Las caritas sonriente

La risa como problema plástico y simbólico se identifica en Mesoamérica con las Caritas Sonrientes (100 a.C al 900 a.C) del Golfo de México. En esta área de Veracruz se han encontrado miles de piezas rientes con rasgos expresivos y gestuales de evidente alegría, caso único tanto en la historia del arte como de las religiones, no existe otra civilización que haya dedicado tan especial interés a la risa sacra. Y ésta no se encuentra aislada como problema estético y simbólico a una área de Mesoamérica como hemos intentado demostrar, pues los antecedentes plásticos de este complejo pienso tienen sus raíces en la cultura Olmeca, y si bien no se han encontrado expresiones tan masivas y elocuentes de las esculturas risueñas como en Veracruz, no por ello ha dejado de estar presente cumpliendo múltiples funciones entre los mayas y los mexicas. Se encontraron estas piezas en diversas formas y tamaños, variedad de ropajes, tocados, posiciones y estilos. Gran parte de ellas fueron degolladas, por lo cual pocas esculturas han sido encontradas completas. Estas piezas no fueron creadas ocasionalmente, pues durante más de siete siglos se hicieron en grandes cantidades con diversidades estilísticas y funcionales, encontrándose en grupos, lo cual las podría vincular tanto a rituales colectivos como a una numerología sacra.
Las esculturas risueñas empezaron siendo instrumentos musicales: silbatos y sonajeras; ambas funciones estaban vinculadas a un complejo simbólico agrícola y pluvial, lo cual se evidencia también en diversas imágenes de los códices mayas; y en las fuentes mexicas se establece también una estrecha relación entre viento -que caracteriza a los instrumentos aerófonos- y las lluvias como es el caso de Quetzalcóatl-Ehécatl, La Serpiente Emplumada.
Estas piezas rituales, con el transcurso del tiempo, fueron alejándose de su funcionalidad originaria, para mutarse en esculturas de barro. Sin embargo, no se desprendieron de sus relaciones a un complejo de rituales pluviales y agrarios tal como lo demuestra el simbolismo de sus tocados dominados por formas vegetales como hojas foliadas, granos de maíz, grecas, lenguas de viento, monstruos telúricos tipo Tajín, animales como el mono, el pez y el pelicano. Estos elementos simbólicos y plásticos se relacionan a los ciclos de la siembra, a las lluvias, a la germinación y a la vida silvestre. Estamos ante símbolos de energías telúricas y del dinamismo del cosmos que se manifiestan a través de los entrelaces.
Las orejeras son de dos estilos: hojas foliadas asociadas al crecimiento de la vegetación y las circulares, que vinculamos a gotas de lluvia. Argumento que se refuerza al comparar estas piezas con los dioses uránicos del Tajín, cuyas orejeras parecieran transformarse en gotas de lluvia. ¿Qué relaciones simbólicas señalan los collares? Algunos tienen animales emblemáticos de difíciles identificación, otros rostros estilizados, sonajas y falos, tal como ocurre con las diosas madres, silbatos y sonajeras. La musicalidad pluvial se refuerza con estos contenidos, pero pasan a ser simbólicos, pues la pieza deja de ser con el tiempo un instrumento musical para transformarse en una escultura ritual, al abandonar su función utilitaria; agregándose a estos rituales agrarios y pluviales contenidos sexuales y orgiásticos, que amplían las valencias del campo simbólico de la risa.
Estos rituales no son extraños en Mesoamérica, pues son descriptos en los Cantares de Dzitbalché, entre los mayas, como una magia simpática para atraer las lluvias y por tanto para la germinación de las semillas cosechadas.
Las orgías practicadas en relación con el drama de la vegetación, y especialmente de las ceremonias agrarias, se explican tanto mejor. Hay que reanimar la tierra, excitar al cielo para que la hierogamía cósmica -lluvias- se cumplan en las mejores condiciones, para que los cereales crezcan y den frutos, para que las mujeres engendren hijos, para que los animales se multipliquen y para que los muertos puedan saciar su vacuidad con la fuerza vital. (Eliade, Mircea, Tratado de Historia de las religiones, Era, México, 1972, p.323)
Igualmente, entre los mexicas como entre los mayas, la risa se asocia a la sexualidad y sus excesos, de ahí que tanto en las crónicas de fray Bernardino Sahagún, de fray Diego Durán, de fray Diego Landa y en los Huehuehtlahtolli (testimonio de la antigua palabra en los mexicas), se relacione el estar riéndose como uno de los gestos propios de las prostitutas y la seducción; lo cual hace posible pensar que estos contenidos rituales estuvieran pudieran también estar presentes en los rituales que giraban alrededor de la risa sagrada en el Golfo de México.
