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De este lado del mar

Su isla es una gigantesca roca que emergió del mar hace millones de años. Sus pobladores son una interesante mezcla de sucesivas invasiones de cartagineses, griegos, etruscos, romanos, vándalos, visigodos, sarracenos, lombardos, francos y otomanos. En su bandera está representado un moro. El arrojo y el espíritu de aventura parecieran correrle por sus venas. Sienten enorme orgullo del gentilicio que comparten con el más famoso de todos los corsos: Napoléon Bonaparte.

Por todo esto y como descendiente de corsos, yo también me sentí muy orgullosa de la gesta de los corsos de este lado del mar, estupendamente narrada por Malena Roncayolo en su documental «De navíos, ron y chocolate», que acaba de ser presentado en el marco del Festival de Cine Francés.

Los corsos llegaron a Venezuela en dos grupos muy importantes: uno que llegó alrededor de la disolución de la Gran Colombia en 1830 y otro, más numeroso, circa 1870. Hubo corsos que llegaron tan temprano como el siglo XVIII y lucharon en la Guerra de Independencia. La huella de la inmigración corsa en Venezuela es notable. Sobre todo si se piensa que vinieron de una pequeña isla y en un número relativamente pequeño comparado a otros grupos de inmigrantes. Muchos de ellos llegaron, como el caso de mi familia, en navíos de la familia Roncayolo.

No se puede hablar del cacao en Venezuela sin mencionar a los Franceschi, Massiani, Orsini, Angeli, Lucca, Santelli, Rafalli, Benedetti, Antoni y Prosperi, familias que llegaron a controlar la totalidad de la exportación del cacao de Paria. Tampoco puede hablarse del ron y del café sin que salgan a relucir otros apellidos como Paravisini y Liccioni. Ni de casas de comercio como Pietri, Palazzi, Grisanti, Branger Osattoni, Semidei, Luciani, Salvatti…

Ni de la importancia cultural de la Carúpano de finales del siglo XIX, que contaba con telégrafo, tranvía y teatro, boulevard, malecón y puerto. Acueducto, fábrica de hielo y restaurante. Colegio, academia de música y periódico. Desde Carúpano se instaló el primer cable submarino hasta el puerto de Le Havre. El padre del presidente Leoni era corso. También el abuelo de Arturo Uslar Pietri. Son más de un centenar de familias que han construido mucho de la patria trabajadora, de la patria próspera, de la patria buena.

@cjaimesb

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