Un conocedor de los entretelones del Arte: Carlos Cruz-Diez, hijo
La trayectoria de Carlos Cruz-Diez, hijo, es la de un conocedor del mundo del arte y sus entretelones, ya que cuenta con una experiencia de más de 40 años acompañando a una de las más destacadas figuras del arte contemporáneo, Carlos Cruz-Diez, su padre. El know-how adquirido durante todo ese tiempo nutriéndose y apoyando el trabajo y las numerosas actividades del artista, en la gerencia del taller y en el uso de tecnologías aplicadas al arte, fue el motivo de sus conferencias en China.
ECL: Bajo el título “Arte y tecnología – Arte y arquitectura”, usted dictó tres conferencias en Shanghai, China. ¿Cuál fue el interés de las instituciones que lo invitaron para tratar ese tema?
CC-D, h.: El 14 de abril, di mi primera conferencia, en el East China Architectural Design & Research Institute (Ecadi), en Shanghai. Esta institución planifica, coordina y construye obras de infraestructura en China y en otras partes del mundo, para eso cuenta con una plantilla de 400 arquitectos. Mi intervención se centró en el conocimiento adquirido en los proyectos de integración del arte a la arquitectura en los que hemos participado en diversos países. Como sabemos, las ciudades en China se están desarrollando a una gran velocidad y necesitan asesoría especializada en este campo.
ECL: ¿Sobre cuáles conceptos giraron sus intervenciones?
CC-D, h.: Tuve la oportunidad de hablar sobre la importancia para la sociedad de integrar el arte a la arquitectura. Los lazos que pueden surgir entre una comunidad y una obra en el espacio urbano, son de carácter afectivo, de referencia, de pertenencia y hasta de orgullo ciudadano. La intervención de un artista en los sitios públicos puede estar en función de crear situaciones inéditas de sublimación y en estimular nuestra perdida capacidad de asombro, al aportar soluciones inéditas para la colectividad. De allí el énfasis que hice en que la planificación e implantación de una obra de arte en el espacio urbano y en el hábitat debe ser producto de la reflexión de un equipo integrado por el artista, el urbanista, el arquitecto, el ingeniero, el paisajista, los técnicos, artesanos y promotores. Para ilustrar esto último, mostré las fotografías sobre el proceso de fabricación de la obra Marlins Great Plaza Chromatic Induction in a Double Frequency, en el Miami Marlins Ballpark Stadium, Estados Unidos. Otra de las obras que causaron gran asombro en el auditorio fue la Ambientación Cromática en la represa del Guri en Venezuela, debido a las dimensiones colosales de la misma. Como corolario de este intercambio de ideas, fui nombrado asesor del East China Architectural Design & Research Institute (Ecadi), para los proyectos que contemplan la integración del arte a la arquitectura.
ECL: ¿De dónde surge su interés en China?
CC-D, h.: Desde hacía tiempo, queríamos atender la invitación de varias universidades y museos interesados en la obra de Cruz-Diez. Por eso, en el año 2010, le propuse a mi padre de exponer en ese país. Entonces diseñamos una “exposición de obras efímeras”, concebida en ordenador, para ser expedida en una “data” enviada por Internet y que se fabrica en el sitio con impresoras digitales, proyecciones numéricas y elementos construidos por el personal del museo o de la galería, además del ahorro en costos de transporte, seguros y trámites de aduanas. Se trata de una retrospectiva parcial del artista que, desde entonces, se ha exhibido en varias ciudades de China, en el Guandong Museum of Art; en el Ningbo Museum of Art; en el Jiangsu Provincial Art Museum; en el He Nan Art Museum y en el Museo de la Universidad de Bellas Artes de Pekín. Esta acogida ha sido muy importante, tomando en cuenta que en los últimos años China se ha posicionado como el segundo mercado mundial del arte.
ECL: Llama la atención que usted comenzó su conferencia diciendo que su casa fue su mejor escuela
CC-D, h.: Desde niño estuve involucrado en el proceso de creación artística porque, para mi padre, la familia, el hogar y el taller siempre han sido una misma cosa. Durante mi adolescencia en París, en paralelo a mis estudios de bachillerato, trabajaba como su ayudante en la elaboración de útiles y máquinas que mi padre inventaba para fabricar sus obras. Cada máquina constituía un desafío que nos llevaba a investigar sobre diseño, escogencia y adecuación de materiales.
ECL: Cuando asistimos a una representación de teatro, nunca vemos al “utilero”, ese personaje que trabaja detrás de la escena. El público que asiste a exposiciones de arte en museos y galerías, desconoce por completo a los que trabajan tras bastidores, apoyando el trabajo del artista. ¿Se considera un “utilero” en los entretelones del arte?
