Centro de Artes Integradas presenta la exposición “Objetual”
Los objetos siguen siendo un buen pretexto en el arte. En muchos casos porque encarnan la belleza como resultado de una creación humana y porque también son testimonio de una época, de una cultura y de una historia. Los objetos, en tal sentido, hablan.
La Asociación Venezolana de Conciertos (AVC), a través del Centro de Artes Integradas (CAI), comprometida en desarrollar las artes y la educación en Venezuela, inaugura el domingo 16 de octubre en su Sala William Werner, la exposición OBJETUAL, muestra que reúne la obra de ocho artistas venezolanos que re–trabajan el objeto y lo vuelven tema de sus investigaciones plásticas: Mari Carmen Carrillo, Costanza De Rogatis, Katherine Di Turi, Claudia Garcés, Ricardo Pérez Quintero, Juan Toro Diez, Miguel Triviño y Julián Waldman.
Bajo la curaduría de Susana Benko, investigadora de arte, crítico, curadora y miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte-Capítulo Venezuela, Objetual consiste en la presentación particular de algunos objetos que tienen una determinada significación. Unos funcionan como expresión de una intimidad, y otros testimonian algún acontecimiento que signa un tiempo y una historia.
“El campo de posibilidades que este tema suscita es ilimitado. De allí que el concepto que rige en esta muestra es igualmente amplio: se trata de una exposición interdisciplinaria y heterogénea en la que participan fotógrafos, pintores y escultores con el fin de presentar sus objetos, sea a través de su imagen o mediante su presencia física utilitaria y real o aquella transfigurada plásticamente”, explica la curadora.
En Objetual, todos los artistas de alguna manera modifican la apariencia de los objetos, transformándolos, fragmentándolos, acumulándolos o descontextualizándolos, de forma que pierden su referencia comunicacional o utilitaria, al crear una nueva sintaxis y un nuevo e inusitado objeto estéticamente relevante. Dos ejes fundamentales destacan en esta exposición. El primero es de orden formal, el segundo refiere al poder comunicante de las imágenes y, por ende, de los objetos.
Los artistas y sus objetos
Julián Waldman, recorta y pega para elaborar objetos con significaciones inusitadas en sus collages y piezas tridimensionales. Une objetos diversos y compone uno nuevo de naturaleza híbrida. El resultado oscila entre lo jocoso, lo crudamente realista y, en muchos casos, en lo poético cuando crea nuevos objetos de ensoñación. Todo logrado con imágenes y objetos cotidianos. Los títulos de Waldman reformulan igualmente la lógica lingüística de las palabras. Su alteración sintáctica genera interesantes significados, cónsonos con la naturaleza híbrida de los objetos a los que hacen referencia. Rasca Suelo, ASfalto de sueños (que alude a la falta de sueños); Flor de rapiña, El secreto del tiempo… son elocuentes.
Miguel Triviño, trabaja la pintura y la escultura basándose recurrentemente en un solo tema: las cafeteras. No sólo se inspira en las transformaciones que realizó Alejandro Otero sino que recrea todo un mundo alusivo al hábito del café. En lugar de intervenir cafeteras reales de fabricación industrial para sus esculturas, concibe nuevas mediante la adición —y la costura— de láminas y alambres de diversos metales. Cada cafetera es única en forma y color, varían según el estado anímico con las que fueron hechas, las humaniza. Con ellas, Triviño sugiere personajes aludiendo a situaciones específicas que de alguna forma lo golpean como la violencia en la calle y la escasez de alimento en Venezuela, expresado mediante la quema y soldadura de los metales, o al pintar, rasgar y quemar algunas telas. El uso de textiles diversos sobre sus lienzos enriquece la imagen particularizando así sus procedimientos pictóricos.
Ricardo Pérez Quintero, recopila, acumula y adiciona objetos diversos encontrados y los compone en cajas. Según su naturaleza, éstos determinan sus diversos ejes temáticos: el tiempo, el espacio o la imagen urbana. En Objetual, presenta la serie El arte de los sonidos. Ensamblajes, instrumentos musicales y algunas partituras que funcionan como objetos identificadores en medio de franjas o listones de madera que demarcan a su vez el ritmo de la composición musical. En estos contenedores–ensamblajes, definidos por marcos viejos, se adivinan pentagramas, la notación alfabética universal, formas musicales: conciertos clásicos y de jazz e instrumentos. Son una memorabilia y una historia de la cultura. Pérez Quintero, además de artista y arquitecto, es amante de la música y en sus ensamblajes, es un ‘constructor de espacios’.
