Los crímenes de los gobiernos en Venezuela llega a Casa América con «El Amparo»
El cineasta Rober Calzadilla llega a Casa América con «El Amparo», un cinta que muestra cómo en Venezuela ha habido una histórica tendencia a que los gobiernos maquillaran «todos sus crímenes, todas sus crueldades» con el ejemplo de un caso real que cuenta en un largometraje que se podrá ver a partir del día jueves 11 de julio.
Durante nueve días -entre el 11 y el 27 de julio- se exhibirá una película que cuenta un terrible caso real en el que ese maquillaje no funcionó, como señala Calzadilla.
«Hubo un pueblo, un pequeño pueblo que se hartó, y aún estamos a casi 40 años y los sobrevivientes no se detienen, siguen con sus demandas de justicia ante el Estado venezolano», resalta el cineasta en referencia a unos hechos que comenzaron en 1988 cuando fuerzas de seguridad venezolanas asesinaron a catorce pescadores.
Las autoridades les acusaron de pertenecer a la guerrilla colombiana -estaban en una zona fronteriza.-, y los dos únicos supervivientes fueron presionados de todas las maneras posibles para que reconocieran ser lo que no eran.
«En Venezuela, en el pasado, los gobiernos maquillaban con mayor o menor suerte todos sus crímenes, todas sus crueldades». Un ejemplo es el de El Amparo, pero hubo otros casos posteriores «también espantosos» y con implicaciones gubernamentales.
Y pese al horror que Calzadilla cuenta en su filme, reconoce que «los viejos gobiernos vistos a la luz de hoy, resultan auténticos niños de pecho al lado del abuso de poder que ejerce la dictadura de Nicolás Maduro y sus secuaces».
«Ya no usan maquillaje, ahora todo es directo. Si hiciste un chiste malicioso contra cualquier miembro de la dictadura, eres buscado, te siembran cualquier cantidad de cosas, desde armas hasta drogas, sin filtro», explica.
Ni siquiera los medios de comunicación o las denuncias en las redes sociales sirven de barrera de contención para las acciones de «la dictadura del Chavismo-Madurismo», que «ha hecho más vigente que nunca ‘El Amparo’, lo cual es una vergüenza sin proporciones».
Con esa vigencia llega el filme a Madrid tras pasar por más de 50 festivales y conseguir 25 premios. Y con la idea de que es en realidad el pueblo venezolano el que está permitiendo que esas atrocidades «pasen una y mil veces».
Y que, además, «nadie pague o, en último caso, paguen los últimos del eslabón, mientras las mentes criminales siguen gobernándonos. En el Amparo hubo una pausa de ese letargo, dijeron ‘no'».