Omar Charcousse, el venezolano en Cala
De Valera, estado Trujillo, a Miami, en EEUU, la historia de Omar Charcousse está plagada de tenacidad, pasión por la comunicación y algo de suerte. Él mismo reconoce que emigrar no es nada fácil y que todos los casos son distintos, pero señala que en su caso emigrar fue casi accidental, “de esos accidentes bonitos de la vida”, resalta.
A sus 33 años de edad, Omar es publicista y trabaja como social media and multimedia Producer para Cala Enterprises, compañía del reconocido periodista cubano Ismael Cala. Desde 2012 empezó a manejar la posibilidad de formar parte del #TeamCala, pero no fue hasta 2013 que la oportunidad se materializó.
“No trabajo para CNN en español, trabajo para Cala Enterprises. Mi cargo engloba muchas cosas: Toda la parte de redes sociales y toda la parte digital. Es decir, tiene algo de fotografía, edición de audios, cierta edición de videos. Hay muchas cosas que van dentro de este paquetico de social media and multimedia Producer”, señala.
Omar se inició en el mundo de la comunicación a los 18 años, después de ganar un concurso y quedar como locutor del circuito Ven FM, desde Valera. “Quedé en la emisora y fue amor a primera vista, un amor que nunca puede pasar. Para mí la radio es el medio matriz y me llevó de ser publicista a un comunicador por puro roce. Hice radio de forma ininterrumpida hasta el 2013. Fueron 12 años que me hicieron considerar a la radio como la columna vertebral para lo que hice después”.
Estudiar comunicación, comenta, es una deuda pendiente. Sin embargo, no fue poco lo que alcanzó mediante su participación en el medio radiofónico.
Tecnología a favor
“Comencé a venir a los Estados Unidos por temas turísticos, personales. Tenía una relación a distancia y venía cada cuatro o cinco meses y estaba aquí un mes o un mes y medio”, comenta Omar. “Como me la llevaba chévere con la tecnología, terminé haciendo mis programas de radio desde acá. Con eso aprovechaba y entrevistaba a personalidades venezolanas importante del mundo de la radio y la televisión, con ese toque estar en otro país”.
Tocó la puerta de CNN en español para buscar entrevistas con sus estrellas. No lo logró, pero consiguió una visita guiada al canal. “Fui a uno de los programas de Ismael y ahí hubo un clic, quedamos en contacto. En esa ida y vuelta de correos, de tweets, poco a poco fue naciendo como una amistad”, señala Charcousse. Después, él le propuso al periodista producir un programa de radio y encaminaron el proyecto.
“Al final, Ismael concreta su compañía, la arma y la solidifica, y quedé con él. Todo se dio durante dos años de idas y vueltas, de conversar. Por eso a la radio siempre le voy a agradecer. La radio me hizo conocerlo. La producción no se dio, pero grabamos muchas cosas y eso hizo que él viera mi trabajo, mi manera de hacer las cosas. Así quedé trabajando en Cala Enterprises”, cuenta el publicista.
Pero más allá de la oportunidad laboral, Miami tocó la puerta de Omar con fuerza hasta dejarle saber que era su destino. “Desde la primera vez que yo pisé esta ciudad yo dije: ‘Yo tengo que estar aquí’. Cómo lo iba a hacer, no sabía”.
En una ocasión su circuito radial en Venezuela le ofreció moverlo de Trujillo a Caracas. Él rechazó la extraordinaria oferta con mucha vergüenza. “Le dije a mis jefes que mi vida estaba toda en Miami y yo me veía allí, que no iba a ser ese año, ese mes, esa semana; a lo mejor sería dos años después, pero que iba a ocurrir. Claro, yo estaba enfocado en que aquí estaba mi relación amorosa”, recuerda.
Emigrar solo
Fue cuando Cala le ofreció la oportunidad, que “la cosa se puso bastante seria”, dice Omar. Formalizó con la empresa de cubano y regresó a Venezuela por sus cosas. Recogió también sus productos de 12 años en el medio, para solicitar la visa de talentos especiales que le abrió las puertas del norte.
“No fue que yo decidiera: ‘me voy de Venezuela’”, resalta. “Fue un proceso que se fue dando y pienso que así es cuando mejor se dan las cosas en la vida: cuando naturalmente y sin esfuerzo vas labrando destino pieza a pieza, acto a acto, paso a paso, semanalmente”.
Con el tiempo, la relación amorosa que mantenía en Estados Unidos terminó y pasó a enfrentar la migración solo.
“Emigrar solo ha sido lo más difícil de todo el proceso. Tengo a mi hijo de 13 años y a mi madre, que siguen en Venezuela. Entonces, te podrás imaginar cómo está el corazón con la distancia. El tema está en que emigrar no es algo fácil, como mucha gente lo ve, y son muchos sacrificios en la etapa inicial. Es fuerte”, afirma. “En lo personal, decidí completar esta etapa inicial solo, para tener yo mis sacrificios, mis 8, 9, 10, 12, 14 horas al día dedicadas a cosas de trabajo y no sacrificar a los míos. Porque uno, solo, puede vivir hasta en un sofá, primero. Cuando es con familia, la cosa es algo más difícil: o tienes algo para todos o no tienes nada”.
El trujillano afirma que, a pesar de los sacrificios, estos años han pagado y considera ir por muy buen camino. “Siento que estamos asentando muy buenas raíces, y que en algún momento vamos a estar unidos en familia”, aspira.
“Emigré porque yo sí sentía feeling con esta ciudad y quería expandir, quería aprender todo”, dice Omar. “Quien no tenga ganas de superarse en la vida y prefiera mantenerse en el ritmo aburrido de la rutina, oye es lamentable. Yo siempre he querido hacer cosas, más y más”.
Al preguntarle si piensa en volver a Venezuela, su respuesta es enfática: “Yo deseo volver a Venezuela”. Desde su experiencia, considera que “aunque muchos venezolanos lo estén viendo así –y es triste–, la solución en esta vida no es emigrar”, y continúa:“Esa es una opción de vida que tienes, en la cual te puede ir bien o no muy bien. Pero no es la solución a solventar los problemas del mundo, los tuyos, ni los de tu familia”.
Su deseo de volver a su país natal incluye regresar a su ciudad y compartir los conocimientos adquiridos en todos estos años, entregar un poco de su conocimiento a los jóvenes que hoy incursionan en la radio.
Actualmente, con algunos proyectos a la vista –recientemente inició, junto a otro emprendedor venezolano, un proyecto de manejo digital para el mercado deportivo llamado Champions Media– y una respetable fuerza en redes sociales como Twitter (+ 3.000 seguidores) e Instagram (por llegar a los 7.000 seguidores), @OmarCharcousse continúa buscando ese equilibrio que tanto desea el inmigrante, pero de la mano de un apasionado instinto comunicacional que le acompaña y va abriendo puertas a su paso.