¿Nació Jesús de verdad en un pesebre?

La mayor parte de los venezolanos, estamos seguros, no ha leído los evangelios, ninguno de los cuatro que son, junto con los Hechos de los Apóstoles y las varias cartas de San Pablo –quien no conoció personalmente a Cristo, de hecho buena parte de su vida fue perseguidor de los primeros cristianos, los apóstoles incluídos-, San Pedro, Santiago, Judas (el apóstol, no el traidor) y otros más dirigentes pero no apóstoles, la base del cristianismo. Sólo a título de recordatorio, tres de los apóstoles que acompañaron a Jesús en sus tres años de difusión de la nueva doctrina, y estuvieron con El en la última cena, Mateo, Marcos y Juan, y uno que no formó parte del grupo de los doce, Lucas, escribieron evangelios –“testimonios”- después de su proceso, pasión, muerte y resurrección.

Los tres apóstoles comienzan sus textos afirmando la creencia en Dios, detallan la genealogía de Jesús cuidadosos en afirmar detalladamente la línea directa descendiente del rey David, y la virginidad de María aún concibiendo un hijo, fecundada milagrosamente por Dios.

El único de los evangelistas que narra con detalles los eventos que llevaron a María, ya a punto de dar a luz, y a José, en su viaje obligados por la convocatoria del emperador romano a un censo, en una Belén congestionada donde no consiguen albergue para pasar la noche, que es la circunstancia que los lleva a guarecerse en un refugio para animales –hace frío en el invierno israelita-, y los detalles del nacimiento y del acercamiento y homenaje de los pastores que cuidaban sus rebaños en las cercanías, avisados por un ángel del nacimiento del Mesías, es Lucas, el evangelista que ni siquiera convivió con Jesús.

Una fiesta familiar de origen religioso que celebra un nacimiento en familia

Ése es el sentido real de la celebración navideña, recordar con alegría el nacimiento del Hijo de Dios que trajo con él un mensaje de renovación de la fe en Dios y el inicio de una nueva relación del Creador con los creados. Los milagros, las anécdotas y el trágico final de Jesús el Cristo (palabra griega con el mismo significado de mesías), son hechos históricos, humanos. Pero el mensaje verdadero, la base de la nueva religión está allí, en esa nueva relación de Dios con los seres humanos, y en una institución enormemente significativa, el perdón de los pecados con la sola exigencia de un verdadero arrepentimiento por la falta cometida. Y en que el intermediario entre el hombre y Dios, es Dios mismo puesto que el Hijo es parte de la Trinidad que es Dios –“tres personas y un solo Dios”.

Cuando en Navidades nos reunimos para celebrar, es fundamentalmente un encuentro de familia, y la cena un evento familiar. Los regalos para los niños, y los regalos navideños de unos a otros, recuerdan los regalos de los tres sabios –los llamados “Reyes Magos”- para el recién nacido, homenajes de reconocimiento a su condición de Hijo y enviado de Dios. Cuando Melchor, Gaspar y Baltazar –no hay garantía alguna de que realmente se llamasen así- preguntan dónde ha nacido el niño que será rey, Herodes interpreta mal y cree que ha nacido alguien que lo sustituirá en el mando de Judea, reacciona como político corrupto y cruel que era, asesino y desviado moral, y piensa en matarlo para lo cual, al no saber dónde está, ordena degollar a todos los recién nacidos, que es el evento terrible que recordamos los 28 de diciembre y que se ha dado en confundir con día de hacer bromas e inocentadas a la gente, confundiendo inocente con tonto y no con pureza de alma.

Pero en los primeros siglos del cristianismo, no existía la cena familiar como tal, sino la reunión de los cristianos en sus templos para celebrar y recordar el nacimiento de Jesús. Fue de esas reuniones que fue surgiendo, alrededor del siglo X, la cena en familia.