CC-D, h.: Me considero un conocedor de lo que se mueve tras bastidores de ese medio tan complejo como lo es el mercado global del arte. He tenido la oportunidad de ayudar a mi padre y a otros artistas en la producción de obras con base en nuevas tecnologías. Por otra parte, soy un testigo presencial del auge de uno de los mayores movimientos del arte contemporáneo como lo fue el Arte Cinético, en la década de 1960 en París. Desde hace años trabajo en la gerencia y planificación de estrategias destinadas a abrir nuevos mercados para la exhibición y venta de obras en diversos países, estableciendo acuerdos con museos, galerías y coleccionistas. Todo esto me ha llevado a desarrollar una visión panorámica del mundo del arte. A propósito de esto último, posterior a las conferencias en Shanghai, el 19 y el 20 de abril, participé en Pekín, en dos coloquios bajo el título “Cómo gestionar una colección de arte”, en la Western Returned Scholars Association (WRSA), y en la Tsinghua University, Pekín.
ECL: En relación al arte y la tecnología, usted afirmó en su conferencia que el artista es un testigo de su tiempo. ¿Dónde termina la tecnología y dónde comienza la obra de arte?
CC-D, h.: En principio, un artista capta de su entorno y de su época lo que los demás no ven y lo convierte en un discurso coherente, en un lenguaje, porque el arte es comunicación. La tecnología y los descubrimientos científicos siempre han sido aliados del arte, pero las herramientas tecnológicas deben estar al servicio de una reflexión, de un concepto, de un discurso plástico coherente para que exista una obra de arte.
ECL: ¿La noción de movimiento en el arte cinético tuvo que ver con el uso de nuevas tecnologías?
CC-D, h.: El arte cinético, aportó al arte las nociones de movimiento, espacio y tiempo, permitiendo al espectador ser partícipe en la creación de la obra. A partir de El Manifiesto Amarillo de la exposición Le Mouvement, en la Galería Denise René, en 1955, los artistas eliminaron los estándares tradicionales del arte y utilizaron tecnología del momento para dar vida a propuestas de arte participativo e incluir en sus obras el concepto de espacio y tiempo reales. El mejor ejemplo es la obra de Cruz-Diez, quien demostró que el color no precisaba de la forma para existir, logrando que el color evolucione en el espacio y el tiempo.
ECL: Al comienzo de esta conversación, usted dijo que desde niño se nutrió del ingenio de Cruz-Diez. ¿Qué le ha aportado usted al maestro?
CC-D, h.: Con el pasar del tiempo comencé a investigar en torno a las nuevas tecnologías y la posibilidad de aplicarlas a sus obras, desde sistemas novedosos de iluminación, motores eléctricos, aplicaciones numéricas, sistemas de impresión con tecnología digital, entre otros. Los nuevos medios pueden enriquecer el discurso de un artista, por eso convencí a mi padre de usar el ordenador. Le enseñé a utilizar programas de dibujo vectorial y programas tridimensionales para que pudiera tener una idea clara de los resultados antes de fabricar su obra. En la actualidad, con sus 91 años, Cruz-Diez utiliza el ordenador para diseñar y experimentar obras que en el pasado hubiera sido imposible realizar.
ECL: ¿De allí surgió la Experiencia Cromática Aleatoria Interactiva?
CC-D, h.: Esa es una aplicación numérica que ideé en 1992. Yo me encontraba haciendo pruebas con un programa utilizando unas tramas. Mi padre, luego de observarlo, me dio unas plantillas que al moverlas producían combinaciones cromáticas aleatorias. Desde el primer momento él supo lo que quería como resultado final. Él proporcionó el concepto, la idea, y yo elaboré la arquitectura numérica del programa. Después lo adapté para Ipod y Iphone. Lo más hermoso de esta obra es que Cruz-Diez pone sus herramientas a la disposición del usuario tal como lo hace un músico con su partitura para que la puedan interpretar. Una vez terminada, se puede imprimir con una frase que dice “Cruz-Diez interpretado por…”.
ECL: ¿En el presente, un artista necesita de un asesor en tecnología?
CC-D, h.: En un mundo de inmensas posibilidades tecnológicas, el artista para lograr lo que quiere expresar necesita ayuda, consejos, valerse de técnicas que él no domina. Es ahí donde actúo yo, ese es mi rol. Manejo diversos medios y técnicas, que pongo a la disposición de los artistas, que son los verdaderos inventores. Pero quisiera dejar claro que el uso de tecnología de punta en el arte, es útil cuando ésta se pone al servicio de una idea, de un concepto.
ECL: ¿Cómo recibieron en China su visión de los entretelones del arte?
CC-D, h.: Estas conferencias tuvieron una excelente acogida, lo digo por el interés y las intervenciones de los asistentes. Espero haber sembrado en los jóvenes la semilla de la invención, pues aún hay mucho por crear, en la arquitectura, en el arte, en el color, en lo cotidiano y en la vida misma. Estamos viviendo una época extraordinaria, en la que el mundo se ha reducido hasta colocar todo a nuestro alcance. Las nuevas generaciones de artistas, arquitectos y creadores van a darle forma al futuro. En una de las conferencias, un joven me preguntó cómo yo vislumbraba el futuro, como respuesta cité la excelente reflexión de Alan Kay: “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”.