Entretenimiento

Los Brandt: Un asunto de familia

(%=Image(9556668,»R»)%) A lo largo de la historia del arte, muchas han sido las tesis sobre su sentido: algunos afirman que la estética ha de estar subordinada al fondo, es decir, al mensaje, al contenido. Otros, han afirmado que la estética es en sí misma un fin. Sin embargo, sea por uno o por otro, sea por una intención conceptual y/o educativa (como el caso del cierto arte religioso) o sea por la valoración de la belleza en sí misma, o por la conjunción de ambas tesis, el arte es siempre una expresión, es decir, algo que sale de adentro a fuera e, incluso, algo que sale de sí mismo hacia la Humanidad en todos los tiempos.

Hoy, en medio de esta cultura absolutamente determinada por el impacto de la comunicación masiva y por la lógica de la oferta y demanda, uno comienza a preguntarse: ¿tiene sentido crear para no ser visto? Si la respuesta es no, preguntamos nuevamente, ¿cuál es el verdadero sentido de ser visto? Y, por tanto, ¿por quiénes debe una obra ser vista, es decir, para quién y para qué crea el artista? Esto nos obliga a replantearnos el problema del reconocimiento social del artista versus el sentido de su expresión sensible, en tanto que concreta, entre otras cosas porque un arte que nace con el deber de insertarse en un circuito de reconocimiento social o económico, deja de lado la íntima necesidad expresiva de un artista.

La familia Brandt, familia de tradición plástica y poética, hizo del arte un refugio infranqueable, un espacio de juegos coloridos y líneas soñadas, haciendo gala del más auténtico principio de amor al arte. Si bien ninguno se ocupó de vender su obra a las galerías ni a los amigos coleccionistas, y si bien ni siquiera quisieron vender la imagen de ser artistas, lograron formar una auténtica familiaridad con el pincel y el lienzo, testigos incontestables de una devoción pictórica y una sensibilidad a flor de piel. Quizá, el título de la exposición “Asunto de familia”, no se deba tanto a que todos hayan formado parte del mismo núcleo de crianza, sino a que todos supieron hacer del arte un miembro insustituible de la familia, un “Brandt”, hijo de una sensibilidad común que trascendió la vinculación sanguínea: un hijo amado.

Para estos artistas, el arte formó parte de una experiencia íntima, ligada a los afectos y absolutamente desinteresada, tanto desde el punto de vista del reconocimiento social como económico. Ninguna intención más que aquella que le es propia a ser humano, y por tanto, inherente a la creación: la expresión de aquel que busca comprender e interpretar al mundo, como un modo para hallarse en él. No hubo una concepción del artista como un iluminado, una especie de sacerdote o de chamán, sino una humilde manifestación de la carga que le es propia al individuo.

Felipe Márquez, curador de la obra y descendiente de esta familia de artistas, nos contó en una conversación telefónica la motivación para realizar esta exposición de la familia Brandt: “Hemos querido mostrar este grupo de pintores que, por destino, han sido familia. Es un caso muy raro en Venezuela”. Para Felipe Márquez, uno de los retos más importantes de esta exposición, lo constituye el hecho de tener que darle calidez a un espacio como el de la Sala de Exposiciones de la Fundación Provincial, pues la intimidad en la que vivieron respecto a su obra, es la característica fundamental de su vocación.

La exposición está impregnada de cuatro estilos diferentes entre sí: “Mamá (refiriéndose a Julia) es una pintora natural, realista; en cambio Mary, es una mujer frágil, pero de gran fuerza expresiva, abstracta, lírica y hasta surrealista… Alberto era el más bohemio, estaba más pendiente de vivir que de promocionarse…”

Márquez nos comenta que el fuerte de la familia jamás fue vender ni promocionar su trabajo, afirmando que lejos estaban de esa generación de pintores que salen con su portafolio bajo el brazo a mercadear su trabajo porque, sostiene, que éstos terminan por ser más gerentes que artistas. Narrando las historias de estos cuatro personajes, Márquez nos cuenta que: “Federico vendió un solo cuadro y, de la vergüenza, le regaló un segundo cuadro al amigo que se lo compró”. Sin embargo, la calidad pictórica y expresiva de todos estos artistas es tan notoria, que muchas han sido las propuestas para reunir en una o varias muestras, el trabajo de las distintas generaciones de la familia Brandt, empezando por la misma Sofía Ímber, fundadora y directora por muchos años del MACCSI.

La cita es en la Fundación Cultural Provincial, en la Avenida Principal de La Castellana, torre Provincial, piso tres. De lunes a viernes de 10:00 am a 05:00 pm y fines de semana hasta las 3:00 pm. Además, la exposición contempla una serie de actividades paralelas, entre las que cuentan:

  • TALLER DE PINTURA PARA NIÑOS
    «Recorrido por lo cotidiano»
    Dictado por Jason Galárraga
    Domingo 3 de junio.
    11.00 am.

  • CONVERSACIÓN FAMILIAR
    Con la participación de:
    Lola Brandt de Ponte,
    Mariela Márquez Brandt,
    Anala de Planchart y Antonio Brandt.
    Moderador: Felipe Márquez Brandt
    Martes 19 de junio.
    6. 00 pm.

  • CUATRO APROXIMACIONES CRITICAS
    Diálogo con:
    Bélgica Rodríguez, Katherine Chacón,
    Susana Benko y Perán Erminy
    Martes 3 de julio.
    6.00 pm.

  • RECITAL «UN CUARTETO PARA CUATRO»
    A cargo del Cuarteto de Violas Simón Bolívar
    Domingo 15 de julio.
    11.00 am.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba