Bridget Jones será una madre cuarentona, imperfecta y romántica empedernida
Renée Zellweger vuelve a la piel de su personaje fetiche, Bridget Jones, para convertirse en madre cuarentona en la tercera entrega de la saga, lo que no impide que siga siendo «igual de inconsciente e imperfecta, y una romántica empedernida», afirma la actriz en una entrevista con EFE.
A pesar de ello, considera «sin lugar a dudas» que Bridget sigue siendo un referente para las mujeres del siglo XXI, «y no hablo sólo de niñas, los hombres también se pueden identificar porque es un personaje muy humano, vulnerable, imperfecto y seguir sus pensamientos, sus ansiedades, es tremendamente reconfortante».
«Es verdad que es un poco más madura, ‘Bridget Jones’ Baby« es una puesta al día con un momento posterior de su vida; tiene éxito en lo profesional y es más segura, aunque sigue siendo la misma chica enamoradiza e imperfecta, que es lo que más me gusta de ella porque hace que la queramos muchísimo, quieres animarla y que le vaya bien», afirma.
Zellweger, ganadora de un Óscar en 2004 por «Cold Mountain», y a punto de lograrlo por su papel de cantante y bailarina en «Chicago» (2002), es una auténtica diva, delgadísima dentro de un sencillo vestido de flores, diseño de Rebecca Taylor, toda sonrisas y sin inmutarse por incómodas que le resulten las preguntas.
«Lo más interesante de este trabajo es la transformación, tener que amoldarnos a un personaje y más interesante cuanto más diferente; a mi me satisface ese reto, me siento más segura interpretando un personaje cuando no se parece nada a mí«, afirma dando un rodeo a la pregunta sobre su evidente nuevo aspecto.
Un cambio que ha afectado también a la regordeta Jones, ya que el personaje se ve obligado a explicar, al comienzo de la cinta, que «por fin» ha logrado «su peso», para justificar el revuelo de miradas que provoca mientras camina por la calle enfundada en un ajustado vestido de encaje.
Esta nueva entrega arranca con el funeral sin cuerpo de Daniel Cleaver (Hugh Grant), el amor eterno de Bridget, al que asisten los amigos y compañeros de trabajo y también Marc Darcy (Collin Firth), el perfecto novio de su infancia, y su mujer, tan exquisita como él.
«La gente se acordaba mejor de este personaje que yo mismo, porque han visto la película muchas veces, yo no», dice a EFE Collin Firth, ganador del Óscar por «The King’s Speech», de traje gris y camisa blanca, sin corbata, impecable y elegante.
El británico dice que se cuida mucho de recomendar películas como si fueran remedios médicos, pero «Bridget Jones’Baby» es «divertida, un escape, un entretenimiento», asegura, al tiempo que reconoce que no guarda «ningún personaje» de manera especial.
«Los actores somos muy promiscuos, no somos ni fieles ni comprometidos, a no ser que tengas un personaje de serie a largo plazo, pero eso no ha sido para mí, así que tiendo a olvidar todo lo que hago», remata.
«Bridget Jones’Baby» contiene todos los tópicos que hicieron única la primera entrega de la saga, «Bridget Jones’s Diary» (2001); de hecho, vuelve a la dirección Sharon Mcguire, que no firmó la segunda, «Bridget Jones: The Edge of Reaso» (2004), rodada por otra mujer, Beeban Keedron.
Y así, al más puro estilo Jones, se produce el encuentro con el atractivo Jack Qwant (Patrick Damsey): ella, de bruces, en un barrizal.
«Es un personaje que da esperanzas», confía a EFE Patrick Damsey, que se sienta al lado de Zellweger para la promoción de la cinta en España.
Damsey, un auténtico sex simbol gracias a su papel de Derek Shepher de la serie «Grey’s Anatomy «, asegura que a él le resultan «muy atractivas» las mujeres como Jones.
«Claro que me gusta, es una mujer segura que sabe cómo es y se acepta, lo bueno y lo malo. Es hermosa, sexy, potente, poderosa», apunta el actor estadounidense con el aplauso de Zellweger, que coincide con él.
Aunque aseguran que no tienen ni idea de si habrá una cuarta parte, a Zellweger no le importaría continuar hasta que Bridget sea abuela. «Estoy preparada», dice entre risas, y al final deja abierta la posibilidad de que, en el futuro, «resuciten» viejos fantasmas de la vida de Bridget.