A propósito de Espacios Privados de Gisela Cappellin
Siempre caben más cosas en la mirada de una mujer
Alberto Barrera Tyszka:
Crímenes.
Barcelona: Anagrama,2009,p.7
Pero sentirlo como persona, como ser humano incorporado a ese placer y disfrutándolo con ella, como la tentativa de hacer una y reconocer como válidas dos fantasías personales distintas y trezarlas en un emocionado dar y recibir de personas insustituibles.
José Donoso(1924-1996): La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria. Barcelona: Seix Barral,1980,p.97-98.
Este jueves 6 de junio de 2013, se presentará en la librería El Buscón, a las 6 pm, el tercer libro de ficción, y el primero de cuentos, de Gisela Cappellin, Espacios privados. Tuvimos el privilegio de poder leer sus originales, de esta experiencia surgió el texto que ahora ofrecemos.
EL QUINTO LIBRO DE UNA CREADORA
Espacios privados(Caracas: Ex Libris,2013) es el quinto libro de Gisela Cappellin(1959), le precede un diario de viajes, un poemario y dos novelas cortas. Este que glosamos es su primer volumen de cuentos.
EN LA ENTRAÑA DE ESTAS FICCIONES
Apenas abrimos Espacios privados nos topamos, y lo seguiremos viendo y sintiendo, con una conciencia muy grande, pero suave y sutil de la esencia femenina, de la autora y de las criaturas producto de su invención.
Es evidente que su manejo del género en que están vaciadas estas catorce narraciones es pleno. El cuento anda como es y hacia donde debe ir en sus manos.
Hay una observación sobre el género cuentístico que deducimos en un pasaje de Jorge Luis Borges(1899-1986), sobre el cual volveremos. Es “La casa de Asterión”[1]. En uno de sus párrafos hallamos una observación que nos lleva a las muchas significaciones que puede tener un texto literario, un relato, en este caso. Cuando el personaje de la ficción borgiana muestra aquella casa nos habla de que se encuentra ante una encrucijada. Y más adelante señala que el lugar por donde caminan se bifurca, ofreciendonos muchas interpretaciones, como desvíos, infinitos, dice el autor, porque toda obra literaria, dice también el bonarense, “es del tamaño del mundo”. Tal los senderos hacia donde nos lleva la palabra escrita, porque todo es literatura, invención, el resto es silencio.
EL NUMERO 14
Catorce cuentos, ya lo hemos indicado, encontramos en Espacios privados. El uso de ese número merece atención. Nos encontramos con el número 14 en el cuento de Borges “La casa de Asterión”, que ya hemos mencionado, aquella joya suya de solo dos páginas. Que todo es literatura lo leemos en el mismo volumen, al decir “et tout le reste est litterature”, que dijo Paúl Verlaine(1844-1896), lo que nos lleva comprender que tal número nos pone, en la ficción del maestro porteño, ante el infinito[2].
Las lecciones y las pruebas del número 14 se refieren a todo lo relacionado con la sensualidad, sin embargo, previene contra la lujuria.
El 14 es también el número de la fusión y de la organización. A veces se le considera también como representativo de la justicia y de la templanza. En la numerología es número karmático. Es decir: hay personas demasiado materialistas que no saben valorar todo lo que han logrado a lo largo de su vida, por ello, después de luchar tanto por eso, terminan perdiéndolo todo, entre ellos a sus bienes, incluso acaban fracasando en todos los proyectos que habían decidido realizar, todo ello por carecer de prudencia. Lo reiteramos: la prudencia es importante en la vida humana porque es la virtud del actuar de forma justa, adecuada y con cautela. También se entiende como la virtud de comunicarse con los demás por medio de un lenguaje claro, cauteloso y adecuado, nos lleva también a actuar respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas. Prudente es aquel que siempre actúa con precaución. Por su parte para la ética católica, la prudencia dispone a la razón para discernir el verdadero bien del mal para cada circunstancia, y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es una de las cuatro virtudes cardinales. Es guía de las demás virtudes, indicándoles su regla y medida. Y en la política, es virtud, recalcada por Nicolás Maquiavelo(1469-1527), como la propia en el momento de tomar sabias decisiones en servicio de la comunidad a la que se gobierna.
Por ello ante tal descalabro se hace necesario una gran energía y aura para enfrentar la desdicha material buscando la forma de ser capaz de rectificar y saldar esos episodios adversos. Es decir, se necesita un alto grado de resiliencia para seguir adelante.
