Primeros análisis reprueban la polémica píldora brasileña contra el cáncer
Una polémica píldora desarrollada en Brasil contra el cáncer a la que algunos pacientes accedieron mediante fallos judiciales y que era considerada prometedora ha tenido una baja eficacia en las primeros exámenes de verificación realizados por el Gobierno, informaron fuentes oficiales.
La fosfoetanolamina sintética fue desarrollada por un investigador de la Universidad de Sao Paulo (USP) y la presión por obtenerla de algunos pacientes que la consideraban «milagrosa» pese a que nunca llegó a ser probada ni registrada obligó al Gobierno a iniciar una serie de exámenes en laboratorio y con conejillos para probar su eficacia y seguridad.
Los primeros resultados de esos exámenes no llegaron a satisfacer las grandes expectativas generadas por el producto, informó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en un portal en internet que creó para informar sobre la píldora.
La medicina de la que el ministro de Ciencia, Celso Pansera, dijo que podría «tener repercusión mundial», mostró ser menos eficaz para tratar el cáncer que algunos anticancerígenos ya conocidos, según los resultados de los estudios iniciales en laboratorio.
De acuerdo con estos resultados, la sustancia tiene bajo grado de pureza y demuestra poco o ningún efecto sobre tumores cancerígenos en comparación con medicinas usadas para tratar el cáncer hace décadas.
Uno de los exámenes preliminares mostró que la sustancia producida por la USP tan solo tiene un 32,2 % de fosfoetanolamina, que es el principio químico supuestamente activo contra el cáncer.
Otros dos experimentos indicaron que la píldora tuvo una actividad casi mínima frente a cinco tipos diferentes de cultivos de células cancerígenas en laboratorio.
El segundo de estos dos experimentos estableció que los efectos contra un tipo específico de cáncer, aunque residuales, no fueron provocados por la fostoetanolamina sino por la monoetanolamina, otra molécula presente en el compuesto.
En noviembre pasado el Gobierno, presionado por el Congreso y algunos pacientes, anunció que invertiría 10 millones de reales (unos 2,7 millones de dólares) en una serie de exámenes en laboratorio y con conejillos para probar la eficacia y la seguridad de la medicina.
Ante una avalancha de demandas en la Justicia de pacientes que deseaban acceder a la medicina, el Ministerio de Salud recomendó que los mismos se abstuviesen de usarla hasta que no fueran realizadas las respectivas pruebas de validación y que no abandonaran los tratamientos tradicionales.
La fosfoetanolamina fue distribuida gratuitamente durante más de una década por la USP, hasta que las autoridades sanitarias la prohibieron por la falta de estudios clínicos acerca de su eficacia.
Entonces algunos pacientes con cáncer recurrieron a los tribunales, varios jueces fallaron a su favor y obligaron a la USP a suministrar la sustancia.