TakeAHand, prótesis de venezolanos para chilenos
América Silva y Miguel Helí Mora tuvieron un sueño: vivir en un mundo en el que todos tengan las manos que necesitan. Este deseo surgió cuando una familia se acercó con el fin de solicitarles una prótesis para su bebé. Eso fue hace varios años, en el estado Mérida. Hoy viven en Santiago de Chile y lideran su organización: TakeAHand.
Estos diseñadores industriales, egresados de la Universidad de los Andes, venían de tener experiencia en la impresión 3D aplicada a réplicas óseas cuando decidieron crear su empresa. Su idea ha sido tan innovadora que en 2014 ingresaron al ecosistema global Startup Chile, «donde puedes conectarte con emprendedores de todo el mundo«, explica Silva.
Además, el Banco Interamericano de Desarrollo reconoció a la compañía como una de las dieciséis ideas más disruptivas de Latinoamérica y fue finalista del GIST por su labor para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
No solo eso: los pequeños empresarios fueron escogidos por el público para ir a la Cumbre Global de Emprendimiento, e incubados por el 3IE (Instituto Internacional de Innovación y Emprendimiento).
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Las características
En este negocio se desarrollan sistemas ortopédicos funcionales, adaptados a las necesidades de cada persona. Como dice su ficha de presentación: «Nos proponemos la creación de una red de apoyo y un sistema de producción distribuido que permite llegar a cualquier lugar en un modelo de comercialización colaborativa«.
El sistema es cinco veces más económico y rápido que las soluciones tradicionales, con lo que genera un impacto en la calidad de vida de muchas personas. Actualmente se están atendiendo a más de veinte familias en Chile, Venezuela y Costa Rica.
Durante el proceso de desarrollo se requieren tres meses, aunque cada vez se hace con menos tiempo. Las fases del procedimiento son: Codiseño, donde se estudia la necesidad en cuanto a dimensiones, fuerza y actividades que realiza la persona, para hacer una presentación del modelo original; Fabricación; etapa en la que se crea el producto; Materialización, es cuando se evalúa la prótesis para ser entregada posteriormente; y Seguimiento, momento en el que se mantiene un contacto permanente con el paciente para ver su evolución.
«Actualmente nos encontramos en búsqueda del break-even para sustentar a la compañía con la venta de los productos«, agrega Silva. Por otro lado, alega que el fin último de este consorcio es poder conectar a profesionales del área y a personas que tienen la intención de ayudar con «el espíritu de superación de estos pacientes«.
Con la ayuda de Oswaldo Dávila –desarrollador de productos– y Atahualpa Silva –desarrollador web–, estos criollos no paran de crecer en su negocio. De hecho, próximamente ofrecerán prótesis de miembros inferiores.
Sobre el éxito que tienen los coterráneos fuera de la frontera nacional, Silva puntualiza: «Los venezolanos tenemos una gran capacidad resolutiva y de afrontar retos. Eso nos ha hecho destacar en diferentes entornos«.
De Venezuela se extraña la comida y la gente, pero ellos no se desligan de su patria. Por eso es que atienden a personas de la llamada «Tierra de gracia» y retribuyen, con su emprendimiento, todo lo que este país les ha dado.