Se dice que el 14 es número kármico, pues pertenece a las personas que creen en la libertad absoluta sin limitaciones. Sin embargo, en ocasiones estas personas no miden las acciones que realizan para poder lograr aquello que desean. En el peor de los casos, puede haber terceras personas que salgan lastimadas por su vehemencia. Muchas veces esos arranques descontrolados que experimentan son porque no pueden entender y llevarse bien con los demás.
Otro de los grandes defectos y trabas que encontraran en su vida es el interés por lo físico. Por ejemplo, ellos son del tipo de personas que necesitan ser convencidos por algo que puedan ver y percibir, por ello, la mejor forma de poder contrarrestar esas actitudes es siendo más humildes, compasivos y más comprensivos; lo idóneo seria buscar una actitud equilibrada.
Otra de las pruebas a las que deben enfrentrarse es con todo lo relacionado con el exceso de amores y lujuria, ya que estos seres, hombres y mujeres son muy enamoradizos y no son capaces de mantener una relación porque siempre hay alguien más que esta en su mira, lo que lo hace hipersexuales.
EN ESTE LIBRO
Mientras leemos Espacios privados nos damos cuenta con la grande delicadeza, finura, con que han sido fabulados estos relatos. No es casual que en un pasaje de uno de ellos, “Agua clara”, nos encontremos con esta línea: “admirados ante la finura y sapiencia”; tanto que una de las criaturas de estas ficciones se lee: “sentía cierta aversión por la forma de lujuria que percibía tras sus intenciones. Encontraba a los hombres interesados solo en la estética de su cuerpo o en el caudal de su riqueza”, como también se lee en el mismo cuento, con lo cual nos introduce esta escritora en el ámbito pasional que este libro nos ofrece.
Todo en Espacios privados está escrito en preciosa prosa; sus epígrafes son de bella elección, definen lo que leemos con exactitud, dentro de la metáfora que lo literario impone.
Una verdadera visión del erotismo nos ofrecen los relatos de Espacios privados. El erotismo aquí es un hecho que muchas veces está más allá de lo solo genital, que engloba la vida entera. Un erotismo que más que explicito es implicito, es decir, no expone sino insinúa. Y nos muestra toda la gama de placeres del vivir, de los cuales no dejan de estar presentes los placeres de la mesa, del vino y, desde luego la cama. Dice Octavio Paz(1914-1998) que es la mesa y el lecho lo que define a las sociedades, para comprenderlas hay que saber qué comen y cómo hacen el amor[3].
Pero a veces lo que hallamos en este libro es un hondo hedonismo, como leemos en “Bocetos” : “la amplitud de la mesa se hace más evidente al pasar la mano sobre el mantel; aprecia el aire jugueteando entre los platos y hace de la brisa un ingrediente para el disfrute de la comida”.
Pero siempre lo íntimo está en esta obra, en el más amplio sentido de sus registros. Es decir, lo interior de la persona, lo profundo, lo personal, lo recóndito, lo secreto.
Y por ello, imposible verlo desde otro ángulo, lo masculino y lo femenino está presente. El hombre, por ejemplo, “Es el dueño de una belleza que va más allá de sus facciones clásicas; su figura trasciende por estar atada a la nobleza de sus sentimientos”, tal lo que hallamos en “Bocetos”.
Narrar lo sexual es su más amplio registro es el tema de esta colección de narraciones cortas: “Cada quien, atento a lo que le estimula, según lo que propicie lo evidente, puede escribir sus inclinaciones, rarezas o inhibiciones”, como se lee en “C’este ca”.
LOS FRAGMENTOS DEFINITORIOS
Hay una serie de pasajes, que ejemplificamos a través de las citas que siguen, definen a Espacios privados.
En uno de los mejores relatos del conjunto “Mantis, señorita” encontramos: “Le llama la atención lo escondido, lo oculto. Disfruta investigando, descubriendo secretos” o “Disfruta su particular manera de percibir lo intangible”, sendero hacia la expresión de aquello que sentimos con nuestra piel cuando está exitada. Por ello “Chilla, gime, se retuerce. Debe expresar, trasmitir”, como leemos “En un lugar”. Aquí se presenta la sexualidad como la forma de conocimiento que es: “Yo deseaba que se entendiera que lo único era recobrar la independencia y trabajar mi espacio interno. Necesitaba encontrar a la verdadera yo, a la tipa sin tope”, de “Honkie”. Eso de “a la verdadera yo” nos recuerda a “La salvaja” de la mexicana Carmen Boullosa(1954). Y es así porque a través de la sexualidad y sus expresiones nos conocemos a nosotros mismos, en ella “lo único importante es la búsqueda de ese yo interior que necesita salir”, que observamos en “Honkie”.
