Planta cara a las emociones tóxicas
Si hace unas semanas comprendimos cómo librarnos de la gente tóxica de la mano del psicólogo y escritor Bernardo Stamateas, ahora nos detenemos en la nocividad de nuestras emociones a través de “Emociones tóxicas”(Ed. Ediciones B), una guía que recoge las claves para impedir que el daño emocional nos bloquee.
“Todas las emociones tienen una función adaptativa, es decir, nos transmiten un mensaje”, explica el especialista, quien precisa que la manera en que las administramos va a determinar si son tóxicas o no.
Según Stamateas, hay dos vías extremas de gestionar la emocionalidad:
- El estilo encapsulador. Reprimir las emociones. No se expresan, lo que provoca que la persona explote por dentro.
- El estilo explosivo. La idea de que expresar todo lo que sentimos nos mantendrá libres de enfermedad está muy extendida pero nada más lejos de la realidad.
El autor sostiene que las personas que aseguran “decir siempre todo” son afectivamente inmaduras y advierte que este comportamiento se torna tóxico porque no controlar las emociones “provoca una catarsis permanente, lo cual termina llevando a la enfermedad”.