Emiliana y el universo “chic” de Titina Penzini
Amo la uniformidad. El negro y el azul marino son tonos que me fascinan. De pronto un día me coloco alguna prenda estampada o con un color vivo, pero no es muy frecuente. La verdad es que me ponen nerviosa los colorinches. Eso sí, siempre me vas a ver con un collar vistoso y con una sortija, pues disfruto mucho los accesorios. Por cierto, olvidé presentarme. Mi nombre es Titina Penzini y este es mi universo chic.
Desde pequeña me interesó la moda. Por eso, cuando me gradué de bachiller, no lo pensé dos veces para irme a Nueva York y formarme en Parsons School of Design. Luego trabajé en París con importantes casas de moda. Christian Lacroix, Lanvin, Chloé, Karl Lagerfeld, Thierry Mugler y Claude Montana son solo algunas de ellas.
Pero, bueno, el destino me obligó a regresar a Venezuela. Y no te lo voy a negar: al principio me sentí triste, porque estaba dejando mi crecimiento en Europa. Luego comprendí por qué debía volver, y la razón tiene nombre y apellido: Carlos Valedon, quien se convirtió en mi esposo.
Todavía recuerdo el día en que lo conocí. Ambos teníamos unos amigos en común que se reunían para hablar francés. A él lo invitaron para que atendiera a unas extranjeras que estaban de visita y a mí para que conversara con la mamá de unos compañeros. Aquella noche nos vimos y comenzamos a escribir una historia que aún no termina.
Fue así como en 1999 le di el «sí» en el altar. Pero mi vida cambió por completo dos años después. Era una época en la que estaba haciendo bastante dieta y ejercicio, pero comencé a sentirme súper cansada y no rendía en mi rutina. Conversé con mi padre, Pedro Penzini Fleury, sobre mi situación física y él fue tácito: «Titina, tú tienes mononucleosis».
Le hice caso y fui rápido al médico. Cuál fue la sorpresa al descubrir que mi supuesta enfermedad era un pequeño ser que estaba creciendo en mi vientre. Emiliana… mi bella Emiliana. Ella se convirtió en mi razón de ser.
La llegada de mi hija hizo que me volviera una mujer más activa, que busca siempre proyectos, porque yo le quiero dejar un legado. Mi mayor anhelo es que se sienta orgullosa de mí y le recalco que debe ser trabajadora, estudiosa y excelente en todo lo que se proponga. Esos son valores que aprendí de mi madre, la abogada Edith López.
Por eso es que siempre estoy haciendo cosas nuevas: tengo mi programa de radio, El Caleidoscopio, en Éxitos 99.9 FM; apoyo a los talentos de la moda a través de los salones 100% Chic, los cuales realizo mensualmente; próximamente voy a publicar mi nuevo libro, 100% Chic Home… es decir, no me gusta quedarme en los laureles.
Es que esta nación se hace construyendo todos juntos. No en vano busco siempre la manera de impulsar a las marcas emprendedoras. De hecho, dentro de poco abriré una tienda en Margarita en la que estarán presentes todas estas firmas que he conocido en los últimos años.
Así sea poquito, yo trato de hacer algo mejor por mi país. Me gusta aportar sueños, aspiraciones a ser cada día más grandes, que todo el mundo pueda acceder a mejores lugares, que cada quien cambie –para bien– la vida de otros.
Todos debemos movernos desde nuestro sector. Yo lo hago desde la moda, porque me apasiona y porque sé que puede ser un agente de impulso. Y para muestra puedo decirte que hay marcas que cuando comencé a apoyarlas tenían solo dos empleados. Ahorita cuentan con una red de quince o más. O sea que se genera empleo.
Sé que ahorita estamos realmente muy mal, pero esta crisis nos ha permitido explotar nuestra creatividad al máximo. No me quiero aventurar a pronosticar nada, pero tengo fe en que, con la ayuda de Dios, en unos años estaremos mucho mejor que ahora.