Y así podemos llegar a “Aprendió que su piel es un libro abierto y cada sentimiento tiene una lectura…Maneja el lenguaje de su dermis como un código secreto…supone que debe existir un dios que gobierne las diferentes partes del cuerpo…Cedida a ese hombre que la toca con libertad y pericia, descubre su propio aroma…Se siente florecida con esos dedos anónimos…le resulta fascinante ir descubriendo su cuerpo de mujer…sumada a la vibración de estar junto al varón que la estremece. Le satisface sentirlo invadiendo plenamente su cuerpo de mujer”, de “El practicante”. Ese dios que invoca es Dionisios, el dios que nos lleva, según Carl Gustav Jung(1875-1961), al abismo de la.”disolución apasionada” de cada ser, de cada hombre y de cada mujer, es un llamamiento a lo más íntimo, son las flechas de eros que nos hieren cuando llega el amor.
Lo erótico, en su más amplia gama, no solo el yacer en el tálamo con nuestra enamorada, “Mientras asimila nuevos placeres, el mundo le brinda encanto a través de las cosas más simples”, de “El prácticante”, tanto que incluso que ella, tras aquellos masajes, varió hasta “su forma de comer”: otra forma de placer.
Pero desde luego no puede faltar en este registro el fin del amor, la ida del amante, momento tan hondamente descrito en el más bello libro universal sobre el amor y sus cuitas, El Collar de la Paloma(1022), de Ibn Hazm de Córdoba(994-1063), escritor de la España islámica. El fin del amor lo denomina Ibn Hazm de Córdova, “Sobre la ruptura”. Y es sobre esta, tan dolorosa siempre, que leemos aquí: “Así, de pronto, me sobró la mitad de la cama y me faltó la mitad del corazón”, como se observa en “La segunda habitación”. Hay en este cuento un diálogo que recuerda la primera línea de una novela de la canadiense Joy Fielding(1945), La otra[4], en donde una joven saluda a la esposa de él, y le dice “Hola, soy Niki y me voy a casar con tu marido”. Su título original, en inglés, es No llores ahora. El ejemplar que leímos ya no está en nuestras estanterías porque se lo llevamos a nuestro entrañable José Ignacio Cabrujas(1937-1995) para que se inspirara en ese libro para escribir una telenovela.
Hay entre los pasajes de Espacios privados varias reflexiones sobre el arte de escribir, especialmente en el magnífico relato “En un lugar”, allí se lee “Está todo el tiempo pensando cómo redactar los minutos que va viviendo”; tiene conciencia la escritora de esta ficción que “El mundo de la literatura tiene un sabor y espesura”. Y que al redactar “El más leve gesto ha de tener verdad…por eso que salió a conocer la noche, para poder escribir sobre ella”. “En un lugar” es también, para nuestro gusto, uno de los mejores textos de este libro.
UNA REFLEXIÓN SOBRE EL SENTIDO DE LO EROTICO
Antes de penetrar en el examen detallado de Espacios privados creemos que se imponen algunas reflexiones sobre el erotismo, que lleva al entrelace de los cuerpos del hombre y de la mujer, ya que en el erotismo ellos son el yin y el yan, el concavo y convexo, de la canción del brasileño Roberto Carlos. Ambos, él y ella, convergen también en sus polaridades de lo apolíneo y lo diosisíaco, ya que el erotismo no es solo lo exultante para los sentidos.
Erotismo viene del griego eros. Designaba originalmente al amor apasionado unido con el deseo sexual, sentimiento que fue personificado en el dios Eros. Tiene una relación evidente con la sensualidad, la sexualidad y las capacidades de atracción entre la hembra y el varón.
En español y otros idiomas modernos el término “erotismo” es una palabra compleja que puede tener dos sentidos ya que se encuentra flanqueada por uno de dos conceptos diferentes. Por un lado por la “picardía”, entendida como acción o dicho en el que hay malicia o atrevimiento, es la psicalipsis invocada por la misma Gisela Cappellin en su poemario Psicalipsis[5], tan ligado al orígen de estos Espacios privados. Es más, ahora con Espacios privados en nuestras manos comprendemos mejor el por qué su autora concibió aquellos bellos poemas íntimos.
