El cine documental y la juventud perdida en Mientras somos jóvenes
Mientras somos jóvenes (While We’re Young), la nueva comedia del director newyorkino Noah Baumbach maneja con fino humor y diálogos incisivos y precisos dos grandes complejos temáticos: la nostalgía de la la juventud perdida y los sentimientos y conflictos que una reflexión al respecto suscita y las disquisiciones éticas y políticas de la producción de cine documental.
Josh (Ben Stiller) y Cornelia (Naomi Watts) son un matrimonio de mediana edad que vive en Nueva York y se ve cada vez más confrontado cómo sus amigos de igual generación comienzan a ser padres.
Atemorizados de estar quedándose atrás de ellos por decidirse a no tener hijos, conocen causalmente a una joven pareja de veinteañeros que les hará cuestionarse su modo de vivir. Jamie (Adam Driver) y Darby (Amanda Seyfried), son jóvenes creativos, espontáneos y sin ataduras. Viven el dia a dia y están dispuestos a dejarlo todo en busca de disfrutar su próxima pasión.
Para Josh, es como si se le hubieran abierto una puerta de regreso a su juventud o a la juventud que quisiera haber tenido. En un apasionamiento indetenible, Josh y Cornelia dejan de lado a los amigos de su misma edad para seguir a estos jóvenes y vivir por segunda vez una jovialidad y liviandad ya pérdida en la cotidianidad del dia a dia. Como si estuviéran en un proceso de huida, de negación, de ese paso inevitable que es entrar en la completa madurez.
En especial Josh cae en un replanteamiento de su estilo de vida y de su trabajo. En una dificil fase de vacío y desconcierto. Josh es director de documentales y trabaja desde hace 10 años en un documental que no termina de concluir. Su suegro, con el cual no se lleva bien, es una reconocida personalidad en la teoría sobre el cine documental. Josh que quiere emularle, vive a su sombra, no atreviéndose a terminar su obra preso de dudas y zozobras intelectuales y morales sobre la calidad de una obra inconclusa.
Al parecer Jamie instrumentaliza los conocimientos y contactos de Josh y filma un documental en breve tiempo que le hará subitamente famoso. La manipulación de la realidad, de los hechos y de sus protagonistas para generar su documental no serán ningún obstáculo para el joven creativo para llevar a fín su obra. Desde el punto de vista de Josh su película no es ética, porque se burla de las premisas morales y éticas. Pero la juventud lo puede todo y logra obtener lo que él, ya de mediana edad, no logra en una década.
Ben Stiller es perfecto en el rol del artista que es incapaz de soltar su obra, que se queda estancado en el proceso y teme por el final. Es un conformista en extremo, que ve en Jamie esa chispa que cree haber perdido, ese ímpetu que solo nace con decisiones improvisadas. Intenta imitarlo, obviando el hecho de ser un hombre ya entrado en años, con pelo algo canoso y una incipiente artritis que lo acerca a esa adultez oscura y temida. Y, Naomi Watts da vida a una mujer independiente, que cree saber las respuestas a preguntas que ni siquiera se ha formulado. Durante la película intenta convencerse a sí misma una y otra vez que la falta de hijos la hace más libre, sin notar que sucede todo lo contrario.
Mientras somos jóvenes (While We’re Young) es desde cierto punto de vista una lección de vida y un espejo para mirarse en la propia historia personal, comenzando en el presente y echando una mirada atrás, para así sacar conclusiones y hacer una síntesis. Una síntesis para vivir mejor o para cambiar una que otra cosa y así acomodarse nuevamente a la cotidianidad. Y, sobre todo, dejar de lado el constante miedo a la adultez.
Al final de la película la aceptación de los protagonistas de tener una vida convencional y abrazar finalmente la paternidad, aunque sea adoptando a un bebé, los convierte en seres más cercanos a la inmortalidad deseada y a esos minimales triunfos donde la renovación siempre es posible. Aún en la edad madura.