Eset identificó grupo de ciberespionaje a delegaciones diplomáticas
Eset, compañía especializada en detección proactiva de amenazas, descubrió al grupo de ciberdelicuentes que se encuentra detrás de los ataques informáticos a las misiones diplomáticas europeas y latinoamericanas. Los análisis del laboratorio concluyeron que el malware Ketrican, responsable del ataque a diferentes delegaciones en 2015, y el malware Okrum, cuyos ataques sucedieron a lo largo de 2017, están relacionados.
La empresa identificó nuevas versiones de las familias de malware creadas por el grupo Ke3chang, así como una nueva puerta trasera o backdoor, que permite acceder remotamente a sistemas informáticos vulnerados, desarrollado también por ese grupo de ciberdelincuentes. Eset lleva investigando desde hace varios años las actividades de este grupo criminal, que parece operar desde China.
El backdoor encontrado por los investigadores, denominado Okrum, fue detectado por primera vez a finales de 2016 y se ha observado su actividad contra misiones gubernamentales y diplomáticas en Bélgica, Eslovaquia, Brasil, Chile y Guatemala. “Empezamos a unir los hilos cuando descubrimos que el backdoor Okrum estaba siendo utilizado para lanzar el backdoor Ketrican, compilado en 2017. Además, nos dimos cuenta de que algunas de las misiones diplomáticas que estaban siendo atacadas por Okrum también habían sido objetivo de Ketrican en 2015”, afirmó Zuzana Hromcova, investigadora de Eset que realizó estos descubrimientos.
Piratas al acecho
La investigación se inició en 2015, cuando detectaron actividades sospechosas de un malware presente en diferentes países europeos. Según las primeras hipótesis, el grupo de ciberdelincuentes parecía tener especial interés en Eslovaquia, aunque sus ataques también afectaban a Croacia, a la República Checa y a otros países. Una vez analizado el malware, los investigadores de Eset identificaron como responsables al grupo Ke3chang y nombraron a estas nuevas versiones de malware como Ketrican. En 2016, se descubrió una amenaza desconocida hasta la fecha pero que tenía los mismos objetivos que Ketrican en Eslovaquia. A este backdoor, que estuvo activo a lo largo de 2017, Eset lo denominó Okrum.
Los ciberdelincuentes utilizaban un archivo de imagen PNG aparentemente inofensivo que incluso podía ser abierto por un visor de imágenes sin levantar sospechas. Sin embargo, el malware extraía de dicho archivo su carga maliciosa para completar el ataque a su objetivo.
Los atacantes informáticos intentaban ocultar el tráfico que generaba el malware contra su servidor de mando y control camuflándolo como si fuese tráfico habitual, utilizando nombres de dominio aparentemente legítimos. Finalmente, cada pocos meses los criminales modificaban la forma en que se instalaba, y cargaba Okrum y sus componentes para evitar su detección. Hasta el momento, Eset ha descubierto siete versiones diferentes del cargador y dos del instalador, que incluían las mismas funcionalidades.