Recordemos ahora, otra vez que “psicalipsis” dice el diccionario académico, es palabra de origen griego que viene de higo y de untar y frotar, quiere decir en nuestra lengua castellana “Malicia sexual y picardía erótica”. Ungir, acariciar, lamer sinónimos de los vocablos helenos son intensa y pasionalmente sexuales. Esa picardía, también fue examinada por el maestro Paz[6].
Picardía es una clara insinuación a la cual podríamos llamar «Erotismo Poético o Romántico» y sería una respuesta a la búsqueda de interacción social. Y por el otro por la pornografía al cual podríamos llamar, a su vez, «Erotismo Sexual» y que estaría relacionado directamente con los preludios del acto sexual, específicamente con los Juegos Sexuales, con lo que se pretende desarrollar la excitación de la pareja y la lubricación de los órganos genitales, lo cual facilita el coito y otros tipos de comportamientos sexuales”[7]. De todas maneras lo que es la pornografía, tantas veces confundida con el erotismo, debe ser manejada con detalle porque la línea que separa el erotismo de la pornografía es muy frágil. La periodista venezolana Marianella Salazar lo ha precisado muy bien al escribir, en su vademecum erótico que es La seducción culinaria, “la pornografía es obscena. Siempre ha querido ser erótica, pero falla por su falsa creatividad. La pornografía…es masiva. Al contrario del erotismo que es individualista”[8].
Y ya que tocamos estos asuntos debemos anotar que reciente manual de erotología es la novela del cubano Carlos Alberto Montaner(1943): La mujer del coronel[9], en todo su conjunto pero especialmente por las cinco cartas que el protagonista dirige a su amante donde se explayan todos los conocimientos y vivencias del erotismo.
Otras observaciones más caben aquí: erotismo es también, según leemos en los diccionarios: a) conjunto de elementos que forman parte de la exitación y placer de los sentidos en las relaciones sexuales de las personas; b) carácter de lo que exita o provoca el deseo sexual de una persona: el erotismo está presente en buena parte de los anuncios de la publicidad y no solo de la televisión; c) expresión de las relaciones sexuales entre las personas en una obra artistica; d) calidad de lo erótico, condición de lo erótico, exaltación de todo lo referente al instinto sexual; e) en el campo de la antropología: la búsqueda y evocación del placer de modo que se aumenten y se enriquezcan las posibilidades del deseo sexual.
Para las culturas orientales el erotismo se trata de una manifestación vital, científica, artística o religiosa, sobre la que no recae prohibición. Por el contrario en los pueblos de raíz judeo-cristiana se trata de algo negativo y pecaminoso, prohibido en consencuencia en el código de conducta personal y social, lo cual es absurdo; f) cualidad que produce exitación sensual, en la cual hasta el andar tiene un sentido; g)conjunto de prácticas sexuales. Tiene una idea muy abierta del erotismo; h) expresión del amor físico; i) erotismo es sustantivo masculino; j) su sinónimo es sensualidad.
Es mucho lo que se ha escrito sobre el erotismo, incluyendo a los libros eróticos, que son tan antiguos como el ser humano. El más antiguo texto erótico “Setna y Tbubui”, fue hallado en una tablilla sumeria, es del año 1500 aC.[10].
Pero como libros esenciales sobre el sexo, el erotismo y el amor nosotros destacamos tres, comenzamos con El collar de la paloma y seguimos con otros dos grandes libros sobre los dones de la sexualidad son: el del gran Stendhal(1783-1842) Del amor(1822) y el de Octavio Paz: La llama doble[11]. Desde luego, por la suma de los saberes que ordena no podemos dejar de mencionar los Estudios sobre el amor(1940), del pensador español José Ortega y Gasset(1883-1955)[12].
DENTRO DEL LIBRO
Espacios privados se abre con el cuento “Versalita”. Su título requiere una explicación para poder así llegar a la metáfora que encierra su nombre. Versalita es una letra tipográfica. Ella “se refiere a una variación de cualquier tipo de letra, específicamente a una tipografía de letras mayúsculas cuyo tamaño, sin embargo, es similar al de las minúsculas, con proporciones ligeramente distintas. Este nombre es el diminutivo de la palabra versal, en referencia a las letras mayúsculas, porque con caracteres de estas dimensiones y formas se inician. Típicamente la elevación de una versalita es la de una altura x igual a la usada en la mayoría de las letras minúsculas. Una versalita debe poseer el mismo grosor de trazo que el de una mayúscula. En síntesis la versalita mayúscula y la minúscula son del mismo tamaño.
