La geometría sagrada de Sandra Betancort toma los espacios de Los Galpones
Las imágenes y los colores producidos por el fenómeno de la reflexión de la luz sobre los espejos, son el punto de partida de la propuesta artística que presentará Sandra Betancort en su muestra individual “Un punto, un mundo”, la cual será inaugurada el sábado 30 de septiembre con un evento de 11 a.m. a 6 p.m., en la galería del espacio Siete al cubo del Centro de Arte Los Galpones, y permanecerá abierta al público hasta el 5 de noviembre.
Caracterizada por la búsqueda incesante de trasladar al lienzo la luz y la alteración que ejerce la intensidad luminosa en los colores, la obra de Sandra Betancort, según sus propias palabras, expresa un concepto hecho con un fuerte sentido de espiritualidad y sensibilidad, tratando de crear un contexto visual en armonía y equilibrio con el espacio.
Como en una suerte de caleidoscopio, las formas en repetición de la Geometría Sagrada son plasmadas por la artista en cada una de sus obras, donde éstas suelen partir de un punto focal, rayo o haz de luz, que se va dispersando o descomponiendo como si pasara por un prisma.
Betancort descompone la luz blanca en los colores que refleja, mostrando un trabajo completamente abstracto que se distingue por su constante movimiento, energía, colores resplandecientes que generan ritmo y la sucesión de imágenes creadas por los rayos de luz.
Según expresan las curadoras que dirigen el Despacho Museogáfico, Rose Marie Aguilar y Pamela Meraz, esta creadora «se sirve de las formas básicas existentes para representar plásticamente la luz y la alteración que ésta ejerce sobre cada color en el que se desdobla, logrando construir una diversidad de planos coloridos y armónicos que conviven y resuenan en el espacio en el que se desarrollan (…) una propuesta plástica contemplativa que se vale de su efecto vibratorio para desdoblarse en formas infinitas, en una multiplicidad degeometrías propias que se dispersan y se transforman en otras tantas miles capaces de modificar”.
Con una trayectoria de un poco más de una década, Sandra Betancort ha exhibido su trabajo en museos y galerías de Caracas, así como en ciudades de otros países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Inglaterra y España, entre otros.
La muestra “Un punto, un mundo” de Sandra Betancort se estará presentando del 30 de septiembre al 5 de noviembre en la galería del espacio Siete al cubo, ubicado en el Centro de Arte Los Galpones, avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros. El horario es de martes a sábado de 11:00 a.m a 6:00 p.m y domingos de 11:00 a.m a 4:00 p.m.
Cabe destacar que el evento de inauguración contará con la musicalización de Pata Medina y la música en vivo de la banda La Pequeña Revancha. La entrada es libre.
“Si al pasar por aquí alguien me pregunta: ¿Qué ves?
Le digo: Color. Un rayo, un haz de luz. Un prisma. El espectro que se derrama de un centro a una circunferencia o crece en horizontal con ángulos precisos. Una fiesta de molinillos, de tapices, de banderines. Emociones que giran dentro de una rueda.
Le digo: Forma. Veo que no hay un borde donde la luz termine. Se refleja, reflexiona, crece en módulos, como un panal, como una flor. Un jardín geométrico, un mandala, un calidoscopio. Patrones que la naturaleza y la mano humana perpetúan.
Le digo: Fuerza. Impulso que se expande y se contrae como el universo. Centrífugo, centrípeto. Lo recto y lo curvo, masculino y femenino, en una danza indiferenciada. Unidad.
Le digo: Una espiral que guarda el centro. Que medita en un matemático equilibrio. Que ratifica lo externo por lo interno. Lo visible en lo invisible. Una red, una retícula, la trama misteriosa de las cosas.
Le digo: Luz que se mueve, que cambia. Que deja espacio a la sombra y vuelve a ella para llenarla. Detenida o vibrando. En un instante le saca colores, los revela, los obsequia. Luz y sombra en el breve espacio de un disco, que bien puede ser un planeta, un punto, un mundo.”
Josefina Núñez
Desde la apropiación de formas básicas existentes y bajo una mirada íntima y sensible Sandra Betancort se afana en representarplásticamente la luz y la alteración que ésta ejerce sobre cada color en el que se desdobla, logrando construir una diversidad de planos coloridos y armónicos que conviven y resuenan en el espacio en el que se desarrollan.
En este acertado equilibrio cromático, la artista asume un lenguaje propio en evolución a partir del reconocimiento de ritmos y formas que dialogan entre la geometría y la abstracción, fragmentando conjuntos o masas de color que despliegan la expresión propia del prisma.
Un juego de repetición, un fractal, un estado de meditación, un mantra, un prisma, un haz de luz ó un mandala, son sólo algunos de los elementos que se conjugan, conviven y encuentran su espacio en la obra de Betancort, como metáforas que evocan desde la emotividad del color permeando en un contexto armónico y equilibrado del espacio.
un punto, un mundo constituye así su propia espiritualidad hecha obra, una propuesta plástica contemplativa que se vale de su efecto vibratorio para desdoblarse en formas infinitas, en una multiplicidad de geometrías propias que se dispersan y se transforman en otras tantas miles capaces de modificar.