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Descubre el impacto de las emociones personales en el rendimiento de los jugadores

La relación entre las emociones personales y el rendimiento deportivo resulta ser bastante compleja y multifacética. Las emociones, ya sean positivas o negativas, pueden tener un impacto significativo en la capacidad de un deportista para rendir al máximo. Los sentimientos de excitación, ansiedad, ira o incluso depresión pueden influir en la concentración, la toma de decisiones y la ejecución física de un deportista en el campo, la cancha o la pista.

La ciencia detrás de las emociones y el rendimiento 

A nivel fisiológico, las emociones desencadenan la liberación de neurotransmisores y hormonas específicas, la cuales suelen implicarse directamente en el estado físico del cuerpo. Las emociones positivas como la excitación, la felicidad y la confianza pueden generar mayores niveles de adrenalina, lo que aumenta la energía, la concentración y el rendimiento general. 

Por el contrario, las emociones negativas como el miedo, la ira y la incertidumbre pueden aumentar los niveles de cortisol, lo que provoca tensión muscular y perjudica el rendimiento. Estos cambios fisiológicos no solo afectan al cuerpo, sino también a la mente. Las emociones positivas activan la corteza prefrontal, lo que mejora la atención y la concentración, mientras que las emociones negativas pueden activar la amígdala, lo que provoca distracciones y dificulta la toma de decisiones. La propagación de las emociones entre los compañeros de equipo también puede influir en el rendimiento, ya que los estados de ánimo de los jugadores individuales pueden «repercutir» en todo el equipo.

Los efectos debilitantes de las emociones negativas

Por otro lado, las emociones negativas pueden tener un efecto mucho más perjudicial en el rendimiento de un deportista. Los sentimientos de ansiedad, miedo o dudas sobre uno mismo pueden provocar una pérdida de concentración, un aumento de la tensión muscular y una disminución de la confianza general. Esto puede dar lugar a una mala toma de decisiones, vacilación y una falta general de fluidez en los movimientos del deportista. En casos extremos, las emociones negativas pueden incluso provocar síntomas físicos, como náuseas o temblores, que perjudican aún más la capacidad del deportista para rendir al máximo.

La regulación emocional: una clave para el éxito

Reconocer el impacto de las emociones en el rendimiento deportivo es el primer paso, pero el verdadero desafío radica en aprender a gestionar y regular eficazmente esas emociones. Los deportistas de éxito suelen emplear diversas técnicas, como la visualización, la respiración profunda y las prácticas de atención plena, para ayudarles a mantener un estado de equilibrio emocional antes y durante la competición. 

En cuanto a los aficionados, estos también deben aprender a controlar sus emociones, sobre todo cuando su equipo o atleta vaya ganando o perdiendo. Esto se hace más evidente aún cuando se accede a una plataforma de apuestas digitales en vivo y se utilizan los populares bonos sin depósito apuestas deportivas, ya que estos, como es sabido, permiten hacer jugadas sin necesidad de usar dinero real. Esto puede fomentar las apuestas compulsivas, lo cual puede desencadenar la persecución de apuestas pérdidas. 

El papel de los sistemas de entrenamiento y apoyo

Los entrenadores y el personal de apoyo también desempeñan un papel crucial a la hora de ayudar a los deportistas a gestionar los aspectos emocionales de su deporte. Al brindar orientación, estímulo y estrategias para enfrentar el estrés y la ansiedad, los entrenadores pueden ayudar a sus atletas a desarrollar la resiliencia emocional necesaria para rendir al máximo, incluso en situaciones de alta presión.

Algunos ejemplos de regulación emocional exitosa en la historia del deporte

El «Flu Game» de Michael Jordan en las Finales de la NBA de 1997 

A pesar de sentirse enfermo con gripe, Jordan pudo regular sus emociones y síntomas físicos para llevar a los Chicago Bulls a una significativa victoria en el quinto partido sobre los Utah Jazz. Anotó 38 puntos a pesar de su estado de salud, demostrando así un notable control emocional bajo una inmensa presión.

El regreso de Serena Williams después de su polémica final del US Open de 2018. 

Después de ser penalizada con un juego por discutir con elárbitro, Williams pudo regular sus emociones y volver a centrarse en el partido, casi logrando la remontada para ganar el título. Su capacidad para gestionar su frustración y decepción le permitió casi lograr una remontada improbable.

La retirada de Simone Biles de los eventos de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Biles priorizó su salud mental al alejarse de la competición cuando sintió que no podía rendir de forma segura debido a la falta de conciencia del aire. Esto demostró madurez emocional y autorregulación frente a la intensa presión y las expectativas.

La actuación de LeBron James en el sexto partido de las finales de la NBA de 2012

Tras un pobre desempeño en el quinto partido, James pudo regular sus emociones y ofrecer un juego dominante de 45 puntos, 15 rebotes y 5 asistencias para forzar un séptimo partido, que los Miami Heat ganaron para quedarse con el campeonato. Su resiliencia frente a las críticas ejemplificó un fuerte control emocional.

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