Feliz día Suegrita
Soy desordenada, lo sé y conocí a mi suegra de la peor manera.
Comencé con mi novio un 17 de septiembre de 2014 y a los pocos días fuimos a su casa (casa que ya yo había visitado en ausencia de ella) y cuando la vi, ella como típica madre me miró de arriba a abajo pensando «tú no eres la indicada para mi hijo» y yo entendí su pensamiento desde el principio. Y es que con toda razón lo pensó.
Días antes habíamos hecho una reunión en casa y el desorden fue monumental.
Ese día en que la vi, nos sentamos a conversar y nos conocimos un poco, me hizo las preguntas de rigor ¿Estudias?, ¿te graduaste?, ¿trabajas?, ¿cómo es tu familia?, ¿tu familia sabes que eres novia de mi hijo?, ¿cuáles son tus aspiraciones en la vida?, Etc. y por supuesto yo digna y regia respondía con la frente en alto, así no fuera lo que ella esperaba escuchar.
Pasaron los días, un par de semanas y a los dos meses era el acto de graduación de quien ahora es mi esposo. Tenía pensado colocarme cierta «pinta» para lucir bien con su familia, sin embargo su mamá me ofreció un vestido para lucir mucho mejor, y así fue. Saliendo al auditorio, como cualquier pareja íbamos tomados de la mano y salieron a relucir los celos de madre; se escuchó en el fondo y con voz muy seria «esa mano era mía». Sí, aunque no se crea, fueron palabras de su mamá. Yo no podía creer lo que estaba presenciando, no podía entender cómo podían existir celos por tomarle la mano a mi novio.
Llegó el primer diciembre juntos. El 24 fue una fecha muy importante, fue la primera navidad lejos de mi familia, pero no por eso estaba triste, solo me sentía un poco distinta en compañía de otras personas que desde ese año se convirtieron en mi familia. Disfrutamos, comimos, hablamos, bailamos y todo esto con mi suegra justo a mi lado.
Desde 2014 hasta la fecha mi suegra y yo hemos tenido aciertos y desaciertos que nos han permitido «mejorar» nuestra relación. De vez en cuando conversamos, nos reímos, pero siempre existe esa «espinita» por su parte de que «esa mano era de ella» y resulta que ahora es mía.
Sé que como buena madre tiene unas expectativas muy altas con respecto a la mujer que quiere para su hijo. Quizás yo no lleno esas expectativas, pero puedo estar segura de que lleno las de él y al fin y al cabo, eso es lo que importa.
Dicen por allí que una pareja es de dos y un tercero, venga del lado que venga, sobra. Yo siento lo mismo. Una sugerencia de la suegra para mejorar las relaciones de pareja está bien, pero cuando la «sugerencia» se vuelve una orden, comienza a cobrar otro sentido.
En este día tan especial me gustaría regalarle dos cosas; algo así como un boleto de avión para que se vaya desde Venezuela a Australia o quizás un holograma de su hijo para que siempre lo tenga en casa y no sea necesario visitarnos, serían buenos regalos, ¿cierto?
Algún día podré decir «amo a mi suegra». Algún día, hoy no.