El centenar de instrumentos de Pedro Eustache
No hay ser viviente que exista sin un propósito específico. Cada planta, animal y persona tiene su razón de ser. Por eso es cada individuo debe estar plenamente consciente de su motivo de vida. Y si hay alguien que tiene esto bastante claro es Pedro Eustache, un caraqueño que sabe que nació para hacer música.
En su haber tiene más de 500 instrumentos musicales –100 de ellos fabricados por él mismo–. Flautas, cañas, artefactos electrónicos y vientos del mundo engrosan la lista de todo lo que ejecuta este talentoso criollo.
Sus primeros acercamientos con el arte sonoro se remontan a la niñez, gracias a la influencia de su hermano mayor, el maestro Michel Eustache, flautista, compositor y director de coros. «Él sembró en mí la semilla que aún florece», dice desde su vivienda en Los Ángeles (California, Estados Unidos).
Ese interés impartido por su familiar lo motivó a formarse en distintos conservatorios venezolanos. Luego viajó a Europa para educarse en música clásica y técnicas contemporáneas (Francia) y estudios especiales avanzados con el maestro Aurèle Nicolet (Suiza).
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Años después, en 1988 obtuvo una beca del Instituto de Artes de California para estudiar una maestría en jazz. Fue en ese momento en el que se mudó definitivamente al país norteamericano.
Eustache es el único latinoamericano que ha tenido la oportunidad de formarse con los maestros de la India, Ravi Shankar y Hariprasad Chaurasia. Además, recibió clases de duduk armenio con Djivan Gasparian, entre otros expertos de disciplinas musicales tradicionales del mundo.
Carácter creador
Durante su estancia en Europa, este venezolano estudió –entre otras cosas– sitar de la India, percusión africana y shakuhachi, que es una flauta japonesa. «Con la fiebre de este último instrumento, comencé a investigar y encontré unos planos sobre cómo hacer un shakuhachi con un tubo de plástico. Así fue como fabriqué mi primer instrumento», comenta.
Como este criollo se reinventa cada día, siempre está haciendo cosas nuevas y mejores. Actualmente cuenta con piezas y sonidos que nadie más tiene en el mundo.
Crisis y oportunidad
En 1995, este caraqueño vivió una etapa en la que estuvo a punto de tirar la toalla con la música. Fue tan mala la situación económica en la que se encontraba que tomó la decisión de vender carros. «Pero mi esposa no me dejó. Fue tácita en recordarme que Dios no me había creado para eso».
La espera valió la pena: dos meses después, la misma semana que su padre falleció, lo llamó el percusionista de la orquesta de Yanni Chryssomallis para indicarle que estaban buscando flautista.
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En ese momento, llegó la metamorfosis a su vida y pasó a convertirse en unos de los artistas más cotizados a nivel mundial, al grabar con Paul Mc Cartney, tocar con Shakira, Don Henley, Googoosh, Alex Acuña, la banda de la India de Paul Livingstone ‘Arohi’ y el grupo persa Lian Ensemble, entre otros.
Milagros de Dios
Eustache es un hombre de fe. De hecho, reconoce que todos sus éxitos son milagros que le ha hecho el Creador. Uno de ellos fue ser el principal ejecutante de vientos en la banda sonora de la película “La pasión de Cristo”, de Mel Gibson.
Cuando se filmó el largometraje, James Caviezel –el actor que interpretó a Jesús– visitó la iglesia en la que se congrega Eustache para promocionarlo. «Recuerdo que en mi corazón, cual niñito, le dije a Dios: ‘Oye, Señor, cuánto me hubiera gustado haber participado en esta banda sonora’, pues ya la música estaba lista».
Cuál fue la sorpresa del venezolano cuando dos semanas después lo llamó un asistente del compositor John Debney para invitarlo a participar en el proyecto. «Sencillamente brinqué de alegría, pero le pregunté al joven qué había pasado, pues todo estaba grabado. Él me explicó que la música que se hizo no le gustó a Mel Gibson, así que decidió comenzar de cero con un nuevo compositor». Fue así como este criollo ejecutó 75% de los vientos, aproximadamente.
Y como todo –absolutamente todo– tiene un propósito, fue allí cuando Eustache comprendió por qué 10 años antes se había despertado en él ese interés por estudiar los instrumentos de distintas culturas del mundo, pues si eso no hubiera pasado, sencillamente no hubiera formado parte de tan importante cinta.
La relación con Hollywood continúa hasta el sol de hoy, pues ha participado en las bandas sonoras de: Kung Fu Panda 1, 2 y 3, El Libro de la Selva, Tarzán, El Nacimiento de una Nación, Indiana Jones 4, Piratas del Caribe 3 y 4, La Era del Hielo 1, 2, 3 y 4, Capitán América y demás.
Obra emblemática
Este paisano tiene cuatro discos como solista: Strive for Higher Realities (1994), The Giant Sleeps (1995), Global Mission (2004) y Hymns of Yesterday And Today (2007).
Entre todas sus composiciones, pudiera decirse que la más significativa es la Suite Concertante para Vientos-Maderas del Mundo y Orquesta, una obra de 12 movimientos y 48 minutos, en la que toca 21 instrumentos.
Pero a pesar de todos esos triunfos, Eustache no siente que haya alcanzado el éxito. «En la Biblia está escrito que uno no debe conformarse a este siglo. Por eso no soy un conformista. Yo busco renovarme para que cada día pueda conocer cuál es esa buena, agradable y perfecta voluntad del Señor. Si las bondades de Dios son nuevas cada mañana, entonces yo no me puedo estancar en lo mismo. Claro está, eso no quiere decir que no me sienta agradecido con lo que el Todopoderoso me ha dado hasta ahora».
Por eso es que los proyectos siguen. En este momento está trabajando en la realización de instrumentos electrónicos. Además, está haciendo versiones virtuales de los sonidos que ya posee.
En definitiva, el propósito sigue claro: él fue diseñado para ser excelente con la música, para ser un artista, para –como él mismo dice– «glorificar a Dios y afectar a nuestra sociedad, porque a mi Rey se lo debo todo».