“Él era un niño especial, no estaba protestando”: La historia de Mervins Guitian
“La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan”
Isabel Allende
Cuatro discapacidades: mental intelectual, mental psicosocial, neurológico y visual, todas en grado moderado. Estos eran los cuatro retardos de Mervins Guitian, producto de una meningitis que sufrió cuando tenía un mes y medio de nacido. Y si se habla de sus enfermedades en pasado es porque este jueves, en horas de la noche, cruzó el umbral de la muerte.
“Uno sale y no sabe si vuelve”; un dicho bastante común que, lamentablemente, es más común de lo que se dice. El caso de Mervins es un ejemplo de ello: estaba en Petare en casa de su tía de crianza, Raquel Zambrano, y en horas de la noche salió a comprar comida. Eran las 10:00 pm cuando estaba en el sector 5 de julio, camino a la casa de otra tía, y se topó con una manifestación que estaba siendo enfrentada por colectivos y reprimida por la Guardia Nacional Bolivariana.
Estar en el momento y lugar equivocado fue el error de Mervins, si es que se le puede llamar “error” al hecho de salir a buscar qué comer. Una bala impactó en su espalda, atravesó sus órganos y salió por el abdomen, lo que ocasionó un derrame interno.
“Él era un niño especial, no estaba protestando. Tenía como 4 años de atraso, él no estaba manifestando nada, solo iba para casa de su tía”, fueron las palabras de su abuela Nelvis Díaz.
Tal vez –no hay manera de saberlo– a este joven le hubieran salvado la vida de haber llegado rápido al centro hospitalario, pero la fuerte represión impidió a los vecinos sortear con rapidez los gases lacrimógenos.
Finalmente, “pudieron llevarlo al Hospital Domingo Luciani, donde falleció. La doctora que lo atendió le informó a su abuela que la bala que le quitó la vida a Mervins provino de un fusil”, indicó la Confederación Sordos de Venezuela (Consorven) en un comunicado.
Luego de esta tragedia, el alcalde de Sucre, Carlos Ocariz, calificó a Mervins como una persona muy querida en su comunidad y en su trabajo. “Exigimos a los cuerpos de investigación determinar quién le disparó y acabó con su vida (…) y no solamente determinarlo, sino castigar severamente a los culpables”, dijo el mandatario local.
Si Ocariz emitió este calificativo de Guitian es porque desde hace ocho años, el joven pertenecía al staff laboral de la Alcaldía de Sucre y se desempeñaba como supervisor de mantenimiento. Diariamente sufría entre 5 y 10 convulsiones por su condición y la falta de medicinas.
Ahora forma parte de las veinte personas que han fallecido las últimas semanas, producto de las protestas contra el Gobierno nacional. Pero al igual que los otros diecinueve, él no murió, aunque suene contradictorio. “La gente sólo muere cuando la olvidan”, escribió Isabel Allende en su novela “Eva Luna”, y, definitivamente, ninguno de los caídos quedará en el olvido de Venezuela.