Ahora bien, la “Versalita” del cuento, su protagonista, es una volumétrica muchacha, nacida con siete kilos. Fue tal tamaño y espesura lo que le dio fama. Fue persona de grandes volúmenes, que es como el pintor colombiano Fernando Botero(1932) llama a las famosas gordas de sus cuadros. Tan afamada como las mujeres boterianas fue la Versalita de Gisela Cappellín, tanto que “La fama comenzó a crecer proporcionalmente a su volumen. Su enormidad era suficiente para soportar todo tipo de comentario” sobre ella.
Pero este magnífico cuento es obra de estructura pantagruélica, nos muestra el vasto manejo del arte de la exageración que posee su autora, quien lo desarrolla en todos sus rasgos.
El nombre de la Versalita de esta narración podría provenir del gran amor por la lectura y por los libros tenía el papá de Versalita, en cuya biblioteca abundaban los libros impresos en versalitas.
Aquella ”criatura era enorme”, decían sus vecinos de La Pastora. Y como tal se desarrolla hasta que un dia el placer aparece en su vida, “Versalita flexionó levamente las rodillas y, al balancear las piernas, una ráfaga de viento rozó su intimidad. Sorbió un grito, mordisqueó sus labios y al fin, en secreto sonrió”. Había tenido su primer orgasmo.
“En un lugar” es un gran cuento sobre la creación literaria y cómo se realiza esta, como sueña la escritora con aquello que está inventando a través de la palabra escrita. Es meditación sobre la vocación y las labores diarias, cotidianas de una escritora, es decir, leer, amar los libros, y concebir su escritura.
Ya hemos anotado que “En un lugar” es, como “Mantis, señorita”, uno de los mejores cuentos de este conjunto que Gisela Cappellin nos ofrece. Podríamos considerarlo un cuento cuyo tema es la escritura. En él nos muestra el proceso de escribir en medio del horror. Pero su estructura no puede ser más lograda: en cada párrafo aparece un hecho que siempre se entrlaza con el siguiente. En el primero aparece una escritora en el proceso de crear, en el siguiente recrera el sucuestro que fabula. Y así sucesivamente hasta el final. Perfectamente coinstruido todo.
“Mantis, señorita”, ya lo hemos observado, es uno de los mejores cuentos de Espacios privados. Sucede en días de los años finales de los sesenta del siglo XX. Y es, fundamentalmente, una historia de crecimiento humano, de desarrollo íntimo y personal, del momento cuando se llega a la adolescencia, y a la primera mestruacción de la mujer. A través de su piel y de lo que siente ella descubre “la variedad multiforme y bella que crea la Naturaleza”.
En ese momento ya Mantis no es una niña, “Conoce la corola de su vulva, el cáliz, la carnosidad de sus labios a manera de hojitas y entre sus pétalos, percibe el pistilo erguido. Mantis aprecia su cuerpo”.
En ese período de crecimiento desubre al varón y ve como las formas de su cuerpo son distintas a la de ella, como aquel “desconocido capullo” que él tenía entre las piernas y ella no: el pene, “Le complació la suavidad de la piel de esa pequeña parte del cuerpo que ella no tenía. Al contacto de su mano, como si recobrara vida, adquirió una contextura diferente, más sólida, que le resultó llamativa. La voz de los adultos que estaban en su búsqueda, los hizo distraerse y el niño varón volvió a echar a correr”.
Ella sigue creciendo, “Ha asimilado cada parte de su cuerpo, el trabajo de las glándulas, el valor de los más frágil membrana, el destino de los reservados fluidos”.
Asi alguna vez, sola en su lecho, “Con ella aparta la carne de la nuez del hicaco y atraviesa la cáscara del coroperiz para alcazar su néctar”: ¡qué forma tan bella de registrar la primera masturbación!, aquella noche en que los dedos de la hembra o del varón, inesperadamente, se van solas a la entrepierna, se acarician y tienen así el primer orgasmo. Se da entonces cuenta Mantis que ha crecido, y “logra obtener de cada hombre lo que quiere”. Así Mantis comienza a hacer honor a su nombre, ser que posee fuertes espinas para sujetar las presas de que se alimenta. Se sabe voraz, será hipersexual.
