Dramo: del Divino Narciso a la Pascua familiar
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Un divino acercamiento a la obra de Sor Juana Inés de la Cruz fueron las imágenes creadas por Dramo, Dramaturgia del Movimiento, y que ayer nos envolvieron en una atmósfera que se supo manejar entre la sensualidad mítica de la belleza de Narciso y la espiritualidad barroca de la estética católica secular. La propuesta de Dramo explora los elementos tecnológicos contemporáneos como un lenguaje no disociado de las más antiguas alegorías que subyacen en la memoria cultural latinoamericana, donde el elemento religioso actúa como catalizador del proceso que va desde la egolatría de narciso hasta el altruismo de Jesús, sin poder alcanzar nunca alguna de estas divinidades. Las contradicciones narcisistas y cristianas forman parte de esta recreación fundamentada en la estética corporal, donde quien se ve así mismo desde sí mismo y por sí mismo, se disocia, se fragmenta, contemplando otro ser, otro espacio, otro “yo”. Esa mirada absorta en su propio reflejo de pronto descubre otro objeto de atención que está fuera de sí. La evocación de la tradición católica del siglo XVII con la intervención de los elementos multimedia como transmisores de la iconografía posmoderna, revelan la permanencia de la memoria al tiempo que confirman la inevitable deconstrucción y reconstrucción de los signos, apreciable en la particular mirada de cada creador, y que hacen del colonial Divino Narciso de Sor Juana un autosacramental cercano a nuestra experiencia.
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Pero una conexión casi mágica nos lleva de la mano de Narciso a la recreación del rito familiar más próximo a la vivencia cotidiana, mas no por ello superficial. Este es el caso de la obra Pascua de Miguel Isaa, miembro de esta agrupación, que nos enfrenta con ese mundo familiar bien conocido por todos, pero que a la vez resulta de una profunda extrañeza cuando, sujetos a las formas convencionales de la reunión familiar, nos encontramos en situaciones de gran estupor, de confusión, de encuentros y desencuentros. Desde el melancólico canto del fado portugués hasta la sensualidad del tango, sin hablar de los salerosos ritmos afroamericanos (y aún nos quedan otros por nombrar), Dramo explora la convivencia familiar a través de los rituales festivos que encuentran su espacio en los cálidos pliegues de piezas cargadas de memoria, de recuerdos familiares, de historias maternas, paternas y fraternas, historias filiales que se identifican en las melodiosas frases del lenguaje musical popular y en una expresión corporal dramática, profundamente expresiva, libre, sutil y a la vez grotesca, sólo posible en el terreno de la intimidad familiar. Pascua es una manera de vernos a través del tamiz de la familiaridad que justifica los niveles más extremos de las relaciones humanas. Es, sin duda, un verdadero espacio que encuentra resonancia en nuestras propias memorias.
(%=Link(3233213,»Vea: Galería del XII Festval Internacional de Teatro»)%)
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