Señales peligrosas del corazón
La angina de pecho es una opresión dolorosa que suele ocurrir en momentos de mayor tensión física y emocional Vasodilatadores aumentan el calibre de las arterias coronarias, y mejoran el flujo de sangre al corazón.
Un hombre joven y activo, que se alimenta bien y no abusa de su salud, de pronto siente una extraña palpitación que se acelera en la medida en que el terror se posesiona de su mente.
Del ritmo cardiaco acelerado pasa a una fuerte opresión en el pecho. Sin saberlo, podría estar cerca de un ataque de corazón. Pero, una vez que el médico lo examina, descubre que está siendo afectado de angina de pecho. ¿Pasó entonces la alarma y puede permanecer tranquilo? «Desde luego», responde el cardiólogo Enrique Rodríguez, acostumbrado por sus tres décadas detrás del consultorio a tales episodios muy frecuentes en personas que, a pesar de llevar una existencia «tranquila y sana» no están exentas de los problemas cardiacos.
«La angina de pecho es una sensación dolorosa, como si te comprimieran el pecho. El paciente lo describe como si una potente garra apretara sobre el área del corazón o como si una barra comprimiera el tórax, y se acompaña muy fre cuentemente de extensión refleja del dolor a la parte adyacente del cuello y/o el brazo izquierdo».
El doctor Rodríguez advierte que suele pasar cuando aumentan las necesidades inmediatas de oxígeno por un esfuerzo, en el así llamado angor de esfuerzo. En este caso, sólo se presenta la angina cuando el paciente va mas allá de un determinado nivel de esfuerzo, y el corazón recibe menos oxigeno del que necesita para satisfacer la mayor demanda puntual de este.
Qué las provoca
De acuerdo con el especialista, la angina de pecho va precedida de una excitación física o emocional; ocasionalmente por una comida abundante; conducir un automóvil durante las horas de tráfico intenso o mientras se hace ejercicio en un ambiente frío, en cuyo caso hay pacientes que experimentan alivio casi inmediato al pasar de una habitación fría a otra caliente.
Cuando las arterias del corazón están afectadas y no pueden ajustarse al aumento de la demanda de sangre, los nervios del corazón transmiten mensajes dolorosos de aviso urgente al cerebro. Este dolor, que no suele sobrepasar los 5 minutos, se debe a que el cerebro, por confusión, siente los impulsos desde localizaciones cercanas como los brazos, el cuello o la mandíbula. La angina de pecho es muy frecuente. En los hombres se da generalmente después de los 30 años de edad, y en las mujeres más tarde.
«Sus causas más directas apuntan a enfermedades de las arterias del corazón, debido a la obstrucción debida al depósito de colesterol en el interior de las arterias (arteriosclerosis) que hace que circule menos sangre por ellas y se aporte menos oxígeno al corazón. Pero también intervienen otras causas, como las anomalías del funcionamiento del corazón, que exigen mayor consumo de oxígeno, como en las taquicardias de ritmo muy elevado; las enfermedades de la sangre, como la anemia, cuando puede faltar hemoglobina suficiente para trasportar el oxígeno; y la sobrecarga de la función del corazón y de la demanda de oxígeno, como en la hiperfunción del tiroides o en el caso de crisis aguda de hipertensión arterial».
Los síntomas de la angina de pecho se tratan con vasodilatadores, fármacos que aumentan de forma transitoria o prolongada el calibre de las arterias coronarias, mejorando el flujo de sangre al corazón. El medicamento de acción más rápida es la nitroglicerina, que se administra colocando el comprimido debajo de la lengua y actúa en minutos. «Debe tenerse en cuenta que el fármaco sufre evaporación, por lo que una vez abierto el envase sólo tiene la máxima eficacia en los seis meses que siguen a la apertura. Existen otros nitratos vasodilatadores de acción mas prolongada, bien en formulación oral o en parches aplicables sobre la piel, para el tratamiento sostenido», explica el doctor Rodríguez para quien es común que el paciente que sufre angina de pecho «necesite medicamentos que ejercen una mejora de los síntomas o de la expectativa de vida».