Vaginosis e infecciones por levaduras pueden tener síntomas similares
La vaginosis bacteriana y las infecciones vaginales por levaduras pueden presentar algunos síntomas que lucen similares, pero tienen causas diferentes y requieren tratamientos distintos. Si bien existen remedios de venta libre para las infecciones por levaduras, la vaginosis bacteriana normalmente requiere medicamentos con prescripción. Conviene, entonces acudir al médico a fin de obtener un diagnóstico exacto y el tratamiento adecuado.
La vaginosis bacteriana y las infecciones por levaduras recaen dentro de la amplia categoría de infecciones vaginales llamadas vaginitis. Esas infecciones son muy comunes en las mujeres y normalmente se tratan de manera eficaz, sin problemas a largo plazo. No obstante, es preciso saber el tipo de infección para verificar que el tratamiento sea el correcto.
La vaginosis bacteriana es resultado del crecimiento excesivo de uno o varios organismos que normalmente se encuentran presentes en la vagina. Las bacterias “buenas”, llamadas lactobacilos, generalmente superan en cantidad a las bacterias “malas”, llamadas anaerobios; sin embargo, cuando las bacterias anaerobias se tornan muy numerosas, se altera el equilibrio natural de los microorganismos vaginales y se produce la vaginosis bacteriana.
Una de las razones más comunes para el crecimiento excesivo de bacterias anaerobias son las duchas vaginales, o sea los enjuagues de la vagina con agua y una sustancia limpiadora. En la mayoría de casos, las duchas vaginales no son recomendables debido a que perturban el ambiente de la vagina y pueden conducir a la vaginosis bacteriana, así como a otros tipos de vaginitis, tales como infecciones vaginales por levaduras.
A diferencia de la vaginosis bacteriana, la infección vaginal por levaduras es consecuencia de un hongo, llamado cándida, que también es un microorganismo normalmente presente en la vagina. La vagina contiene de forma natural una mezcla equilibrada de levaduras y bacterias. Las bacterias lactobacilos producen ácido, lo que disuade el crecimiento excesivo de levaduras en la vagina; pero cuando se altera el equilibrio entre ambas, eso puede conducir al crecimiento excesivo de levaduras.
Existen varios factores que pueden conducir al crecimiento excesivo de levaduras en la vagina. Una mujer puede correr más riesgo de padecer infecciones por levaduras cuando toma antibióticos con regularidad. El consumo de antibióticos también puede reducir la cantidad de lactobacilos presentes en la vagina y así permitir el crecimiento excesivo de las levaduras. Las mujeres que toman pastillas anticonceptivas con estrógeno, las que están embarazadas, aquellas con diabetes descontrolada y quienes tienen debilitado el sistema inmunitario también corren más riesgo de contraer infecciones por levaduras.
Los síntomas de la vaginosis bacteriana y de la infección por levaduras generalmente incluyen la presencia de secreción vaginal. En la vaginosis bacteriana, la secreción es más líquida y de color gris o amarillo; en cambio, en la infección por levaduras suele ser espesa y de color blanco, con apariencia parecida al requesón. La vaginosis bacteriana se relaciona con mal olor “a pescado” en la vagina, mientras que en la infección por levaduras, la mayoría de mujeres no percibe ningún mal olor. La infección por levaduras también suele producir comezón, especialmente en las mujeres más jóvenes, y puede incluir una sensación de ardor, especialmente al orinar. De manera general, la vaginosis bacteriana no produce ni comezón ni ardor.
La infección por levaduras puede tratarse con medicamentos de venta libre, pero cuando no existe seguridad respecto a la causa de los síntomas, es preciso acudir al médico. A fin de establecer el diagnóstico, el médico posiblemente realice un examen pélvico y tome una muestra de las secreciones vaginales para examinarlas bajo el microscopio.
Los medicamentos recetados, como el metronidazol, la clindamicina y el tinidazol, por lo general surten efecto en la vaginosis bacteriana. Para las infecciones por levaduras, normalmente todo lo que se requiere son cremas antimicóticas, ungüentos, tabletas o supositorios para restablecer el equilibrio vaginal entre bacterias y levaduras a fin de eliminar los síntomas. Cuando la infección por levaduras provoca síntomas fuertes, o en los casos en que la infección reaparece varias veces, puede ser necesario más tratamiento para mantener a raya a las levaduras.
Si el tratamiento no mejora los síntomas, es importante comunicarse con el médico porque existe la posibilidad de que el problema no se deba a una infección por levaduras ni a la vaginosis bacteriana, sino que amerite una evaluación más profunda.