¿Puede “Cincuenta sombras de Grey” enriquecer la vida sexual?
La normalidad de la lectura de novelas eróticas ha alcanzado su máxima expresión gracias a la historia de un hombre de negocios con un pasado colmado de sombras y una inexperta e inocente joven.
Cinco sexólogos analizan este fenómeno literario responsable de nutrir el deseo sexual de millones de lectores con una combinación de sexo y romanticismo que el séptimo arte lleva a la gran pantalla en España el 13 de febrero.
La doctora Berta Fornés y el psicólogo Manuel Fernández, sexólogos clínicos autores del libro ’100 preguntas sobre sexo’ (Lectio Ediciones); Helena Angel, psicóloga, terapeuta sexual y de pareja del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja de Barcelona; Norma Román Urtiz, psicoterapeuta y terapeuta sexual de la Fundación Sexpol; y José Bustamante, psicólogo especialista en sexualidad y pareja, y autor del libro: “¿En qué piensan los hombres?” (Ed.Paidós).
EFEsalud hace cuatro preguntas para obtener un análisis de “Cincuenta sombras de Grey” desde una perspectiva sexológica. ¿Por qué ha tenido tanto éxito?, ¿qué aporta su lectura a la salud sexual?, ¿dónde están los límites en la sexualidad? y ¿qué importancia tienen las fantasías en el sexo?.
¿Qué aporta su lectura a la salud sexual?
Nutre las fantasías, el deseo y la estimulación, según la opinión generalizada de los expertos consultados. Helena Angel sostiene que “el libro describe muy bien las escenas explícitas y eso ayuda a cultivar la parte más erótica de la imaginación”.
José Bustamante subraya que su principal aportación es dar visibilidad al erotismo, lo que posibilita que se le pueda dedicar “un espacio sin culpa” y se compartan aspectos de la sexualidad con la pareja.
Berta Fornés resalta como positivo que se muestren distintas prácticas sexuales en las que el lector nunca había reparado y que le puedan resultar llamativas.
Pero cuidado, la sexóloga advierte que la lectura tendría un efecto negativo si se traduce en “buscar erróneamente que las relaciones se basen en el sadomasoquismo para experimentar las sensaciones que se describen” e incluso creer que “tu sexualidad es insulsa o incompleta sin estas prácticas”.
La inclusión del sadomasoquismo en esta historia ha hecho algo más que despertar el interés de algunos lectores. Bustamante acentúa que la popularización de fantasías BDSM (acrónimo que se refiere a Bondage; Dominación y Disciplina; Sadismo; Masoquismo) ha supuesto que “a quienes les gusta realizarlas o fantasear con ellas dejen de sentirse bichos raros, viciosos o con un pensamiento que tiene que ser necesariamente patológico”.
Cuatro de los cinco sexólogos preguntados insisten en que este tipo de lecturas pueden generar falsas expectativas. Las comparaciones siempre fueron odiosas, por ello, las esperanzas derivan hacia la “frustración si el lector compara su vida sexual con la de los protagonistas del libro”, sostiene Manuel Fernández; unas situaciones que se pueden evitar al “tener claro que las novelas son ficción”, afirma Helena Angel y no “comparar ni exigir a la pareja que actúe como el señor Grey”.
Por su parte, Norma Román precisa que aunque aumenten el deseo y la excitación, estos libros no deben utilizarse como manual de instrucciones . Y advierte, “repiten estereotipos poco sanos para el desarrollo de la igualdad de género y pueden contribuir a mantener ideas poco realistas del amor.”
En definitiva, “en los mejores casos puede incrementar temporalmente el deseo sexual”, apunta Manuel Fernández, y matiza que no tiene por qué pasar de un “calentón” fantasioso.
¿Por qué ha tenido tanto éxito?
Entre los ganchos principales: la admiración y temor de la protagonista hacia Grey; el hecho de que él sea un fenómeno sexual, que además disfruta viendo como ella descubre el éxtasis sexual; la fantasía de dominancia-sumisión; y el romanticismo, afirma Manuel Fernández.
La aceptación generalizada que ha rodeado a la trilogía ha impulsado el reconocimiento de la lectura libros eróticos entre el público femenino, asegura Berta Fornés, quien precisa que parte de su éxito se debe a “la gran transmisión boca a boca” sumado a que contiene ingredientes que facilitan la identificación y la atracción.
Norma Román destaca como elementos cruciales el marketing, el amor ganador y “la atracción a lo prohibido”, con prácticas culturalmente no del todo aceptadas como el BDMS.
Para Bustamante el componente del sexo, por el que “muchas mujeres que antes no lo hacían, se permitan fantasear, desear y leer sobre ello” y “la idea del amor romántico tradicional que todo lo puede, son las claves del éxito.
¿Dónde están los límites en la sexualidad?
El respeto, tanto hacia uno mismo como hacia la pareja, es la palabra que los cinco sexólogos han incluído en sus respuestas. “La sexualidad es un aspecto central de nuestra identidad”. Las consecuencias de usarla como “un instrumento para demostrar amor, conquistar o retener al otro son siempre psicológicamente devastadoras”, advierte José Bustamante.
Berta Fornés considera que los límites se encuentran donde los miembros de la pareja los sitúan “de forma común, consensuada y sin coerciones” y proporciona la Regla de Oro de la sexualidad para ayudar en este sentido.
¿Qué importancia tienen las fantasías en el sexo?
Todos los sexólogos ven en las fantasías un elemento fundamental para avivar la llama del deseo como un ingrediente que “enriquece tanto nuestra vida sexual como la de la pareja”, afirma Berta Fornés, quien explica que éstas pueden ser una fuente de diversión, una vía para combatir la monotonía, e incluso, detonar el orgasmo.
Según Manuel Fernández, la capacidad de dar rienda suelta a la imaginación no es la misma en todos las personas, pero “quien lo practica no tarda en ver sus efectos”. No hay que olvidar que “el sexo está en el cerebro”, recuerda.
Los beneficios de las fantasías también pasan por potenciar nuestra imagen, al fantasear que eres sexy o atrevida, y “contribuyen favorablemente a la autoestima”, apunta Norma Román.
Sin embargo, tener pensamientos eróticos no implica que deban ser llevados a cabo. Bustamante matiza que al fantasear “me dejo llevar por ideas que no necesariamente querría llevar a la práctica pero que me excita imaginar”. Hay que tener claro que cumplir una fantasía puede funcionar y resultar excitante pero también “perder todo su potencial una vez lo realizas”, advierte Helena Angel.