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Isabel Allende invitada especial al 6to Festival Internacional de Literatura Berlin

Pocas veces he vivido en Berlin una situación de masas caracterizada por una aprehensión colectiva, casi histérica como la noche pasada en la sala de Teatro » (%=Link(«http://www.berlinerfestspiele.de/en/aktuell/festivals/06_literaturfestival/ilb_start.php»,»Haus der Berliner Festspiele»)%)». Por todo lo que presencié vividamente la noche de ayer podría decir que fué una noche sumamente especial enmarcada en un verano tardío y languido.

Isabel Allende vino acompañada de su esposo Willy a una lectura de su última novela:
» (%=Link(«http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/allende/homeallende/chile.htm»,» Mi país inventado «)%) » (en alemán: «Mein erfundenes Land»). La presentación estaba fijada a las 9 de la noche, pero ya a las 7 pm no había tickets, sino sólo números para una larga lista de espera. Se vendieron aproximadamente 1200 tickets. Mientras tanto en el Foyer el público parecía poseído por una fiebre entusiasta que hacía minuto tras minuto agolpar a las cientas de personas que, como yo, esperaban que se abriéra la sala para entrar y tomar por azar algun asiento cercano al escenario.

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Finalmente después de un corto intermezzo al piano de una obra de Stockhausen, entró la grande y a la vez pequeña Isabel Allende y el público la recibió con aplausos largos y cálidos. Isabel Allende supo commover los corazones de todos, alemanes y latinoamericanos hasta el último momento.

Después de que ella misma leyera un fragmento largo de su libro y la actriz alemana Hannalore Hoger leyera en alemán un otro capítulo aún más largo de su libro, la moderadora Luzia Braun y Michi Straufeld representante de la editorial Suhrkamp iniciaron un diálogo abierto con la escritora.

Isabel Allende divagó en voz alta y sin censuras por su memoria personal y familiar, contó chistes y anécdotas de sus nietos. Se entregó sin barreras a la masa hipnotizada por su labia de buena contadora e ingresó en una charla intima con la misma.

Su marido, Willy que estaba sentado al frente de ella en la primera fila fué el objetivo predilecto de su humor. En muchas de sus historias reales juega Willy un rol predominante.

Regresó a Chile varias veces, se detuvo cortamente en Venezuela, país donde vivió 13 años y comparó las maneras de las mujeres recatadas y almidonadas chilenas con las venezolanas que ostentan tanto sus senos como sus nalgas en pantalones rosados. Y regresó de nuevo a los Estados Unidos, a su segundo hogar que es California.

Isabel Allende cree firmemente en fantasmas, aunque nunca los ha visto. Aloja a mucha gente en su casa para que se queden a vivir por temporadas largas. Tiene una gata que se llama Olivia y es germánica por su comportamiento fijo e invariable. Y se siente disidente tanto en Chile, donde huyó por razones políticas, como en los Estados Unidos contra la política internacional de Bush.

Para ella el 11 de Septiembre tiene una significación claramente cármica, ya que ese mismo dia (ayer fué 11 de Septiembre) se dió el golpe militar a Allende en 1973, el atentado terrorísta en 2001 en Nueva York y más atrás en la historia en 1541 la invasión de Chile por colonizadores españoles.

Se define como mestiza, hija de la confluencia india y española, y extranjera. Es extranjera en los Estados Unidos y extranjera en Chile. Y sin embargo, encuentra inexplicable el hecho de que pese a que no nació en Chile, que tiene más de 30 años viviendo en el exterior, no necesite investigar absolutamente nada para documentar sus novelas que se insertan en ese país. Su Chile está inventado en su corazón. Y después declara emocionada: «Yo solamente soy Chilena».

Cuenta que su nieto le impela diciéndole que porque «recuerdas cosas que no han pasado». Y ella le responde sabia y amorosa a la vez: » Porque la memoria es subjetiva y traidora».

Un periodista alemán le hizo una pregunta sobre el porcentaje de ficción y de realidad de sus novelas. Isabel Allende encuentra «muy alemana» su pregunta y sin embargo intenta darle una respuesta numérica a su interés de fijar la fantasía e inspiración en unas cifras. Su respuesta fué: el porcentaje inventado sería un 67 % y el verdadero un 33%, pero al ver que los números no cuadraban, deja al albedrío del otro la respuesta definitiva.

Finaliza su lectura con una valorización de la novela detectivesca de Willy y unas palabras optimistas y proselitistas a la obra de Michelle Bachelet, la primera mujer presidente en la historia constitucional de Chile y de toda Latinoamérica. Desde que ella está en el poder político el 50 % de cargos de estado están en manos de mujeres. Isabel Allende espera que lo hagan mejor que los hombres y que por nada del mundo «vayan a meter la pata».

En contra de los snacks y el sexo rápido al estilo norteamericano, Isabel Allende es una amante de la vida y dice: «el tiempo es para aprovecharlo y vivirlo».

Mientras Isabel Allende se levanta y desaparece del escenario con una rosa roja, afuera se va formando una cola de 500 personas con un libro suyo en las manos para que la escritora más notable y leída en toda la historia de la literatura latinoamericana asiente su nombre. Yo logré saludarle y darle media mano, mientras una cámara me filmaba y el documental de Paula Rodriguez y Andrea Rodriguez acompañaba a Isabel Allende en ésta noche cálida de confesiones y nostalgias.

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