Manuel José Quintana (1772-1857)
Pocos escritores pueden ofrecernos el interés de una biografía tan rica y tan implicada en la turbulenta vida política de la España de la época como la de Manuel José Quintana, que representa con su poesía los gustos literarios de la transición del XVIII al romanticismo. Inserto en la atmósfera ilustrada, defiende un ideal de utilidad moral de la literatura y un concepto de poesía como medio de perfección humana. De ahí su adscripción a los grandes objetivos del progresismo ilustrado: humanitarismo filantrópico y beneficencia, conciencia de la fraternidad universal, exaltación de las artes y del progreso… A caballo entre dos siglos y dos modos opuestos de entender la poesía, supo encerrar un fervor casi romántico en una forma perfectamente clásica. Pero Quintana es también un genuino ejemplar del poeta-político, es decir, del hombre que entiende el quehacer literario como un servicio a una ética social insobornable, gracias a su visión liberal de la vida y de la política y a su alto sentido del patriotismo.
Manuel José Quintana nace en Madrid el 11 de abril de 1772. Sus primeras lecciones de latín las recibió en Córdoba. A su vuelta a Madrid, con quince años, se revela como poeta en algunos actos públicos. En 1787 ingresa en la Universidad de Salamanca, donde cursó retórica y filosofía y derecho civil y canónico. Entre sus profesores destacan Meléndez Valdés y Jovellanos. Con sólo dieciséis años, Quintana publica en 1788 su primer libro de poesías. En los años que siguen de la etapa salmantina Quintana desarrolla una intensa actividad literaria. En 1800 Quintana contrajo matrimonio con María Antonia Florencia “una señora de Zaragoza, de familia distinguida, y que según fama de aquellos tiempos era una de las mujeres más hermosas de entonces”.
A lo largo de la última década del siglo dirige una tertulia que se hizo famosa en Madrid. Funda una revista Variedades de Ciencias, Literatura y Artes. Se introduce en el mundo del teatro con El duque de Viseo y El Pelayo.En 1805 publica su oda Al combate de Trafalgar que le acarrea un primer tropiezo con la Inquisición.
El año 1808, con el levantamiento popular contra el invasor francés, es una fecha clave en la vida de Quintana, que abraza desde un principio la causa nacional en nombre de la libertad. En agosto de ese año publica susOdas con el título general de España libre, y en octubre del mismo año, las Poesías patrióticas. Un mes antes había fundado el Semanario Patriótico, periódico portavoz de la ideas liberales de su tertulia y órgano de la Junta Central.
Quintana ha de abandonar Madrid por la entrada de las tropas francesas y tras recorrer varias ciudades logra llegar a Sevilla, donde es nombrado, en enero de 1809, Oficial Mayor de la Junta Central. En esta ciudad sigue dirigiendo el Semanario.
En enero de 1810, Quintana, ya en Cádiz, fue nombrado Secretario de Interpretación de las Lenguas. En noviembre del mismo año vuelve a publicarse en Cádiz el Semanario Patriótico. Tras la firma de la Constitución de 1812, Quintana interviene activamente en la Junta de Instrucción Pública y en la Dirección General de Estudios. En 1813 publica sus Poesías. En 1814 Quintana ingresa en la Real Academia Española y en la de San Fernando.
Aunque su prestigio como prosista es grande por sus Vidas de españoles célebres (1807), Quintana es ante todo un “poeta cívico”. En prosa también hay que destacar sus Cartas a Lord Holland, que no se publicaron hasta 1852. En ellas hace una descripción de la situación en España durante la segunda época constitucional y expone sus propias ideas sobre la administración pública.
Fue Quintana el poeta que más influyó en el Bolívar de Madrid, para la independencia americana. Y junto a la proclamación de la independencia de nuestras antiguas colonias, también Quintana pide la libertad de los negros: “Bárbara Europa que a África / llevó la sed del oro / peste fatal: su violencia”.
Con la vuelta de Fernando VII, el 10 de mayo de 1814, Quintana fue detenido y trasladado a la ciudadela de Pamplona, acusado de ser el principal, inspirador y propagador de las ideas liberales. En Pamplona permaneció hasta la sublevación de Riego. Blanco-White dijo que Quintana era “uno de los españoles más distinguidos y honestos que he conocido en mi vida”.
Tras la muerte de Fernando VII formó parte del Parlamento como senador vitalicio. En 1855 recibió el raro honor de ser coronado como poeta por la propia reina. Manuel José Quintana moría en Madrid el 11 de marzo de 1857. Su poesía siempre estuvo al servicio de unos ideales patrióticos y cívicos. Y como dijo el poeta: “Mil grandiosas esperanzas / eran mi existencia toda, / que el ánimo me exaltaban / entre ilusiones hermosas”.