Maickel Melamed: Propósito vs. Sueño (I Parte)
Cuando colocamos la palabra «Sueños» en Google nos arroja alrededor de 48.000.100 de resultados. El soñar desde el punto de vista de anhelar algo es el común denominador de las invitaciones desde chicos. Intentar alcanzar nuestros sueños es la motivación máxima, aunque al mismo tiempo para algunos es un calificativo irracional. El mundo se debate entre el impulsar a lo incierto de lo aspiracional o celebrar lo racional de la certidumbre convencional de seguir los caminos que el sistema formativo asigna a cada individuo.
Lo mismo ocurre dentro de una organización, la innovación permanente a veces se tilda de caos o informalidad, mientras que en ámbitos de trabajo más de avanzada o de mayor riesgo es lo habitual y deseado. Al sueño colectivo se le denomina visión, pero en un mundo tan cambiante mantener una visión fija, termina anclando un grupo de seres a algo que se va volviendo obsoleto muy rápidamente.
Ahora bien, ¿el sueño, nuestros sueños, es verdaderamente lo más grande a lo que podemos aspirar? O ¿es hacia adonde apunta una visión institucional?
Todo indica que sí. Canciones, poemas, obras cinematográficas, libros, campañas publicitarias estimulan nuestras emociones por medio del verbo soñar. Sin embargo, no es necesariamente verdad o por lo menos, ya no lo es. La capacidad de conectarnos e interactuar en la actualidad, han puesto en evidencia algo que estaba escondido entre líneas en las miles de historias de triunfo, victoria y éxito. Los que verdaderamente lo lograron, los que han alcanzado lo grande, lo han logrado porque no solamente deseaban para ellos, sino que su indicador de éxito era el impacto que sus sueños eran capaces de producir en otros, por tanto, ampliaron su aspiración del sueño al propósito.
El propósito siempre es más amplio, más viable y más emocionante que el sueño, entre otras cosas porque incluye además de la energía del soñador, las de aquellos que son beneficiarios de dicho logro. No es lo mismo, por ejemplo, construir un «buscador por Internet», que ser parte cotidiana del acceso global por parte de billones de personas de toda la información existente en el planeta en tiempo real. Quien trabaja para Google entiende que lo segundo termina siendo la pasión por lo que hace todo lo que hace diariamente. Quizá, en palabras del conductor de Fórmula 1 Lewis Hamilton «No quiero ser una leyenda de La Fórmula 1, sino una fuente de inspiración para todos aquellos que quieran convertir sus sueños en realidad». Y a la hora de plantearse la promesa original que eleve el alma, que de sentido al gigante esfuerzo del día a día y erize la piel de forma constante, la audiencia beneficiada, sus emociones y vivencias son de lo más importante. El propósito conecta La Vida con las vidas, conecta lo pequeño del individuo con la grandeza de lo colectivo y la humaniza.
Muéstrame un «Para qué» y te mostraré los «Cómo», lo demás será pasión aplicada.