Los gestos corporales de las Caritas Risueñas de manos y pies llegan en algunas piezas a la libertad gestual total, tal como ocurre con la pieza 61 encontrada en Nopiloa, con tocado liso y entrecejo o la 69. Los brazos no sólo están alzados sino que cada uno ejerce un movimiento diferente, con una mano chasquea los dedos, creando una percusión rítmica y con el otro hace eco alrededor de la boca de la risa que emite; en los pies también hay movimiento, pues están en posiciones diferentes, expresando movimientos dancísticos vinculados a lo festivo y a rituales colectivos.
Es en el rostro de estas esculturas es donde está el rasgo definitorio de este complejo simbólico, que es una constante a pesar de la diversidades estilísticas y funcionales, nos referimos a los rasgos risueños, las más plenas se caracterizan por deformaciones dentarias en “t”, labiales lanceolados y craneales. El elemento visual y plástico de mayor importancia para este complejo simbólico es la boca y la risa. Creemos estar ante una lógica de magia simpática, donde lo semejante atrae a lo semejante, cada uno de los elementos de estas esculturas risueñas contextualizan un complejo simbólico, asociándose la risa al trueno como anunciador de las lluvias, donde también la lengua juega un papel ritual, elementos simbólicos presentes en narraciones totonacas. Además plástica y simbólicamente en el Tajín se asocia la lengua a vientos y lluvias. .
Por tanto, creemos que estas esculturas se vinculan a rituales agrícolas, pluviales para favorecer por magia simpática la germinación de las cosechas, la llegada de las lluvias, pero también se daría una dimensión de exorcismo al ahuyentar los peligros que podían caer sobre la siembra (como eran los lluvias y vientos torrenciales o las sequías), a su vez podrían tener una funcionalidad mágico terapéutica, basados en el hecho de que entre los mexicas encontramos la presencia de rituales donde la risa es curativa.
¿Qué nos dicen los datos arqueológicos sobre las Caritas Risueñas? Estas esculturas han sido encontradas en entierros secundarios, cubiertas con cinabrio y en un adoratorio a las deidades de la muerte en el Zapotal; se vincula así la risa que manifiestan estas piezas a la muerte, pues este Señor de la Muerte se encontraba cerca de algunas Caritas Risueñas, yugos y felinos con ruedas.
Estamos posiblemente ante dos risas la de las Caritas Risueñas y el de la muerte, ¿Se enfrentarán la risa de la vida a la muerte en este contexto? Al enfrentarse los reíres de las Caritas Risueñas a las deidades de la muerte, la risa de las primeras podrían señalar exorcismos contra la muerte y su dominio.
Las Caritas Risueñas también pueden ser explicadas, tal como lo hiciera la Dra. Heyden, a través de sus relaciones a determinados rituales sacrificiales que exigían a quien ofrendaba su vida el estar alegre y risueño, para asegurar que la deidad ofreciera los dones pedidos, lo cual se cumple tanto entre los mexicas como en los mayas. Pues la tristeza del sacrificado se traduciría en este contexto en una contaminación ritual, que engendraría malos augurios e incluso enfermedades. Estas tensiones simbólicas también se manifiestan en el conflicto Tezcatlipoca (Espejo Humeante)-Quetzalcóatl ( Serpiente Emplumada), pues en determinados contextos míticos observamos como la risa y la tristeza asumen connotaciones cósmicas, vinculadas a la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la victoria y la derrota, a la fertilidad y la esterilidad, la humedad y la sequedad. Asumiendo incluso el reír significaciones augurales opuestas, siendo la hilaridad consideradas de mal augurio entre los mexicas al igual que entre los mayas. Creemos por tanto que las Caritas Risueñas podrían estar vinculadas a estos contenidos augurales.