Edgar Ramírez como exorcista en Líbranos del mal
Desde septiembre 2014 se muestra en las carteleras cinemtográficas de Berlín la película Líbranos del mal (Deliver us from Devil), del realizador estadounidense Scott Derrickson y protagonizada por el actor venezolano más cotizado de Hollywood Edgar Ramirez y el actor australiano Eric Barna.
El tema de la existencia del mal o del demonio y su liberación a través de la práctica del exorcismo no es nueva en la historia del cine. Basta recordar la escalofriante película El exorcista (1973) de William Friedkin con la espantosísima Linda Blair, el temible Bebé de Rosemary (1968) de Román Polansky con la aún timida Mia Farrow, El Exorcismo de Emily Rose (2005) del propio Scott Derrickson o incluso la película alemana Requiem (2006) de Hans Christian Schmid para tener al menos unas pocas referencias de su tematización en el mundo cinematográfico.
Lo particular en Líbranos del mal, es que los hechos y crimenes inexplicables por una policía ciertamente perpleja se suceden en el Bronx, Nueva York, en la ciudad que nunca duerme, en el presente contemporáneo. Y que, son testimonios de hechos reales contados por el agente de la policía Ralph Sarchie (el actor australiano Eric Bana), quien tuvo que enfrentarse contra ellos. Pero, al menos no sólo, pués sin la acertada ayuda de un buen conocedor del demonio y del mal, no es posible explicar los asesinatos, ni salvar a los poseídos por el demonio. Un buen exorcista es necesario, y uno, que como el padre jesuita Joe Mendoza (el polifacético actor de los Andes venezolanos Edgar Rámirez), hable español, latin e inglés y sea latinoamericano.
Así que estando de manos cruzadas ante los hechos inexplicables que se multiplican en la obscuridad y mal tiempo en las calles y en el Zooloógico del Bronx, Sarchie opta por una alianza insólita con Mendoza, un sacerdote nada convencional, otroro drogradicto y hoy tomador de whisky, que le acompañará a solucionar los casos paranormales, que tienen a lo demoníaco como denominador común. Y ésta cooperación entre un policía-demonólogo y un sacerdota exorcista aficionado al whisky es lo que mantiene en permanente agilidad y credibilidad el resto de la película.
En el proceso de investigación todos los indicios llevan a localizar a cuatros ex-soldados estacionados en Irak, que sufren un schock paranormal en una cueva obscura y profunda en un lugar de aquel país. La poca luz, la cámara, más la música de fondo son los perfectos elementos para una película de horror. Derrickson no escatima en estos detalles. Después del evento traumático sufrido, en el que todos ellos quedan poseídos por el mal, regresan a NY y aquí intentan rehacer una vida, que ya no es posible porque el demonio tiene otros planes. Así mismo, la esposa Jen (Olivia Munn) y la hija Christina (Lulu Wilson) del atormentado e insomne agente de policia Sarchie están en peligro y el demonio ya viene haciendo acto de presencia por las noches en la habitación de la niña. En estas escenas, los espectadores vuelven a tener los pelos de punta.
En el fondo, Líbranos del mal es una historia inspirada en hechos reales basada en los relatos verídicos del sargento de policía de Nueva York, Ralph Sarchie, pero al igual que las películas arriba señaladas Líbranos del mal no nos lleva más allá, hacia la explicación o comprensión de tales hechos. Aparte de sentir un profundo respiro por la labor del exorcismo trilingual logrado exitosamente por el guapo y melancólico padre Mendoza, no se genera un aprendizaje mayor sobre la temática. Y el tema y su tratamiento quedan relegados finalmente en la esquina del Ocultismo.