Anne-Sophie Mutter celebró su 40°aniversario con la Filarmónica de Berlín
Martha Escalona-Zerpa
Especial para Analítica.com desde Berlín
El legendario director napolitano Riccardo Muti de 75 años dirigió, el pasado 27 de mayo, la Filarmónica de Berlín en un concierto especial para celebrar los 40 años de cooperación artística de la violinista alemana Anne-Sophie Mutter y esta orquesta filarmónica, la más legendaria y famosa de la capital alemana.
Durante sus bien logrados 50 años de vida artística, Riccardo Muti, portador de múltiples condecoraciones y honores a nivel internacional, es considerado uno de los máximos directores de orquesta de su generación y por su estilo y temperamento como el continuador de Arturo Toscanini. Muti es uno de los grandes maestros del repertorio lírico italiano, el repertorio francés y alemán (en especial Mozart, Brahms y Schumann).
En una noche de verano prematuro, Anne-Sophie Mutter junto con Ricardo Mutti, como siempre de porte elegante y de paso firme, ofrecieron en una sala llena hasta el último asiento, un concierto entrañable y a la vez fulminante con un programa compacto de dos obras de Peter Tchaikowsky, el cual no podría haber sido más atinado: El Concierto para violín en Re Mayor (D Major), Op. 35 y la Sinfonía N° 4.
Anne-Sophie Mutter entró al escenario con una soberbia presencia, embuída en un traje largo rojo bien ceñido, tal como una sirena de mar y su melena rubia perfectamante diseñada. Con 13 años comenzó su carrera musical como solista en Salzburgo de la mano de Herbert von Karajan.
Tchaikowsky escribió el concierto para violín en el lapso de tan solo cuatro semanas en marzo de 1878, en Clarens, Suiza, luego de haber concluido la Sinfonía Nr. 4, donde el compositor fue a recuperarse de una depresión y un intento de suicidio. Se trata del único concierto que escribió para este instrumento, pero uno de lo más bellos en su género. Primero porque es una obra para grandes interpretes y virtuosos del violín y segundo por sus bellísimas melodías.
Muti y Mutter demostraron en el concierto con las dos obras del romántico compositor ruso sus cualidades musicales. Ella hace gala de su estilo interpretativo en lo que refiere a los tempi, giros, matices que a veces llegan casi hasta lo inaudible. Ciertos fraseos fueron considerablemente ralentados, tanto que da la sensación de un estatismo muy sorprendente. Y, dentro de todo cuenta con una afinación perfecta. El registro bajo se dejó escuchar en algunos pasajes tal como si fuera desde el fondo de una viola.
Por su parte, Riccardo Muti, nos dió muestra de su dirección vibrante, su energía contagiosa, su capacidad de aligerar el sonido orquestal hasta convertirlo en una pieza para cámara. Una perfección y equilibrio fascinante entre las dinámicas y los ritmos, que declina en una peculiar belleza sonora. El público entero vibró con ellos y con la pasión lírica, tormentosa y apasionada de Tschaikowksy.