Antonio Banderas y María Casado cumplieron su cometido el pasado 6 de marzo desde Málaga, conducir con sobriedad contención la gala de los Premios Goya, la menos vista de los últimos 15 años.
Una contención y elegancia que se extendió a los presentadores de la ceremonia que contó con la presencia virtual de los nominados y con una excelente escenografía, que sirvió de telón de fondo para diversos números musicales, destacando especialmente el de Aitana y el homenaje a Luis García Berlanga en el año dedicado al cineasta valenciano.
Contención y elegancia que sirvieron también para rendir homenaje a las víctimas de la pandemia de la Covid-19, minuto de silencio inicial incluido, hasta el punto que el premio más importante de la noche, el de mejor película, fue entregado por una profesional del ámbito sanitario, premio que fue, cumpliendo los pronósticos, para «Las niñas«.
Y el Goya es para…
La ópera prima de Pilar Palomero consiguió otros tres premios: el de dirección novel, guion original (ambos para la misma Palomero) y el de fotografía.
La otra de las favoritas de esta extraña edición, Adú, consiguió otros cuatro: dirección (Salvador Calvo), actor revelación (Adam Nourou), dirección de producción y sonido. Ambas pero se vieron superadas por la vasca «Akelarre«, el film más premiado de esta edición con cinco premios, todos de carácter técnico (dirección artística, vestuario, maquillaje, banda sonora y efectos visuales).
En las categorías de interpretación protagonista se repitió el palmarés de los Premios Feroz. Así Patricia López Arnáiz fue distinguida por «Ane», que también se llevó los correspondientes a actriz revelación (Jone Laspiur) y guion adaptado, y por otro lado Mario Casas se alzó con su primer Goya por «No matarás», premio que se ha hecho esperar para el actor y finalmente llegó, aunque no por su mejor trabajo.
Mientras que en lo referente a intérpretes de reparto los premiados fueron la también previsible Nathalie Poza por ‘La boda de Rosa’ (la gran derrotada de esta edición, ya que solo obtuvo otro Goya: el de mejor canción original para Rozalén) y para Alberto San Juan por ‘Sentimental’, quizá el premio más sorprendente de la noche y el único intérprete que realizo un discurso crítico hacia el gobierno, que nos hizo añorar el tono reivindicativo de otras ediciones.
Los premios a la británica ‘El padre’ (mejor film europeo), a la colombiana ‘El olvido que seremos’ (mejor film latinoamericano), el conocido a ‘La gallina Turuleca’ (única candidata a mejor film de animación) y los de mejor documental y montaje para ‘El año del descubrimiento’ cerraron esta trigésimo quinta edición que reconoció a la veterana actriz Ángela Molina con el premio honorífico.
Los Goyas ponen fin a la temporada más atípica de la historia cine español. Una temporada marcada por los constantes cierres de salas y la pérdida de espectadores y proyectos como consecuencia de la Covid-19. Esperemos que la próxima edición, que se celebrará en Valencia, ya pueda desarrollarse, como toda la temporada, con la esperada y deseada nueva normalidad.
