Nero da su vida por la Green Card: cine mexicano y latinoamericano en la Berlinale 2016
Corresponsal desde Berlín para analítica: Martha Escalona Zerpa
Soy Nero en competición
En especial el cine mexicano se luce en esta 66. Edición de la Berlinale. Ninguno de los tantos países latinoamericanos que ofrecen tradicionalmente películas de alto nivel para éste u otros festivales de cine internacional está tan bien representados como el cine mexicano.
Con Soy Nero, una producción franco-alemana-mexicana dirigida por el director iraní Rafi Pitts, tenemos la única presencia del cine latinoamericano en la sección oficial de competencia.
En las ediciones anteriores ha sido diferente. Recordemos el cine argentino ganadora del Oso de plata 2004 al mejor actor por El Abrazo pertido, el cine peruano ganador del Oso de Oro 2009 con la película La teta asustada, el cine chileno ganadora del Oso de Oro 2013 con la película Gloria de Sebastián Lelio y finalmente el documental El botón de nácar, de Patricio Guzmán, que obtuvo un Oso de Plata al mejor guión en 2015.
Soy Nero se centra en Nero, un joven mexicano de 19 años que atraviesa el desierto en busca de una vida mejor en Estados Unidos. Su trágica historia está narrada en dos partes. En la primera aparte seguimos los múltiples intentos de Nero (Johnny Ortiz) por cruzar la frontera de México hacia los Estados Unidos, sin conseguirlo. Al igual que tantos en la misma situación, Nero es un mexicano que pese a haber nacido y crecido en los Estados Unidos se encuentra indocumentado, por lo que no ve otra opción para obtener la deseada Green Card que enrolárse en el ejército. En la segumnda parte, ya Nero se ha convertido en soldado y es recrutado como tal en alguna de las guerras del gobierno norteamericano en Irak o Afganistán. En caso de que regrese vivo, no tiene ninguna garantía de obtener la visa de residencia norteamericana. Y lamentablemnete Nero no es la excepción sino la norma de la política restrictiva del gobierno norteamericano en relación a mexicanos, pero también a latinoamericanos venidos del Caribe, del Centro o Suramérica.
Soy Nero empieza tal y como acaba. Es el cierre simbólico de un círculo, de una vida sin salida, ni perspectivas porque un sistema restrictivo y discriminatorio no las ofrece. Al inicio de la película vemos que Nero es arrestado por los agentes fronterizos estadunidenses y al final de la película vemos su deportación a México por no tener consigo sus documentos que prueban que es soldado estadunidense.
Soy Nero es una valiosa muestra de cine político y denunciativo. Muy al estilo de Fuocoammare de G. Rosi. Y quizás también favorita al Oso de Oro como mejor película.
Cine latinoamericano
Además, el cine mexicano cuenta con otras nueve películas en el festival, en especial en la sección Forum. El responsable de la misma, Christoph Terhechte, destacó, entre las aportaciones mexicanas, la película Tempestad, de Tatiana Huezo, la película Tales of Two Who Dreamt, de Andrea Bussmann y Nicolás Pereda, coproducida con Canadá, y Maquinaria Panamericana una coproducción mexicano-polaca dirigida por Joaquín del Paso.
Cuatro cortos mexicanos completan el programa: El buzo, de Esteban Arrangoiz, y Los murmullos, de Rubén Gámez, a concurso dentro de la sección Berlinale Shorts, y Aurelia y Pedro, de Omar Robles y José Permar, y Neiwa, de Abraham Cruz Herrera y Javier Vázquez Cervantes, que se proyectarán en la sección Generation (dedicada al cine infantil y juvenil).
El cine chileno también está presente con cuatro largometrajes: «Rara», de Pepa San Martín, coproducida con Argentina, y que opta al premio a la mejor ópera prima, y «Las plantas», de Roberto Doveris, se exhibirán en la sección Generation. Mientras, Aquí no ha pasado nada, de Alejandro Fernández Almendras, coproducida con Estados Unidos y Francia, y Nunca vas a estar solo, de Alex Anwandter, se proyectarán en la sección Panorama.
El programa de Panorama se inauguró a principios del festival con El rey del once, sección en la que también se viene exhibiendo La helada negra, de su compatriota Maximiliano Schonfeld. Mientras que en la sección Generation, Argentina estará representada con la mencionada coproducción Rara y el corto El inicio de Fabrizio, de Mariano Biasin, mientras que El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra (nominada al Òscar al mejor película de habla no inglesa) se proyecta dentro del programa NATIVe, dedicada al cine indígena.
Por su parte el cine colombiano muestra El Edén, de Andrés Ramírez Pulido, en Generation. Y Brasil acude al festival con cuatro películas, tres en la sección Panorama -Mae só há uma, de Anna Muylaert, el documental Curumim, de Marcos Prado, y la coproducción con Alemania Antes o tempo nao acabava, de Sérgio Andrade y Fábio Baldo- y en el programa de cortos el filme Das águas que passam, de Diego Zon.
De nuestro país Venezuela, en esta edición no hay películas en ninguna de las secciones del festival. La última vez que vimos cine venezolano en la Berlinale fué con la película de Mariana Rondón El chico que miente en la sección Generation 2011. Ojalá que en 2017 será mejor para el cine venezolano.
Ver: www.berlinale.de