Salud y Bienestar

Cambios físicos afectan la vida de pacientes acromegálicos

Aunque la acromegalia es considerada una enfermedad rara y poco conocida, sus síntomas son bastante evidentes. El crecimiento desproporcionado de las facciones de la cara, manos y pies, puede llegar a cambiar tanto el aspecto de la persona que se hace difícil reconocerla. La médico internista y endocrinóloga Irene Stulin, explicó que la enfermedad es causada la mayoría de las veces, por el desarrollo de un tumor benigno en la glándula hipófisis, el cual provoca la liberación excesiva de hormona del crecimiento.

En los pacientes con acromegalia la producción excesiva de hormona del crecimiento hace que el hueso se ensanche, y promueva el crecimiento del cartílago, pudiendo comprimir los nervios que lo rodean.

La especialista en medicina interna y endocrinología acotó que, además de las alteraciones en la apariencia física de las personas con acromegalia, el crecimiento desproporcionado afecta sus reflejos y coordinación motora, obligándoles a ser un poco más lentos y cuidadosos en sus movimientos. A esto se le suma un dolor muscular y articular recurrente que limita su movilidad, inflamación y fatiga extrema.

Otros síntomas importantes son la elevación de azúcar y de las cifras de tensión arterial.

Asimismo, aclaró que la enfermedad es crónica más no es abrupta. Generalmente el paciente va notando poco a poco los síntomas de la patología pero los va asociando a cambios propios de la edad.

“No es posible prevenir la enfermedad, pero lo recomendable es tratar de detectar los cambios en la persona  de forma temprana,  para abordar anticipadamente el tumor y ser más efectivos en el tratamiento”, recomendó Stulin.

Cuando se logra el diagnóstico temprano, mientras el tamaño del tumor sea menor a un centímetro, lo que se conoce como microadenoma, uno de los tratamientos más efectivos es la cirugía. En esos casos el paciente tiene un porcentaje de curación que puede estar entre un 80% y 90%. En los casos donde se diagnostica la enfermedad tardíamente, donde el tumor ha crecido más de un centímetro, el porcentaje de éxito quirurgico decae hasta un 50%.

La galena informó que existen medicamentos que bloquean la liberación de hormona de crecimiento desde la hipófisis tales como los análogos de la somatostatina. Inicialmente el fármaco se administra por vía subcutánea, luego con inyecciones intramusculares de forma prolongada, mejorando la sintomatología del paciente y su calidad de vida.    Adicionalmente se cuentan con bloqueadores de los receptores de la hormona de crecimiento para mejorar los síntomas. Otro método de control es aplicar radioterapia directamente sobre la hipofisis.

Una historia

Alguien que ha vivido el impacto físico y emocional de la acromegalia es el señor Francesco Solomita, quien tenía una vida activa hasta que la patología lo fue limitando. “Yo solía madrugar y comenzar el día con energía, pero desde el 2004 empecé a notar cambios en mi apariencia. La enfermedad me fue quitando de a poco la flexibilidad, me agotaba rápidamente, tanto que cuando terminaba mi jornada en la finca al día siguiente me era imposible levantarme”, comentó.

Fue un médico amigo de Solomita quien, luego de no poder reconocerlo debido a los cambios en su apariencia, le ayudó a identificar la causa de dichas alteraciones. “Casi inmediatamente después de diagnosticarme, me realizaron una cirugía para extirpar el tumor y comencé con la terapia farmacológica. Actualmente tengo la enfermedad controlada, ya no he crecido más gracias al tratamiento, y de a poco busco retomar mi vida normal”, dijo.

 

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