“La otra cara de la luna”, una agradable sorpresa
La estructura del film es clásica de una comedia, pero su punto diferenciador es el retrato preciso de los detalles de la sociedad de los años 60 en Estados Unidos como la segregación que sufrían las mujeres
A veces pienso que el género de la comedia romántica es como un placer culposo que tenemos los cinéfilos, porque realmente ofrece poca innovación y rara vez el argumento ofrece algo que destaque más allá de momentos jocosos y diversión ligera. Esta variedad cinematográfica es comparable a un chocolate con caramelo, nos gusta y es una opción segura, no falla en hacernos sentir bien.
El caso de “La otra cara de la luna” es la sorpresa dentro de las comedias románticas, porque, aunque no se aleja de las reglas del género, sí se distancia de cualquier premisa aburrida, cliché o desarrollos soso.
La cinta dirigida por Greg Berlanti (creador de las series “Arrow” y “The Flash”) nos presenta una historia ambientada en 1969 cuando el fervor de la carrera espacial había sido opacado por la guerra de Vietnam y Estados Unidos estaba en riesgo de perder la carrera espacial contra la Unión Soviética. En este contexto, Washington contacta a una poco escrupulosa relacionista pública llamada Kelly Jones (Scarlett Johansson) para que eleve la imagen de la NASA con miras al próximo despegue a la luna, pero en esta labor chocará con el estricto código moral y ético del piloto Cole Davis (Channing Tatum) quien debe superar sus fallos anteriores para tener éxito y la atracción será inmediata.
La estructura del film es clásica de una comedia, pero su punto diferenciador es el retrato preciso de los detalles de la sociedad de los años 60 en Estados Unidos como la segregación que sufrían las mujeres, los problemas culturales de ese momento y, por supuestos, los gustos que guiaban el consumo masivo para las empresas. En ese lienzo con base tan exacta, es casi seguro que el planteamiento argumental será efectivo como en este caso.
Johansson no solo protagoniza, sino que produce el film y ambos roles los logra de manera estupenda brillando con picardía y emotividad en este rol de Kelly Jones, en el que la estructura del personaje logra un equilibro perfecto con su pareja actoral Channing Tatum a quien vemos, por primera vez, en un rol de carácter serio, casi dramático y que deja ver buenas cualidades actorales. Lo importante es que la cinta no es una obra que antagoniza entre los géneros, sino que ambos personajes se complementan.
Mención aparte merece el gran Woody Harrelson, quien interpreta a Moe Berkus, un oscuro agente de gobierno que, con apariciones esporádicas, va moviendo los hilos de la trama y que, con pocos minutos en pantalla, brilla. Harrelson es el típico caso en el que uno puede preguntarse “¿Por qué esta persona no tiene un Óscar?”, pero eso es materia de otra columna.
Sobre la recreación histórica y el diseño de la producción, hay que hacer un alto porque es un punto excelso en todo sentido, desde el maquillaje, pasando por la ropa, los autos y finalmente las ciudades, todo logra transportarnos a 1969 de forma efectiva y realmente cómoda.
Tal vez no sea el dulce más llamativo de la vitrina, pero “La otra cara de la luna” es una apuesta segura para desempacar un buen chocolate que nos hará sentir bien, reír y olvidar el stress por un rato con una cinta de argumento ligero, estupendas actuaciones y, sobre todo, con la luna como destino, en fin, una agradable sorpresa.