Moana 2: una película para disfrutar de principio a fin

En esta temporada de franquicias y de ideas que son explotadas hasta el final, el anuncio de una secuela puede generar recelo y desconfianza, nos pasó, pero también sucede que, de vez en cuando, el océano fílmico nos lleva a buenas orillas.

En “Moana 2” han pasado tres años desde los eventos de la primera película y la joven Moana ha crecido para convertirse en la mejor navegante de la isla de Motunui donde recibirá el título oficial de “Tautai”, la persona que conectará a su pueblo y viajará más allá de todo límite, pero este honor le trae a la joven una visión, según la cual, si no encuentra la isla de Motufetú y reconecta a los pueblos del mar, su gente no prevalecerá.

Junto a una tripulación muy particular, Moana emprenderá el viaje donde deberá encontrar al semidiós Maui quien está metido en problemas, para variar y, juntos, encontrar el camino a la isla perdida.

“Moana 2” cumple con todo para ser una película que funciona en historia y animación. Los arcos de los personajes se desarrollan de forma consistente con el “viaje del héroe” planteado por el erudito Joseph Campbell y según el cual, la joven heroína parte de su lugar seguro y con ingenuidad va reuniendo herramientas que la harán trascender para traer la iluminación que cambia la historia. Por su parte, Maui se convierte en una suerte de mentor y muestra un crecimiento que hace de su personaje tenga un nuevo impulso que revalida su participación en la historia.

Disney ha logrado un trabajo de animación maravilloso con texturas y líneas que mejoran notablemente el trabajo e imprimen un toque artístico maravilloso a la película que muestra la recreación del océano y de las islas con texturas estupendas y, en cuanto al trabajo sobre los diseños corporales, hay que decir que han cuidado cada detalle para tener el realismo necesario sin llegar a la perfección, lo que mantiene el film como lo que es, una animación con toques caricaturescos.

“Moana 2” es un bonito regalo para toda la familia con las premisas básicas de autoconfianza y amistad, pero también con un potente mensaje sobre lo cambiante, inesperada y exigente que puede ser la vida, pero también que, con buena compañía, valores y tenacidad, se puede llegar a buenas orillas.