Ana Carvajal, la médico que ayuda a embarazadas con HIV
Ana Carvajal, médico infectólogo y a quien se ha visto innumerables veces alertando la llegada al país de nuevas enfermedades, como fue el caso del chikungunya o zika; trabajando a favor de las pacientes con HIV o batallando por un mejor sistema de salud, es madre de dos hijas universitarias que han visto en ella un ejemplo de trabajo y constancia.
«Lo más importante es ser modelo para los hijos. En eso mi esposo y yo nos hemos esforzado en inculcarles a las nuestras los principios y valores de una familia cristiana».
Carvajal también forma parte de la Red de Sociedades Científicas Médicas de Venezuela y es coordinadora del grupo de trabajo de SIDA de la Sociedad Venezolana de Infectología.
Muchas veces está recargada de trabajo. «Además de médico, docente e investigadora, me ha tocado ser consejera, especialmente de mis pacientes con VIH, incluyendo a las mujeres y entre ellas a las embarazadas».
«Ser madre y trabajar al mismo tiempo, no es nada fácil, especialmente cuando eres médico, pues tienes que continuar la tarea en el hogar, revisando y estudiando los casos clínicos complicados, preparando clases, seminarios, escribiendo artículos o conferencias para congresos médicos. Pero siempre encuentras tiempo para compartir con tus hijos, transmitirle los valores democráticos, los mismos que te enseñaron tus padres», afirma la doctora.
-¿Cuál regalo espera para el Día de las Madres?
-Mi mejor regalo este día es tener una mejor Venezuela para mis hijas, para los hijos de todas las madres venezolanas y de otras nacionalidades que, por algún motivo, residen en nuestro país. Pido un lugar donde las diferencias sean respetadas, un país libre de violencia, donde se debatan las ideas, donde imperen los valores de respeto, compañerismo, solidaridad y paz . Un país donde realmente haya una mejor calidad de vida.
-¿Cuál es su compromiso con el país?
-En mi caso, el compromiso es total. Amo a Venezuela y estoy convencida de que podemos tener un mejor lugar para vivir. El afecto, calidez y el sentir del pueblo llano es una característica que poseen la mayoría de los venezolanos. Lamentablemente, el país está atravesando una crisis sin precedentes en todos los niveles y por ello muchas personas han emigrado a otros países, especialmente jóvenes buscando un mejor futuro.
La pasión de la profesión
En el área de salud siempre ha trabajado con el sector público -recuerda- específicamente con el Ministerio del Poder Popular para la Salud, excepto dos años y medio en la década de los 80 cuando trabajó con el Seguro Social en Puerto Ordaz, en el Hospital Uyapar.
Su amor por la medicina la ha llevado a la par de la crianza de sus dos tesoros, que son su orgullo y aporte a la sociedad productiva.
«Ejerzo mi profesión en el Hospital Universitario de Caracas (HUC ) desde hace 29 años, posterior a mi residencia de postgrado en el Servicio de Infectología. Quise regresar a Guayana, la tierra que me vio nacer, pero no conseguí trabajo y me regresé a Caracas, donde me ofrecieron integrar el equipo de trabajo en el HUC, desde entonces realizo actividades asistenciales, de investigación y docencia con los residentes de postgrado de Infectología, y también de otros postgrados. El HUC ha sido una escuela para mí y me ha permitido ayudar a mucha gente, incluyendo a familiares, le debo mucho a ese hospital».
Ver un niño sano, no tiene precio
Entre sus planes futuros -inclusive, cuando se jubile- está seguir construyendo un país de oportunidades y progreso. «Continuaré colaborando con la docencia (coordina el curso universitario de la UCV sobre Infecciones en las Embarazadas, primer y único en su tipo en Venezuela), y espero atender una consulta de infecciones en las embarazadas”.
Ana Carvajal es una madre que comprende muy bien ese rol. Por eso ayuda cada día a las embarazadas, en especial a las que tienen VIH, para que sus niños lleguen sanos a este mundo. En ese punto trabaja en investigación.
«Es una labor que me llena de satisfacción, porque una intervención a tiempo en las gestantes permite que los niños de madres infectadas con el VIH nazcan libres de de ella. Ver la sonrisa en el rostro de una madre que tiene un hijo sano, no tiene precio».
Las enfermedades emergentes son otra línea de sus investigaciones y actualmente con la epidemia del zika. «Me preocupan las embarazadas por la asociación de este virus ya comprobado con la microcefalia y otras malformaciones congénitas, especialmente en el sistema nervioso central. Me inquieta porque veo que no se están tomando las acciones recomendadas por la Organización Panamericana de la Salud», destaca.
Esta madre de dos hijas, al trabajar por una mejor sociedad, centra su foco en las embarazadas, «que deben ser una prioridad para las autoridades de salud y para todos los profesionales encargados de la atención de las mujeres». De hecho, actualmente se encuentra preparando un estudio sobre conocimientos de zika en embarazadas.
Escritora y poeta
Además de ser médico, investigadora y madre, escribe un libro de poesía popular costumbrista sobre su infancia en el pueblo Guasipati. «Mi pueblo cuando nací /se vistió de flores carmesí / y me dijo quedo en secreto/bienvenida a Guasipatì», cita parte del texto.
También es autora de «Guayana Mía» y no deja a un lado su parte espiritual. «Soy cristiana y creo profundamente en los principios bíblicos, eso me ha ayudado a comprender a las personas y a ser resiliente en estos tiempos de crisis».