El legado cultural de Mateo Manaure
Venezuela se despide de uno de sus artistas plásticos más importantes: Mateo Manaure, quien falleció este lunes a la edad de 91 años. Muchos lo recuerdan por el montón de sus obras —26, para ser exactos— que decoran buena parte de la Ciudad Universitaria de Caracas, entre murales, vitrales y policromías.
El legado que este exponente dejó en el campus universitario, integrado al de otros profesionales que se sumaron al sueño de Villanueva, fue clave para que la Unesco le otorgara el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad a la casa de estudios más antigua del país.
Manaure nació en Uracoa, estado Monagas, el 18 de octubre de 1926, y se formó con Pedro Ángel González, en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas, actual Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas. En 1947 ganó la primera edición del Premio Nacional de Artes Plásticas, y realizó su primer viaje a París (Francia), metrópoli que marcó un punto importante en su carrera, pues fue allí donde evolucionó hacia la abstracción geométrica y, seguidamente, lírica.
Para los años cincuenta, el oriental hizo raíces en su país. Fue la época en la que fundó, junto a Carlos González Bogen, la Galería Cuatro Muros y realizaron la Primera Exposición de Arte Abstracto de Venezuela. En ese entonces inició su colaboración con el proyecto de Carlos Raúl Villanueva, donde no solo aportó su arte, sino que fungió como supervisor de las obras. Esto le abrió las puertas para integrar varios proyectos públicos, como las policromías del 23 de Enero.
Ya en 1984 fue nombrado presidente de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos, y para 2009 ya había un recinto con su nombre: el Museo de Arte Contemporáneo Mateo Manaure (Maturín, estado Monagas).
En honor a su lugar de nacimiento, en 2012 se desplegó el gran mural «Uracoa» en la avenida Libertador, de Caracas. Se trata de una reproducción horizontal de dos obras del artista que recubre las escaleras de emergencia que dan hacia el edificio de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).