Diagnóstico tardío de tuberculosis pone en riesgo la vida de los pacientes
Una infección en vías respiratorias que no lograba curar llevó a Viviana Gómez Coronado a visitar a varios doctores que no podían darle un diagnóstico acertado. Tenía tuberculosis y la enfermedad puso en peligro su vida tras meses sin un correcto análisis médico.
«Tenía tos, infección en la garganta, me dolía mucho, no podía comer, tenía fiebre. Me faltaba energía y empecé a bajar de peso, llegué a pesar 37 kilos. Andaba de doctor en doctor y nadie podía decirme qué me pasaba», asegura la joven de 23 años.
Viviana rememora que fue en octubre de 2016 cuando enfermó mientras hacía prácticas profesionales en un asilo de ancianos, pero no fue hasta febrero de 2017 que un doctor, finalmente, logró darle un diagnóstico.
«Era muy frustrante, pero el último doctor particular que visité revisó mi radiografía y me dijo que probablemente era tuberculosis y ya en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) me lo confirmaron», explica Gómez Coronado.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tuberculosis es una enfermedad infecto-contagiosa, crónica, es la novena causa de muerte en la población mundial y principal causa de fallecimientos por un solo agente infeccioso, por encima del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Según la doctora Antonia Isabel Castillo Rodal, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México se presentan de 2.000 a 2.500 muertes por año, y, según cifras de la Secretaría de Salud, se reportan más de 19.000 casos nuevos anualmente.
Castillo Rodal, quien forma parte del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que 85 % de la tuberculosis es pulmonar y el resto se da en otros órganos o tejidos, y siempre ha sido un problema grave de salud.
«No hay país que no lo tenga, no importa si es desarrollado, aunque hace más de un siglo se descubrió la bacteria (Mycobacterium tuberculosis) que produce la enfermedad», apunta.
La especialista señala que el problema es que ese bacilo ha evolucionado a través del tiempo y hay una resistencia enorme a los tratamientos de última generación, y eso es un impedimento para su control.
La estudiante de gerontología recuerda que, pese a la pérdida de peso, no se imaginaba que padecía tuberculosis.
«Cuando me dijeron lo que tenía me espanté mucho, y fue a peor, porque debido a mi pérdida de peso sufrí de anemia y neumonía hospitalaria», recuerda.
Viviana sospecha que su trabajo en el asilo favoreció a que contrajera la enfermedad «porque en esa época trabajaba ahí con personas enfermas», asegura.
En ese sentido, Castillo Rodal explica que la tuberculosis se transmite fácilmente, «a través de la tos, estornudos, incluso platicando. Si el enfermo no es detectado, en un año puede contagiar de 10 a 15 personas más, sin que ninguno se percate hasta desarrollar la enfermedad», explica.
Viviana tuvo que mudarse a casa de su abuela, pues tenía miedo de contagiar a sus cinco hermanos, pues el más pequeño apenas tiene año y medio.
Castillo Rodal indica que un tercio de la población mundial está infectada con Mycobacterium tuberculosis; pero solo 10 % de ellos desarrolla la enfermedad.
«Aunque si alguien padece alguna otra patología como diabetes, cáncer, desnutrición, alcoholismo, tabaquismo, tratamiento con corticoides o inmunosupresores, el riesgo de desarrollar la afección aumenta en más de 15 %«, detalla.
Afortunadamente, este padecimiento es curable, el tratamiento dura generalmente seis meses y consiste en la administración de un polifármaco de cuatro medicamentos.
En el caso de Viviana, el tratamiento se prolongó hasta febrero de este año debido a las complicaciones que presentó.
«Nunca había estado tanto tiempo enferma en mi vida, pero el tratamiento, los medicamentos y los cuidados me ayudaron a superar este padecimiento. Hoy puedo decir que la tuberculosis me hizo darle otro sentido a mi vida», finaliza.
Castillo Rodal explica que existen formas de prevención como la vacuna (BCG), la cual se aplica en las primeras horas del nacimiento, y protege de las formas graves como la tuberculosis miliar y meníngea, sobre todo a niños pequeños, pero no es tan eficiente contra la forma pulmonar.
Por ello, actualmente hay alrededor de 10 vacunas nuevas en estudio, en diferentes fases, aunque ninguna ha demostrado ser mejor que la existente.
Por último pide estar atentos a los síntomas como tos crónica, de más de 15 días y con expectoraciones, fiebre y pérdida de peso.
El 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis, una enfermedad que en 2016 presentó 10,4 millones de casos nuevos en el mundo y cobró la vida de 1,7 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).