanto a ejemplos de cambios en el paisaje por este motivo que ya han sucedido en México, el profesor de la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de la UNAM refirió el caso de la extinción en vida libre del lobo mexicano.
El lobo daba caza a sus presas herbívoras -como el venado cola blanca-, las cuales acaban aumentando desmesuradamente en número ante la ausencia del predador y provocando el mencionado proceso de merma de la vegetación.
Aprovechó la mención de este caso para explicar algunos errores que pueden suceder en la reintroducción de las especies.
«Los programas de reintroducción de especies tienen que tener por objetivo la recuperación del funcionamiento del ecosistema. De nada sirve tener en un zoológico dos individuos, a una pareja, si no vamos a poder recuperar la función que tenían esas especies en vida libre», argumentó.
Asimismo, consideró que «muchas veces, la complicación para la reintroducción obedece más a problemas sociales que a problemas biológicos o científicos».
En el caso del lobo, «son los ganaderos y los campesinos los que no lo quieren de vuelta», pues incide en sus actividades.
«Tiene que haber un cambio de mentalidad, se les tiene que convencer de la importancia que tiene el lobo para los bosques y la conservación en México», aseveró.
Estados Unidos fue ejemplo en 1995 de un caso de éxito al reintroducir al lobo gris en el Parque Nacional de Yellowstone, luego de 70 años sin su presencia.
«En ausencia del lobo, el parque se convirtió en un pastizal cuando antes era bosque», señaló. No obstante, con el paso de los años, el bosque renació, y con él sus funciones ecosistémicas y muchas especies.
Otros de los casos en que el paisaje se ha visto transformado a causa de la extinción de una especie es el de la nutria de mar, la cual sufrió una extinción local en las costas de California (Estados Unidos).
Esta nutrias «mantenían a raya a las poblaciones de erizos», los cuales se alimentaban de algas.
«Cuando la nutria se extingue por cacería, por contaminación, etcétera, hay una sobrepoblación de erizos. Esos erizos causaron un cambio en las condiciones microclimáticas del océano y en esas costas al consumir desmesuradamente ese recurso (algas), agotarlo y cambiar completamente ese paisaje marino», relató el especialista.
En lo referente a México, según datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), se tienen registradas 127 especies extintas, de las cuales 29 son anfibios, siendo estos muy sensibles a la pérdida de hábitat.
A este dato, el especialista agregó que existen muchas especies con alguna categoría de amenaza. «A nivel mundial, 26 % de los mamíferos se encuentran amenazados», ejemplificó para concluir.