Hay momentos de plena sensualidad, de profundo erotismo personal en este cuento, que es una narración del ver, del mirar y del sentir personal. A todo lo largo de este relato se hace verdad lo que quiere decir Mantis, un ser que posee fuertes garras para sujetar las presas de que se alimenta. Tal su voracidad erótica.
En “El Club” lo íntimo está allí, pero especialmente la sensualidad del narrar. Un ejemplo es este: ”supuso que los pies desnudos de esa mujer”. Lo observamos porque se ha dicho, en un cuento de Héctor Torres(1968) “Ciertos principios de cartografía” de El regalo de Pandora[13], que en verdad una mujer no está totalmente desnuda hasta que no se descalza. Aunque en la famosa escena de la película Ojos bien cerrados(1999) de Stanley Kubrick(1928-1999), donde Nicole Kidman(1967) sin ropa fuma marihuana caminado por su habitación. Según Kubrick, ella no queda completamente desnuda hasta que no se quita los anteojos. Hay que recordar siempre que el tema de esta pelicula son las fantasías sexuales. En el film, que es cojo como realización, solo son válidas las escenas en donde aparece la Kidman y vemos al protagonista masculino sin poder entender lo que ella le cuenta, una fantasía erótica, no llega a comprender que lo que ella le dice de aquel Teniente que deseó fue solo una fantasía sexual. Es lo mismo que vemos en “El club”, “imaginaba que la venían siguiendo y soñaba escenas en las que involucraba su cuerpo”,
En “C’est ca”, es decir “eso es”, nos encontramos con las solicitudes del placer: ”En el arrebato voluptuoso de una fiesta…tuvo que disponerse para el consecuente acto biológico, irresitible, más vulgar si surge en un ambiente sofisticado…La intimidad dependía de la posibilidad no descartable de que alguién se asomase a través de la cerradura”. Es un cuento voyerista.
“La orgía” nos muestra el festín, la bacanal, la borrasca de la imaginación, que es como son los mejores festejos. Pese a que “El cuento no era bueno, pero estaba bien contado”, no sabíamos si en verdad aquello había sucedido”, pero la historia nos estimula al escucharla.
“El practicante” es otro de los destacados relatos de este libro. Es el mas extenso del conjunto, veinte y seis páginas.
Nos encontramos en él con su fascinante mujer para quien la libertad, su autonomía, es lo principal de su vivir. Y si bien tiene aquel amante, de quien nunca llegamos a saber si es casado o soltero. Y aquel masajista, silencioso y sabio con sus manos, que le despierta su erotismo dosmido al introducirla en los más hondos placeres de la sexualidad, aquellos que nos detienen ante los sortilegios de nuestra piel, ya que ella cambia gracias a lo que su piel, abierta al placer, le dice, le indica. Logra así su libertad, su felicidad. Es felicidad íntima también definida por Mario Vargas Llosa(1936) cuando escribió: “Porque la felicidad era temporal, individual, excepcionalmente dual, rarísima vez tripartita y nunca colectiva… Ella estaba escondida, perla en su concha marina, en ciertos ritos o quehaceres ceremoniosos que ofrecían al humano ráfagas y espejismos de perfección. Había que contentarse con esas migajas para no vivir ansioso y desesperado, manoteando lo imposible”[14].
“Sendas” constituye la finisima forma que tiene esta escritora de mostrarnos a una prostituta, que lo es nos lo indica el epígrafe de Sor Juan Inés de la Cruz(1651-1695). Toda prostituta, lo subrayamos, y así debe ser considerda, es una mujer. Y, desde luego, casi todas son tristes, como lo dijo Gabriel Garcia Márquez(1927), en su bella noveleta Memoria de mis putas tristes[15] que tanto molestó a las mujeres, quizá solo los hombres pueden comprender lo que Gabo recreó, algo que está más allá de la prostitución.
“Agua clara” es una loa a la amistad, al afecto entre dos jóvenes mujeres. Este texto debe ser añadido a la historia de la amistad.
“Honkie”, es un canto a la vida, aparece en él una mujer auténtica. Por varios de sus fragmentos podemos afirmar que el mejor sexo sobre el cual podemos leer es el sugerido, el solo insinuado. Ello sucede también en el cine. Las mejores escenas eróticas no son las de sexo gráfico, manifiesto, sino aquellos en donde la intimidad se sugiere, como es el caso de la película Frankie and Johnny(1991) actuada por Al Pacino(1940) y Michelle Pteiffer(1958) en donde está una de las más altas escenas eróticas que hallamos visto. En ella no se llega a ver el cuerpo desnudo de la bellisima Michelle sino que todo esta sugerido desde el momento en que él le pide se abra la bata, él sabe que ella está desnuda. Ella le pregunta que para qué y él le contesta “solo para saber como eres”. Y ella la abre. El resto lo hace la imaginación del espectador. Después Johnny descubre que pese a las negativas de ella aquel día ella lo estaba esperando, hasta un cepillo de dientes le había comprobado.
