Madres que trabajan: Impacto en los hijos
Es un tema controversial el doble rol de la mujer profesional: trabajadora y madre. La mujer que asume responsabilidades de trabajo tiene que dividir su tiempo en casa y en sus oficios laborales, y esto puede sustraerla de tiempo útil para sus responsabilidades de hogar. Si el equilibrio entre estos dos roles no es adecuado, puede verse enfrentada al dilema existencial con sentimientos de culpa y/o depresión.
A pesar de los cambios en la tolerancia social hacia la mujer que trabaja en la calle y de la necesidad creciente que la mujer contribuya a la economía familiar, el trabajo de la mujer madre, continua creando controversia. Nuestro actual esquema social y laboral ha progresado pero todavía no ofrece las condiciones óptimas para que una mujer pueda combinar ambas responsabilidades en forma eficiente.
Sabemos que la mujer que ejerce una ocupación de trabajo que le sea gratificante, está en mejor disposición emocional de encarar las responsabilidades de la casa que aquella que se ve forzada a quedarse en casa frustrada en su desarrollo profesional.
En investigaciones realizadas sobre el impacto del trabajo de la mujer sobre rol en el hogar, no se han encontrado efectos nocivos del empleo maternal en la vida emocional de la familia o el niño, siempre y cuando la madre sea capaz de asumir un balance adecuado casa-trabajo y que el esposo pueda contribuir a las tareas domésticas y de crianza de los hijos. La maternidad si ofrece tiempo de buena calidad, permite a los hijos crecer normalmente.
La mujer gerente tiene usualmente una demanda mayor de dedicación y esfuerzo. Sobre todo si su trabajo implica que tiene que viajar con frecuencia, o llevarse el trabajo a casa. La exigencia psicológica del cargo puede tener un impacto mayor sobre su vida emocional razón por lo que puede afectar su vida de hogar. La rivalidad con la pareja sobre asuntos de trabajo puede ser motivo de conflicto en casa, sobre todo si se trata de hombres que no toleran la independencia de la mujer.
La clave del éxito en la función maternal de la mujer estriba en la capacidad que tenga de balancear sus prioridades trabajo-casa en forma clara y del apoyo que pueda obtener de su pareja y los hijos en el desempeño de las tareas del hogar.
Capítulo aparte merece la mujer que se queda en casa por decisión propia para atender las necesidades domésticas y familiares. El trabajo doméstico es una ocupación tan útil como un empleo, pero por lo general es despreciado, mal reconocido y poco retribuido. La mujer que trabaja en casa (cuando lo hace bien) debe entender que su esfuerzo tiene un inmenso valor emocional, es una contribución concreta que amerita dedicación y esfuerzo lo que le da derecho a no ser discriminada y a compartir por igual el patrimonio familiar con su pareja ya que su tarea no solo tiene valor en términos de amor sino debe considerarse una contribución pecuniaria a la economía familiar.
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