José Ramón Arana (1905-1973)
“Nadie vendrá a llorarte…
Sólo el viento
avivará el clavel que me ha nacido
frente a esta ciega soledad sin llanto,
frente a este túnel negro en que se esfuman
tus manos de cerezo en primavera.”
José Ramón Arana.
La Voz del gran Desconocido
En 1942, en México, aparece el libro poético más importante de José Ramón Arana, A tu sombra lejana, que ya, un año antes, había publicado en Santo Domingo, Ancla, libro escrito casi totalmente antes de su salida de España, al que le había añadido algunos poemas nuevos de momentos dolorosos vividos en su exilio. A tu sombra lejana es un testimonio de una terrible guerra y de los campos de concentración sufridos. Garvisu, o “Gurs” -nombre de uno de los campos-, se denomina una parte, muy dramática, del libro. El sentimiento solidario de Arana se extiende por todo el libro hasta el punto que su comprensión y compasión llegan hasta los jóvenes muertos en el otro lado.
El poeta, novelista y ensayista José Ramón Arana, nombre inventado para salir de España después de la guerra, y, cuyo verdadero nombre era José Ruiz Borau, nace en Garrapinillos, Zaragoza, el 13 de marzo de 1905 y fallece en Zaragoza el 23 de julio de 1973. La muerte de su padre, un maestro rural, acelera la entrada en la segunda infancia. A los doce años tiene que trasladarse a Zaragoza para trabajar en una imprenta. Su jornada eran de diez horas y su salario de veinticinco céntimos de peseta al día. Después trabaja en un comercio, fábricas, talleres, oficinas, dos temporadas de capea. Con veinte años se casa con Mercedes Gracia. Marcha a Barcelona donde trabaja nuevamente en talleres y almacenes, hasta terminar en la fundición, conocida popularmente como “Can Girona”, de Pueblo Nuevo, con doce horas diarias de trabajo, y el domingo o el sábado dieciocho, para cambiar de turno. Vuelve a Zaragoza e ingresa en el Banco Hispanoamericano. Fue miembro de la comisión ejecutiva socialista de Aragón y dirigente sindical de la federación de banca y bolsa de la Unión General de Trabajadores. Formó parte del Consejo de Aragón por UGT, desempeñando la cartera de Hacienda. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, pasa a Francia. Al salir de campo de concentración de Gurs se marcha a Bayona, donde se encuentra la periodista María Dolores Arana, con la que parte hacia Marsella para embarcarse en el vapor “La Salle” hacia La Martinica, de donde pasaron a la República Dominicana y, con posterioridad, a México, donde se dedicó a diversas actividades y al comercio de libros. Fundó la revista Las Españas, con Manuel Andújar, una de las revistas más importantes del exilio español, que vio la luz por vez primera en la ciudad de México, el 29 de noviembre de 1946. En uno de sus editoriales, escribe Arana: “España, allí, no tiene voz… Pero España puede tener voz más allá de sus fronteras, donde quiera que haya un núcleo de españoles viviendo en libertad”. En julio de 1957, Las Españas dio paso a Diálogo de Las Españas. Arana colaboró también en Comunidad Ibérica. Sobre su actividad mexicana debe verse el libro del vasco Simón Otaola, La librería de Arana (1952). A mediados de 1972, regresa a España con Elvira Godós, con quien se había casado el 29 de diciembre de 1960, estableciéndose en Castelldefels.
José Ramón Arana sigue siendo uno de los narradores del exilio peor conocidos, pero merece un lugar destacado, por el clasicismo y expresividad de su prosa. Arana, poeta y ensayista también, es narrador poco fecundo, pero de una vibración y autenticidad notables. Su obra narrativa está compuesta por una novela corta y varios relatos recogidos en El cura de Almuniaced (1950), trágica historia de un sacerdote en los primeros días de la guerra, y por un libro de memoria anoveladas, Can Girona (1972), subtitulado “Por el desván de los recuerdos”, comienzo de una serie de memorias, de gran vigor estilístico y lucidez conceptual, interrumpida por la muerte del autor.
Otras obras destacadas de Arana son, los libros de versos Mar del Norte, Mar Negro, publicados en 1938, y los libros de ensayo, Antonio Machado y Pablo Casals (1957), Esta hora de España (1962), De pereza mental (1967) y Cartas a las nuevas generaciones españolas (1968), publicado en “Colección Perspectivas Españolas” de Finisterre, con el seudónimo de “Pedro Abarca”. Y como dijo el escritor aragonés: “Un hombre libre por carácter o convicción nunca es liberticida. Y hacerlo esclavo es imposible”.