La obra escena, altísimamente erótica que podemos mencionar, está en Madame Bovary(1857) de Gustave Flaubert(1821-1880), un libro para el cual nunca pasa el tiempo, siempre es actual. Nada vemos, es imposible, pero imaginamos y sentimos, desde el momento en que Emma sube al coche de su amante y este le dice el conductor que pasee por Ruán y que no se detenga hasta que él se lo diga. Solo escuchamos el sonido de los cascos del caballo al andar. E imaginamos a los dos adentro, sugiriendonos el notable novelista lo que ambos hacen durante todas aquellas horas. No hay escena en la literatura más erótica. Le gana a todas las de erotismo explícito[16].
Y todo esto tiene que ver con el hecho de que amar es conocer. Y el sexo de hecho es una forma de conocimiento, sino que nos lo digan Anais Nin(1903-1977) y su amigo, y amante, Henry Miller(1891-1980), grandes escritores eróticos ambos.
En “Alebrijes” todo es fantasía, todo es imaginario como el Alebrijes del título. Todo es ficción, “fingido, imaginario, falso”. Todo es onírico, como cuando soñamos. Todo sucede en la cabeza de Cassandra como se lee en este cuento. Y además es también erótico, como “comentando en voz baja una picardía”.
De “A fuego lento” podemos anotar que la máxima fantasía erótica, la mujer que despierta nuestra pasión, es aquella que vemos, que observamos, la que nos comemos con la mirada, esta, del relato, es una de las mujeres que a él “robaban su atención y, sin embargo, no podías dejar de mirarla”. En verdad, este relato nos lo dice, una relación surge más allá de toda horma.
En “Bocetos” todo es sensualidad, y es por lo tanto erótico. Desde luego que aquí el erotismo es más amplio de lo imaginado, o de lo siempre pensado. Está en el ver, en el tocar, en el percibir, en lo que el paisaje insinua a los sentidos.
En “La segunda habitación”, con la que se cierra el volumen, es “la otra” que aparece en la vida de aquel hombre que era pareja de aquella quien rememora aquel momento de su vida. Ella comprende que él tiene otra mujer. “Así, de pronto, me sobró la mitad de la cama y me faltó la mitad del corazón”, “Alcé una pared, construí mi espacio personal”.
PARA CERRAR
Las historias que aquí nos narra Gisela Cappellin no están desligadas de nuestra realidad, del hoy y ahora venezolano, de estos días trágicos que vivimos. Cuentos como “En un lugar”, con la presencia de la delicuencia cotidiana; igual en un pasaje de “Agua clara” en donde se lee: “ahora, hecha una mujer, se percata de los problemas que vive el país…Siente y vibra ante la pobreza y las dificultades de la gente al margen de su vida perfecta”, expresa quien escribe. El país está allí.
DOS ACOTACIONES
Hay en Espacios privados al menos dos cuentos breves como “Sendas” o “C’este ca” que son mucho más que siemples apuntes. Nos muestran como la brevedad es un arte, dificil, cada palabra debe estar en su sitio, ninguna debe faltar o sobrar.
Ya lo hemos apuntado pero lo reiteramos creemos que las mejores de estas narraciones son “Mantis, señorita”, que se podría desarrolar en una novela corta; “En un lugar” por el contrapunteo escritura y horror, sin salirse de la imaginación de quien recrea; “La orgía”: cuento sobre el cuento y, desde luego, “El prácticante” que tiene ya su sitio en la antología de nuestra literatura erótica.
PARA CERRAR
Entornamos la puerta, cerramos el volumen con dos observaciones, lo que leemos en el cuento “Bocetos” “Aprecia todas las manifestaciones de la humanidad”, lo ha hecho bien esta autora, nos lo muestra. Y lo que se lee en esta cita de una novela de Mario Vargas Llosa: “Siendo el erotismo la humanización inteligente y sensible del amor físico, y, la pornografía, su abaratamiento y degradación… El erotismo lo integra con todo lo que somos y tenemos…El erotismo es un juego privado, en el que sólo el yo y los fantasmas y los jugadores pueden participar, y cuyo éxito depende de su carácter secreto, impermeable a la curiosidad pública, pues de esta última solo puede derivarse su regalmentación y manipulación desnaturalizadora por agntes írritos al juego erótico…La pronografía es pasiva y colectivista, el erotismo creador e individual…[el universo de]la imaginación y[de] los fantasmas secretos como pilares del amor”[17].