Juan Toro Diez tiene varios años trabajando el tema de la violencia en el país. Investiga, registra y colecciona objetos que son testimonio de las diversas modalidades de violencia a la que estamos sometidos: violencia física, política, económica, social, psicológica y sin duda, emocional. Con la serie Costureras destrozadas… Fin, fotografió diversas sillas en la que se sentaban las costureras de una fábrica textil que cerró. Estas trabajadoras, luego de muchos años de labor, se vieron forzadas a abandonar el lugar y quedaron desempleadas. De allí el letrero testimonial del último día de labor: “Costureras destrozadas… Fin”. Cada silla tiene la huella de la persona que durante años la utilizó. Es personalizada y el retrato silente de su humanidad. Así, Toro documentó el vaciamiento contundente del sistema productivo nacional que expresa la violencia existente de esta aplastante realidad.
Con la serie Cinematográfico, Claudia Garcés continúa explorando en la vida de Barbie y Ken. Ya en 2008 su serie de fotografías titulada Doméstico mostraba aspectos del hogar de esta conocida pareja: muebles, detalles del baño, objetos utilitarios tales como los dispuestos en su cocina, lavandero, comedor, objetos decorativos, entre otros accesorios que de Mattel. En 2009, muestra directamente a los amantes en su serie Young Lovers, donde Barbie y Ken, superan su condición objetual, por la forma como la fotógrafa detalla y manipula sus cuerpos: las posiciones, los gestos y las miradas expresan momentos de gran erotismo y pasión. Es otra forma de entender su humanidad.
Los collages de Mari Carmen Carrillo, comenzaron siendo ejercicios estéticos de su interés por el mundo femenino infantil, coleccionando estampas antiguas, juegos de papeles, cabello, además del papel amate que le sirve de soporte. Este papel –utilizado en códices mesoamericanos– lo fue atesorando en el taller y un día, por una suerte de revelación, empezó a jugar con él: recortar, tejer, bordar, pegar y peluquear. En sus collages, hay un dejo nostálgico y a la vez una complacencia plástica por la textura y el calor que desprenden sus materiales. Pero igualmente una violencia muy íntima en torno a la femineidad. La ceguera (la mirada oculta por los mechones de cabello o por las rosas) son para Carrillo, miedo, un invisibilizarse para no ver o, también ocultar la mirada ante el horror, no ver el mal, para sobrevivir a la existencia o mantener la pureza. Aunque al final, todo es un juego.
Katherine Di Turi trabaja la imagen de objetos problematizando los procesos fotográficos para re-valorizar nuevamente a la fotografía como medio y como lenguaje. Le interesa re-evaluar la fotografía analógica vista en la era digital. Toma como punto de partida imágenes pre-existentes de álbumes fotográficos, revistas y postales, y las re-trabaja e interviene para recuperarlas del olvido. De allí que una de sus motivaciones es el trabajo con la memoria. “Estamos presenciando (aunque sin darnos cuenta) la constante muerte de las imágenes fotográficas”, dice. Su serie Das Glas recopila objetos de cristal de diferentes épocas tomadas de fotografías impresas en diversos medios. Las interviene con filtros transparentes, arena o papel carbón para contrastar y enfatizar aspectos del objeto fotografiado. Al re-fotografiar estas imágenes, busca “recuperarlas del olvido”, para insertarlas “en el ámbito de la fotografía en su presentación final”.
Finalmente, Constanza De Rogatis propone con A Light Within (A Day’s Journey into Night) un libro cuyas fotografías se despliegan como las postales de las “guías turísticas”. Un viaje de un día hacia la noche a través de una luz interior. La secuencia de las imágenes, al desplegarse, dan cuenta de las visiones de la fotógrafa desde el inicio del día, su transcurrir en diversos ámbitos, hasta llegar a la noche iluminada por una luna llena. Su planteamiento es temporal –el transcurrir de un día– y a la vez es perceptual: su mirada recorre tanto el mundo exterior –hermosos paisajes–, así como cuadros de costumbres que ambientan su cotidianidad. En todos los escenarios, la luz matiza su percepción del mundo exterior y, de alguna forma, proyecta el verdadero clima de su estado interior. La imagen se sirve del objeto y éste actúa como guía de una crónica existencial.
Los artistas de Objetual mantienen una relación particular con el objeto, con su imagen y con las significaciones que ellos suscitan. El resultado es muy diverso, así como la perspectiva con la que cada quien se relaciona con su entorno. Los lenguajes se individualizan y reinventan nuevos códigos que ponen de manifiesto el poder significativo y estético que muchos objetos poseen.
OBJETUAL. Lugar: Sala William Werner, Centro de Artes Integradas (CAI). Entrada izquierda Univ. Metropolitana. Terrazas del Ávila. Inauguración: Domingo, 16 de octubre de 2016. Horario: 11:00 a.m. a 3:30 p.m.