Jean Anouilh (1910-1987)
(%=Image(1307957,»L»)%) LA VOZ CON UNA VISION TRAGICA DE LA VIDA
Anouilh es una figura de capital importancia dentro del teatro francés y se cuenta entre los que gozan de mayor éxito de público. Su obra,. que se dio a conocer después de la II Guerra Mundial, está impregnada de un agudo pesimismo y una visión trágica y sórdida de la vida, especialmente apreciable en sus célebres “piezas negras”. Todas sus obras reflejan una visión trágica de la vida. Destacan también su protesta contra la injusticia del mundo y su perfecto conocimiento del uso del diálogo y de la técnica teatral. Su teatro tiene influencia de Moliére, de Pirandello y de Bernard Shaw. Escribió también un tipo de obras, las llamadas “piezas rosas”, donde concede mayor espacio al humor y la fantasía.
Jean Anouilh nace en Burdeos el 23 de junio de 1910 y muere en Lausanne el 3 de octubre de 1967. Hijo de padres vasco-franceses. Su padre fue sastre y su madre profesora de piano. Estudia derecho y trabaja en una agencia de publicidad. A los dieciocho años decide consagrar su vida al teatro y se hace secretario del famoso actor y director de teatro Louis Jouvet. Durante la ocupación alemana continúa escribiendo. No colabora con los alemanes pero tampoco forma parte de la Resistencia francesa, por lo que fue muy criticado.
Debutó con la comedia El armiño (1932), pero su mayor éxito fue Antígona (1944), versión moderna del mito clásico, donde se plantea el problema de la rebelión individual frente al orden establecido. Jugando con el anacronismo sigue fielmente la tragedia de Sófocles, con un vestuario y un lenguaje del siglo XX. La heroína de esta comedia rechaza la vida como algo incompatible con su exigencia de pureza. Han tenido también excelente acogida El viajero sin equipaje (1937), La salvaje (1938), El baile de los ladrones (1938), Leocadia (1939), Cita en Senlis (1941), Invitación al castillo (1947), Colomba (1951), El vals de los toreros (1952), La alondra (1953), Ornifle, o la corriente de aire (1955), inspirada en el mito de don Juan, Pobre Bitos (1956), en la que se denuncia a la sociedad francesa, El pequeño Moliére (1959). Mención aparte merece su obra más importante y más representada (llevada incluso al cine) Becket o El honor de Dios (1959), cuyo tema se inspira libremente en la Historia. El joven sajón Tomás Becket, amigo de juventud del rey Enrique II Plantagenet, es a la vez su compañero de correrías y su consejero. Pero su amistad se rompe cuando el rey lo eleva a Primado de Inglaterra y Tomás, sintiéndose depositario del honor de Dios, censura abiertamente las arbitrariedades del rey, sin que por ello dejen de estimarse, lo cual les tortura aun más. El rey terminará por pedir la muerte del Arzobispo para librarse de su influencia dolorosa. Su profunda humanidad recuerda los mejores momentos de Shakespeare. Entre sus últimas obras citaremos: La gruta (1961), La feria del tócame Roque (1962), Ardele o la margarita (1964), Querido Antonio o el amor fallido (1969), Los peces rojos (1970), El arresto (1975), Leonora (1977) y El ombligo (1981)- Y como dijo el famoso dramaturgo francés: “Cada uno de nosotros tiene un día, más o menos triste, más o menos lejano, en que, por fin, debe aceptar que es un hombre”.