La incertidumbre y la mente
El apreciado periodista Rafael Osío Cabrices ofrece hoy 31 de enero en la Revista Todo en domingo de El Nacional, uno de sus artículos que, como es frecuente, refleja con lucidez los anhelos y las preocupaciones de la sociedad. venezolana. En esta ocasión trata sobre la incertidumbre. Sabemos que el acontecer humano es muchas veces impredecible y siempre cambiante, pero la salud mental y el equilibrio dependen de que la existencia ofrezca un mínimo de reglas claras para desempeñarnos en ese juego permanente que es la existencia. Transcribo un fragmento del texto publicado:
“¿En qué consiste la incertidumbre? Parece ser tan omnipresente que uno no puede ni determinar dónde empieza y dónde termina…. Pero es una característica central de la vida en Venezuela en este momento aunque podría decirse con razón que todo el mundo está sumido en ella” (…) En este tiempo azaroso que nos toca vivir, conviene recordar las enseñanzas del budismo, que nos recuerda la impermanencia de todo lo condicionado, y que sólo la Conciencia es duradera. Alcanzar estados la claridad de la Mente a través de la meditación es un camino para trascender la angustia que producen los cambios. Para la religión cristiana, ese camino lo encuentra el alma a través de la fe y la oración. Recordemos la enseñanza de las Escrituras, que nos dice que por más que se preocupe, el ser humano no podrá añadir un codo a su estatura.
Escribe Osío Cabrices: “Pero sí nos hará bien tener presente que nada dura para siempre, que algunos misterios al final se resuelven, que los grandes mentirosos eventualmente pierden la voz y que, si uno ha podido resguardar dentro de sí lo más valioso de la sensibilidad y la cordura, podrá contar con que será capaz de prosperar en cualquier entorno –o lugar- mejor que éste.” (…) Estas palabras son capaces de tocar nuestras mentes ansiosas y abrumadas por la desesperanza. Nada es para siempre. En medio de la densa bruma que no permite ver hacia el horizonte, como queda plasmado en la ilustración que Idana Rodríguez que acompaña el escrito de Rafael Osío, más allá de la confusión, cuando hemos preservado nuestra sensibilidad y no nos hemos dejado arrastrar por la desesperación, se filtra un finísimo rayo de luz que nos infunde buen ánimo y fortaleza, y el convencimiento de que han de venir tiempos mejores. Cuando estamos abiertos a las energías radiantes del universo, somos capaces de estar atentos, por ejemplo, al mensaje de este joven que nos infunde y renueva la confianza.
Eso sí, siempre que cuidemos la mente, ese espejo que debe permanecer libre de impurezas. Y para eso las personas tenemos un abanico de posibilidades. El arte, la lectura, el yoga, la ayuda a los otros, la música, la investigación, la artesanía, en fin, toda clase de actividades y oficios que contribuyen a aquietar la mente automática, esa que repite y vuelve a repetir pensamientos e imágenes que nos llenan de desasosiego.
Y sobre todo, es necesario reservar un tiempo a la meditación, sea cual sea el método que utilicemos. La claridad mental conlleva a encontrar respuestas y soluciones insospechadas. Mientras tanto, nos infunde la energía y la fortaleza necesarias para conducir nuestra nave a buen puerto, y para beneficiar a otros que lo necesiten. Gracias a Rafael Osío por su escrito. Él no puede adivinar cuánto bien reparte a su alrededor con su palabra.