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Letras prohibidas: la leyenda del marqués de Sade

(%=Image(8648786,»L»)%) “LETRAS PROHIBIDAS: la leyenda del marqués de Sade”. EEUU/2000. Director: Philip Kaufman; Guión: Doug Wright basado en su obra teatral; Fotografía:Rogier Stoffers; Música: Stephen Warbeck; Intérpretes: Geoffrey Rush, Kate Winslet, Joaquin Phoenix, Michael Caine.

“Letras Prohibidas: la leyenda del marqués de Sade” asoma como un film teatral y ojalá hubiera sido abordado como teatro filmado como el “Marat-Sade” de Peter Brook ,de tema similar, pues hubiera resultado –¿quién sabe?- con cierta dosis de más autenticidad en su proyección en la pantalla. Digo que es un film teatral pues se apoya sobre todo en el diálogo – rico, culto y de florido lenguaje- pero sus personajes, en su gran mayoría, no poseen un halo de intelecto para que se expresen con tal vehemencia verbal. En la época de Shakespeare ( o de Calderón de la Barca) todos los personajes hablaban en tono literario, pero estamos ante una digresión histórico-literaria y harina de otro costal.

(%=Image(7576108,»R»)%) “Letras prohibidas” comienza con el marqués de Sade (Geoffrey Rush) prisionero en su celda y presenciando el aguillotamiento de una aristócrata en los estertores de la Revolución Francesa. Diez años después Napoleón ordena recluirlo en el nosocomio de Charenton a causa de sus escritos libidinosos, permaneciendo allí hasta su muerte. Philip Kaufman, que ya había flirteado antes con obras literarias: “Henry y June” sobre la relación entre Anaïs Nin y Henry Miller, “La insostenible liviandad del ser” de Milan Kundera y “The Right Stuff” (su mejor film) de Tom Wolfe retoma el hilo de la literatura con una visión particular de un personaje enigmático, polémico, de un pensador y teórico sobre las pasiones humanas al límite de la degradación , cuyas obras aún son motivo de estudio. (En Francia fueron prohibidas hasta los años de 1960). En el film ciertas aseveraciones históricas se alejan de la realidad: el marqués de Sade no murió atragantándose un crucifijo sino de un paro respiratorio, por sólo mencionar un detalle.

Lo que importa en “Letras prohibidas” (y esto lo enfatiza con pujanza Philip Kaufman) es la integridad intelectual del marqués de Sade que se afana (y ufana) en plasmar, a cómo dé lugar, ese arsenal de ideas que hierven en su mente por escrito y a medida que las autoridades le van impidiendo usar la pluma (en inglés “quills”, el título original del film) y papel, el personaje de marras se ingenia en escribir con vino sobre las sábanas y luego, en una suerte de masoquismo, inflingiéndose heridas para utilizar su propia sangre a fin de escribir sobre su ropa, sobre su piel y ya desahuciado, con sus propias heces sobre las paredes en una suerte de graffiti literario.

Geoffrey Rush (“Shine”) le otorga al personaje una autoridad de profunda convicción literaria y de convincente decadencia. Otro puntal del film es el resto de las actuaciones como la de Kate Winslet (“Titanic”) como la lavandera que funge como amanuense en trasmitir los escritos del marqués fuera del manicomio, exudando un termómetro de sensualidad hacia Sade y hacia el abate (Joaquin Phoenix) al entregarse y ser rechazada. Michael Caine es el dracónico, hipócrita y sádico (¿ habrá aprendido de Sade?) director de Charenton. Las escenas durante el incendio y la orgía me resultaron exageradas y robotizadas. El film incita a la polémica por la opinión encontrada que suscita. Conozco gente que la detestó, otros que la adoraron: los films , como las personas no son moneditas de oro.

Clasificación: Más que regular
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