Amy Winehouse: Cinco claves de la chica que no quería ser una estrella
«La voz blanca del soul». Con ese sugerente nombre era conocida Amy Winehouse, una diva tan brillante como autodestructiva, que este lunes 14 de septiembre de 2020, habría cumplido 37 años.
Su particular registro vocal de contralto fue descrito por medios especializados como “acústicamente poderoso” y “capaz de expresar profundamente sus emociones”. Fue adorada por el público y ganó cinco premios Grammy a lo largo de su carrera, con la que llegó a vender 20 millones de álbumes en todo el mundo.
Sin embargo no fue sólo su indiscutible talento lo que puso los reflectores sobre ella. Múltiples escándalos y excesos mantenían al público en vilo, atento a su vida y su carrera.
Cuando se cumplen nueve años de su partida, en Analítica.com hemos preparado una reseña de cinco etapas claves que resumen una vida que se fue “de regreso al negro”.
1) Una niña con un vacío en el corazón
Hija de un taxista y una farmaceuta, Amy nació en el seno de una familia judía en Southgate, al norte de Londres, el 14 septiembre de 1983. Su padre Mitch fue una figura (o ausencia) clave en su vida. Desde que estaba pequeña él le cantaba canciones de Frank Sinatra y fue quien le inculcó el amor por el jazz.
El divorcio de sus padres cuando tenía nueve años marcó profundamente a la cantante, convirtiéndose en el punto de partida de una vorágine de rebeldía y excesos con los que buscaría llenar la falta de afecto paternal y carencia de disciplina por parte de una madre con demasiado trabajo.
Su abuela paterna Cynthia fue prácticamente el único miembro de la familia del que obtuvo el cariño que tanto necesitaba.
2) Dando tumbos hasta hallar el camino
A los 13 años se puso su primer piercing (en la nariz) y obtuvo su primera guitarra; no pasó mucho tiempo antes que decidiera que lo suyo no eran los libros.
Estudió teatro hasta que la botaron de la escuela de artes y entonces se dedicó a cantar, componer… y también a fumar marihuana, escaparse con los amigos y beber alcohol. La bulimia que la acompañaría el resto de su vida, no tardaría en llegar.
Amy comenzó su carrera profesional a 16 años, luego que su novio de aquel entonces le hiciera llegar una maqueta suya a un productor musical. Su primer álbum de estudio se tituló Frank (2003) en honor al ídolo musical de su padre y fue muy bien recibido por los críticos, quienes compararon su contralto con el de artistas como Sarah Vaughan y Macy Gray.
Una voz rasgada y prodigiosa la enrumbaba con fuerza hacia una fama de la que ella siempre intentó huir. “Yo no soy una chica tratando de ser una estrella, sólo soy alguien que le gusta cantar”, repetía en aquellos tiempos.
3) Adicciones: Alcohol, Drogas… y Blake Fielder
Amy disfrutaba las mieles de su primer disco (Platino en Reino Unido y nominado a los BRIT Awards) cuando conoció a Blake Fielder en un pub de Londres, corría el año 2003. La chispa entre estos seres fue inmediata y aunque ambos tenían pareja, se involucraron rápidamente en una tormentosa relación.
Él, que a los nueve años había cortado las venas por primera vez, la introdujo en el consumo de crack y heroína y la impulsó a vivir permanentemente al límite.
Durante los siete años que duró su relación, Blake fue arrestado varias veces por peleas, robos y delitos con armas de fuego. Droga, alcohol, celos y autolesiones también eran parte de su rutina, eso si: todo ruidoso y en exceso.
En un arrebato se casan en 2007, y a los pocos días él acabó de nuevo entre rejas y Amy cae en depresión, estando a punto de morir de una sobredosis.
La cantante fue a parar en una clínica de rehabilitación en 2008, y ese mismo año consiguió cinco de los seis premios Grammy a los que aspiraba por su álbum “Back to black”… pero lamentablemente no tardó en recaer.
“Si no puedes solucionar algo por ti mismo, nadie te puede ayudar” esa era su opinión sobre la rehabilitación.
4) Una luz que se extingue
En junio de 2011, Amy realizó un concierto en Serbia catalogado por sus propios seguidores como “desastroso” y reseñado por la prensa como “el peor concierto jamás visto”, debido a que la cantante se subió al escenario completamente ebria. Las cosas definitivamente no estaban bien.
A la emblemática edad de 27 años, el 23 de julio de 2011 la artista fue encontrada sin vida en su apartamento de Londres. Fans en todo el mundo lloraron su partida, aunque a nadie sorprendió su trágico final.
La autopsia indicó que la muerte repentina fue una “consecuencia no intencionada” de la gran ingesta de alcohol por parte de la cantante que le habría ocasionado un paro respiratorio. Tres botellas vacías de vodka se encontraron ese día en su apartamento.
Sin embargo, las pruebas toxicológicas no hallaron en su cuerpo sustancias ilegales cuando murió. Estaba limpia de drogas… pero no pudo con el alcohol.
5) Amy: la chica detrás del nombre
Con la intención de mostrar “la chica detrás del nombre”, el director británico Asif Kapadia, se encargó de realizar un documental que brindara recorrido preciso y ordenado (y también desgarrador) por la vida de la cantante.
“Amy” es el nombre de esta cinta, que incluye imágenes, videos inéditos y entrevistas exclusivas con su ex Blake Fielder y su productor Salaam Remi, entre otros.
La obra de Kapadia, estrenada en 2014, logra que nos pongamos aunque sea mínimamente en los zapatos de una diva que nunca quiso serlo y nos lleva a padecer por un momento el acecho de la prensa y el zumbido constante murmuración de la gente.
No de gratis se alzó con el Grammy y el Oscar como Mejor Documental en el 2015 y cuenta con nuestra recomendación.
“La música me permite ser sincera, hasta el punto de que hay canciones que a veces me niego a cantar porque me resultan muy duras”, dijo una vez Amy y sus 27 fueron definitivamente la estrofa final.
Al menos «La voz blanca del soul» ya no sufrirá mas…