Y esta anotación de Octavio Paz, maestro en el tratamiento de tema como poeta y como ensayista: “La llama doble. Según el Diccionario de autoridades la llama es ‘la parte más sútil del fuego, que se eleva y levanta a lo más alto en figura piramidal’. El fuego original y primordial, la sexualidad levanta la llama roja del erotismo y esta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida”[18].
EPILOGO
Tiene a lo largo de estas páginas todo sentido el uso de una línea de la gran Frida Kahlo(1910-1954): “A mi, las alas me sobran. ¡Que las cortes y a volar”. Es es decir, Gisela Cappellin nos pone a largo de este fínísimo libro a andar por los cielos guiados por su imaginación.
San Bernardino:
Marzo 11,2013.
[1] Jorge Luis Borges: Obras completas. Buenos Aires: Emecé,1989-1996. 4 vols. El cuento está en el t.I,p.569-570., pertenece a su libro El Aleph. Buenos Aires: Editorial Losada,1949. 146 p.
[2] Jorge Luis Borges: “Dedicatoria” en Obras completas,t.I,p.9.
[3] Octavio Paz: “La mesa y el lecho” en El ogro filantrópico. Barcelona: Seix Barral,1979,p.212-234.
[4] Joy Fielding: La otra. Barcelona: Plaza y Janés,1995. 361 p.
[5] Gisela Cappellin: Psicalipsis. Prólogo: Magally Ramírez. Caracas: Ex Libris, 2007. 67 p.
[6] Octavio Paz: Conjunciones y disyunciones. México: Joaquín Mortiz,1969. 147 p.
[7] Ver Susan Sontag: “La imaginación pornográfica” en sus Estilos radicales. Barcelona: Muchnik Editores,1985,p.44-83.
[8] Marianella Salazar: La seducción culinaria. Caracas: Grupo Editor Interarte,1986. 137 p. La cita procede de la p. 41. Ver nuestro “Marianella erotologa”, en El Nacional, Caracas: diciembre 15,1986.
[9] Carlos Alberto Montaner: La mujer del coronel. Miami: Alfaguara,2011. 231 p. Pudimos leer este libro gracias a que nuestra entrañable amiga Eglee Medina nos trajo un ejemplar desde Miami.
[10] Gregorio Morales: Antología de la literatura erótica. Madrid: Espasa Calpe,1998. 1224 p. El texto está en las p.57-59.
[11] Ibn Hazm de Córdova: El collar de la paloma. Madrid: Alianza Editorial 1971. 338 p.; Stendhal: Del amor. Madrid: Alianza Editorial, 1968. 431 p.; Octavio Paz: La llam a doble.Bogotá: Seix Bafral,1993. 223 p.
[12] José Ortega y Gasset: Estudios sobre el amor, 16.ed. Madrid: Ediciones Revista de Occidente, 1966. 220 p.
[13] Héctor Torres: El regalo de Pandora. Caracas: FB Libros,2011.138 p. La cita proviene de la p.121.
[14] Mario Vargas Llosa: Elogio de la madrasta. Bogotá: Arango Editores,1988. 201 p. .La cita procede de la p.47
[15] Gabriel García Márquez: Memoria de mis putas tristes. Bogotá: Norma, 2004. 109 p.
[16] Ver Gustave Flaubert: Madame Bovary. Prólogo: Mario Vargas Llosa. Traducción y edición: Consuelo Berges. Madrid. Alianza Editorial, 1974. 494 p. El fragmento a que nos referimos está en las p.290-297. Consultar también Mario Vargas Llosa: La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary. Barcelona: Seix Barral,1975. 277 p.
[17] Mario Vargas Llosa: Los cuadernos de don Rigoberto. Madrid: Alfaguara,1997. 384 p.La cita proviene de las p.283-292
[18] Octavio Paz: La llama doble,p.7. El maestro Paz dice que este libro está relacionado con su vasto poema “Carta de creencia” en su Obra poética. Barcelona: Seix Barral, 1990,p.769-779.