Felipe Márquez: más allá del mito

AI. ¿Por qué plantearse un nuevo camino?

FM. Para no sentirme muerto, para no sentir que uno se encuentra estancado… Como yo no soy precisamente un artista comercial, tengo la suerte de poder darme ese lujo. Además, la galerista de “Minotauro” me permite trabajar en función de estos nuevos esquemas. Siento que me estaba repitiendo en las postales y eso era un terreno seguro, sin riesgos. En cambio, esto es lo más libre que he hecho. Aunque es cierto que también he hecho lo que he querido, luego de las primeras exposiciones la gente termina por esperar “algo” de ti, algo predeterminado.

Para Felipe Márquez, una de las realidades que más aquejan en nuestro país en el ámbito creativo-intelectual, es la persistencia de un “mercado estreñido y estancado en cuanto a propuestas nuevas. Sin embargo, existen quienes están acompañados por buenos galeristas”. Y quizá podemos decir que, para Márquez, él es uno de esos afortunados en contar con una galerista que se abre a los riesgos que supone entregarse a la ruptura de la convención, es decir, al rompimiento de las mismas expectativas que el público espectador se hace de un artista consagrado a través de otros lenguajes. Así, el artista sostiene: “A Cecilia Ayala, galerista de la Minotauro, no le importa arriesgar. Le da oportunidades a los nuevos artistas, más allá del problema del dinero. En este sentido, se puede decir que es una ‘galerista romántica’”.

Es por ello que Márquez se plantea “dar a conocer el trabajo de las pequeñas galerías, que en este país no se toman en cuenta”, mientras que, con respecto a la nueva etapa de su obra, el artista señala: “lo que ocurre entre el dibujo y la persona es libre. Este tipo de exposiciones es una manera de descubrir lo que uno está haciendo, y por ello no es un simple negocio, aun cuando esas obras puedan ser vendidas”.

Uno de los trabajos que más le ha valido reconocimiento artístico, fue el emprendido con su interpretación de las postales antiguas, que expuso en 1999 bajo el título de “Imagosophia”. Hoy, la serie “Casa cerrada” presenta un conjunto de treinta y dos trabajos que rompen con la misma estética que dominaba la obra de Márquez, ante la necesidad de inaugurar nuevos lenguajes. Así, la serie “Casa cerrada” abre un nuevo sentido de sugerencia, de figuras que se insinúan. Márquez afirma: “pueden acusarme de incoherente, pero hay una coherencia absoluta”.

La intimidad que anuncia un nombre como el de “Casa cerrada” es a la vez el cierre del inventario de la memoria personal y familiar –como de hecho lo fue la exposición “(%=Link(2249936,»»)%)”, cuya curaduría estuvo a cargo de Márquez–, y la apertura de un nuevo ciclo que se abre como demarcación de independencia ante la misma saga de los Brandt: “estoy fuera del mito que yo mismo ayudé a formar”, dice Felipe Márquez, aunque sabe que “al uno mostrarse, se desmitifica”.

La invitación es a partir de este domingo 11 en la Galería Minotauro de La Florida, ubicada en la Avenida las Palmas.