Julieta se convierte en Julius en una versión del clásico de Shakespeare
El director británico Nick Bagnall cree que William Shakespeare habría concebido a la protagonista de «Romeo y Julieta» como un varón, que se llamaría Julius, si en su época hubiera sido aceptable, según explicó en una entrevista a la BBC británica.
Su nueva adaptación de la obra clásica de teatro, actualmente en la cartelera del Everyman Theatre de Liverpool, está protagonizada por dos amantes varones.
Es la primera vez que uno de los grandes teatros británicos pone en escena una reinterpretación homosexual de la tragedia publicada en 1597.
La producción mantiene el título original, pero en la obra Julieta pasa a ser Julius, al que da vida el joven actor Elliott Kingsley, de 20 años.
Bagnall se apoya en una teoría, defendida por Oscar Wilde entre otros, según la cual Shakespeare pudo escribir el papel de Julieta y otros personajes femeninos para un joven actor del que estaba enamorado.
En Inglaterra, hasta el siglo XVII, todos los roles femeninos eran interpretados por jóvenes varones, práctica que se remonta hasta el teatro de la Antigua Grecia.
La idea de convertir a «Romeo y Julieta» en una historia de amor entre dos hombres le vino a Bagnall cuando un actor recitó unos monólogos de la heroína durante una audición.
El dramaturgo sintió haber destapado algo fascinante: «Ver a un hombre hablar en un lenguaje más bien femenino sobre la frustración de necesitar a Romeo esa noche, me llevó a pensar en cómo sería releer la obra entera desde ese punto de vista».
La adaptación introduce algunos cambios más, por ejemplo, al inicio de la original Romeo está enamorado de Rosalina antes de conocer a Julieta, mientras que en la versión de Liverpool el héroe está confundido sobre su sexualidad.
Para Bagnall, cuando Romeo ve a Julius por primera vez se libera una tormenta interior dentro de él y esa masculinidad le otorgaría a la historia un nuevo e inesperado sentido.
La muerte final de los protagonistas en esta adaptación es «una escena muy violenta», según el director, en comparación con el final más «floral» de las adaptaciones tradicionales.
El tema racial también está presente en esta versión, ya que Julius y la familia de los Capuleto no son blancos, con lo que ha querido cuestionar las actitudes homófobas en ciertos países y comunidades.
La obra abre, según Bagnall, «una discusión sobre los jóvenes homosexuales en ciertos países alrededor del mundo, donde todavía son desterrados, torturados, abusados y rechazados por sus familias».