Entretenimiento

Entretenimiento vs. ambiciones políticas: La irresoluble disyuntiva existencial de la Berlinale

Dieter Kosslick ya lo expresó en la primera rueda de prensa de la Berlinale 2013 al dar a conocer el programa del festival. La Berlinale es y se mantiene como un festival internacional de cine político, en el que temas actuales como los impactos de la crisis bancaria a nivel mundial, la falta de libertad de expresión en países como China o Irán, o los estragos ecológicos y sociales de la explotación de gas con la nociva técnica de fracking serán mostrados fílmicamente a lo largo y ancho del festival.

 Y, en efecto, estos temas y muchos más han sido tratados cinematograficamente en todas las secciones del festival con un grandísimo repertorio de 400 películas. Se sobreentiende que en diez dias de duración del festival es imposible registrarlas todas ni analizar siquiera un 10% de ellas, pero si hacemos un sondeo de las películas mostradas hasta el momento en la sección oficial, veremos con cierta insatisfacción, que las ambiciones políticas de muchas de ellas se quedan en un nivel de análisis o desarrollo poco profundo y lo que comenzó como una gran promesa termina decepcionando al observador crítico.

Promised Land, la película de Gus van Sant protagonizada por Matt Damon y Frances McDormand maneja ciertamente el tema del fracking, pero su propuesta es tan banal y tan poco creíble que se descubre un sabor a Hollywood con Happy End al término de la película. 

 

Side Effects de Steven Soderberg protagonizada por Jude Law, Catherine Zeta-Jones y Rooney Mara, que toca una serie de temas complejos como los métodos anti-éticos de introducción de psicofámarcos en el mercado de usuarios a través de la colaboración incondicional de psiquiatras y psicoterapeutas,  el uso y abuso de psicofármacos en la sociedad y la pérdida de distancia profesional entre terapeutas y pacientes, termina degenerando en un thriller vergonzoso en donde todos estos temas quedan relativizados al inculpar a una paciente (la actriz Rooney Mara) de simular efectos colaterales de algunos de estos medicamentos y asesinar a su marido en un estado de trance. Además una peligrosa relación lésbica con la Dra. Siebert (la actriz Zetha-Jones) pone todo en entredicho. Lo que comenzó como una posibilidad de develar los mecanismos de manejo del mercado de psicofámarcos y las peligrosas consecuencias individuales en el abuso de medicamentos termina resuelto de una manera insastifactoria.

Layla Fourie, la segunda película alemana en Competencia de manos de la joven directora Pia Marais, protagonizada por Reyna Campbell y August Diehl, nos introduce en Johanesburgo en Surafrica en la vida de una mujer negra, madre soltera de un niño que no cuenta con su padre. Para ofrecerle mejores condiciones de vida aplica para realizar un trabajo de selección de personal usando un detector de mentiras. Una noche ella misma comete un crimen (atropella sin querer a un hombre blanco que muere y ella se deshace de su cuerpo en un basurero a las afueras de la ciudad) bajo la mirada de su propio hijo, induciéndole a la complicidad y a la mentira. Y ella, Layla Fourie, que conoce el mecanismo de la mentira, en el que una lleva a la otra en una espiral sin término, cae en su propia trampa, sin solventarla eticamente por miedo a las consecuencias legales. Una pseudo-liason sexual con el hijo del  atropellado (el actor alemán August Diehl) influye en que toda la temática de trasfondo como la discriminación racial y sexista, las opciones laborales para mujeres negras en Surafrica, etc queden intocadas en la película.

Además, por lo menos 3 películas de las 19 en Competencia, están fuera de sitio en la programación. La razón es simple: se trata de películas de simple entretenimiento que no plantean ninguna temática digna de ser abordada y donde la crítica política y el análisis acucioso no encuentran lugar. La primera es The necessary death of Charlie Countrymann de Fredrik Bond con la actuación de Shia LaBeouf y Evan Rachel Wood, la segunda Prince Avalanche de David Gordon Green y la tercera, una película de animación The croods de Kirk DeMicco y Chris Sanders. The Croods es la antipenúltima película que se mostrará el viernes 15, un dia antes de que culmine el festival.

 

En contraposición al mero entretenimiento vivimos momentos de clara lucidez y de alto nivel intelectual especialmente con dos películas: Before Midnight de Richard Linlater, con las actuaciones de Ethan Hawke y July Delpy y la película Parde de los directores Jafar Panahí (en arresto domicilario y prohibición laboral en Irán) y Kamboziya Panovi, poblada de ironía, equívocos y surrealismos.  Además, dos producciones francesas fueron de gran interés: La Religiosa de Guillaume Niclox, protagonizada por Paulienne Etienne, Isabell Huppert, Martina Gedeck y Louise Bourgois y Camille Claudel con Juliette Binoche, sobre los últimos años de vida de esta gran artista y escultura en un sanatorio mental.

 

Con Night train to Lisbon del director danés Bille August, basada en la novela del escritor suizo Pascal Mercier y excelentemente interpretada por el actor británico Jeremy Iron, Charlotte Rampling,  Martina Gedeck (actriz alemana presente por tercera vez consecutiva en el festival) y el actor inglés Christopher Lee como sacerdote (y no Drácula) presenciamos una película fabulosa sobre la vida, sus disquisiciones filosóficas, el amor y la búsqueda del selbst en el otro.

 

Con la última película, Elle sen va con Catherine Deneuve, nos alegraremos de ver nuevamente cine francés de calidad y despedir así a la 63. edición de la Berlinale: un festival de cine internacional abrumador en su oferta programática, destinado muy probablemeete a vivir su disyuntiva existencial debido a su posición geográfica desfavorable y a la de no tener una política de selección de películas independiente de los intereses de las productoras, los financiadores y otros lazos de sujeción que ciertamente desconocemos.

 

En definitiva,  la Berlinale no es equiparable a los festivales de Cannes ni de Venecia, pero tiene una propia identidad justamente marcada por sus contradicciones, sus divergencias y sus exabruptos. Y, aún así, es una experiencia indescriptible y de enorme goce  vivirla desde dentro y estar a la saga de lo que depara el programa de películas cada año.

 

Página oficial del festival: www.berlinale.de

 

Artículos relacionados de la Berlinale 2013 de  Martha Escalona Zerpa:

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