“Dune- Parte 2” el desierto del héroe más allá de la Duna

La saga “Dune” o “Duna” es, tal vez una de las más difíciles de adaptar al cine. Basada en las novelas de Frank Herbert publicadas en 1965 tuvo su primer intento a manos de Alejandro Jodorowski en una idea que no se realizó y aguardó 19 años para que, en 1984, David Lynch hiciera una obra tan vapuleada en su momento como valorada en la actualidad; pero es Dennis Villeneuve el responsable de traer a la gran pantalla la que, a juicio quien escribe, es la mejor versión de “Duna”.

Hagamos un breve resumen de “Duna”. En la obra de Herbert, el universo se rige por la extracción y comercio de la llamada “Especie”, una suerte de mineral con propiedades increíbles y cuyo principal foco de extracción está en el planeta Arrakis otorgado por el emperador a un Gobernador designado desde alguna de las grandes casas del universo y que, al inicio de nuestra historia, es el benevolente y justo, Leto, de la casa Atreides cuyos enemigos mortales los Harkonnen acechan para disputar su poder.

Leto tiene un hijo llamado Paul y tras una traición, su vida cambiará para siempre obligándolo a hacerse cargo de su madre, sobrevivir en el desierto de Arrakis lleno de gusanos gigantes e integrarse a las comunidades autóctonas del planeta llamados Fremen que le mostrarán su verdadera senda como héroe, profeta y, tal vez, mesías.     

La obra de Villeneuve, quien dirige, produce y firma el guion, sigue la línea de los libros, trata temas sumamente complejos como el mesianismo, las intrigas políticas, economía, ecología y la guerra en formas tan sutiles y a la vez profundas, que hacen que el espectador no pueda evitar asociarlas en mayor o menor grado con conflictos actuales y sentir una suerte de advertencia mimetizada en la cinta que nos muestra el desierto como un todo, aparente presente y futuro ineludible que necesitará de la presencia del nuevo mesías para poder albergar una vida distinta a los gusanos.

Parte importante de “Duna” radica en reflejar el recorrido del héroe que nos mostró el mitólogo Joseph Campbell en sus estudios que han servido para inspirar otras sagas épicas como “Star Wars” con Luke Skywalker pero que acá tiene en Paul Atreides a ese joven inocente, reacio a la llamada del destino que le muestra un tortuoso camino que debe seguir para llegar a su destino a través de distintas etapas que, para evitar spoiler, no les comentaré, pero que se cubren a cabalidad.

“Duna” es el tipo de obra de culto que, desde su novela y hasta el cine, pasando por las miniseries, ha generado una comunidad de seguidores amplia y sumamente exigente que ha recibido con beneplácito las creaciones del director de “La llegada” quien, desde su primera entrega en 2021, ha hecho gala de recursos audiovisuales para hacer que la cinta sea una experiencia casi inmersiva aderezada con las notas del insigne Hans Zimmer quien otorga especial majestuosidad a cualquier film que tenga sus bandas sonoras.

Sobre el casting, hay que decir que Timothée Chalamet es uno de los mejores actores de nuestro tiempo encarnando la inocencia, furia y autoridad de un Paul Atreides que vive un intenso arco de transformación que no sería posible sin la amazona llamada Chani que es magistralmente interpretada por Zendaya quien una vez más demuestra ser una de las grandes actrices jóvenes.

Austin Butler merece un aplauso de pie ya que, luego de ser Elvis Presley ahora se metió en el rol de Feyd-Rautha, heredero de los Harkonnen y némesis de Paul Atreides, y nos brindó un villano a la altura y que se distancia espléndidamente del magnífico rol que hizo Sting en 1984 para marcar su propia firma en el papel.

Punto y aparte se merece la inmensa Rebecca Fergusson que, como Lady Jessica pasa de ser una madre sobreviviente a una operadora religiosa, política y casi hechicera en una trama de manipulaciones políticas que buscan asegurar la supervivencia de su casta, así como la permanencia en el poder de la sangre Atreides.

“Duna- Parte 2” es una cinta que se cuece a fuego lento, que se toma su tiempo para que cada pieza caiga en el punto exacto del climax emocional y de tensión que, a su vez, marca un nuevo rumbo en la historia que se perfila como una entrega más de otras por venir para, en concordancia con los libros, contar la saga de la casa Atreides.

Los Beatles decían en “All you need is love” que “no hay nada que hacer que no haya sido hecho ya” (palabras más, palabras menos) y en ese sentido, esta obra de Villeneuve pueda parecer “cara común” pero la forma en que está contada, la majestuosidad de los escenarios, del diseño, la música y las actuaciones hacen que valga la pena pagar el boleto para un viaje a Arrakis y conocer esta historia que va más allá de la Duna.